Marc Bartra se sincera sobre el momento más duro de su vida y Melissa responde

Existen fechas que se quedan guardadas en la memoria de una persona de por vida: el día de su boda, el nacimiento de su hijo o la muerte de algún familiar; son solo algunos ejemplos. No obstante, hay quienes, por desgracia, tienen que vivir duros episodios que les marcan para siempre. Es el caso de Marc Bartra y la explosión que el 11 de abril de 2017 se produjo cerca del autobús del club de fútbol alemán Borussia Dortmund, en el que él viajaba.

Un atentado del que no hubo que lamentar víctimas, más allá de las heridas que el propio futbolista sufrió y por las que tuvo que ser intervenido de la muñeca. Dos explosiones asolaron el vehículo que transportaba a los jugadores. "Fueron todos de golpe", contaba el propio Bartra en una visita posterior a 'El hormiguero'. "Notaba que me colgaba la mano, no podía mover el brazo [...]. Traté de no dormirme por mi hija", aseguraba.

Ahora, cuando se cumplen 5 años de aquel terrible suceso que, por fortuna, quedó en una rotura de hueso que logró soldar en poco tiempo, Marc Bartra ha querido sincerarse con sus casi 8 millones de seguidores, sobre todo lo que sintió, publicando una profunda reflexión en sus redes sociales. "Hoy se cumplen 5 años de uno de los días más duros de mi vida y me apetece compartir una pequeña parte de un libro que está en proceso y que escribí hace un par de años junto a mi maestro y amigo Daniel Jáuregui", dice en el texto que acompaña al post.

En la publicación en cuestión, el jugador del Betis empieza destacando la importancia de estar preparado mentalmente para el deporte de alto rendimiento, más allá de otros aspectos como el físico, la alimentación o el descanso. "Ese entrenamiento mental fue clave para reponerse de algo absolutamente impensable para todos: el atentado que sufrió el Borussia Dortmund", recuerda pasando a explicar todo lo que vivió entonces.

"Sin dudas, ese fue el acontecimiento más duro de mi vida. No me refiero solamente al hecho concreto, a las bombas que explotaron alcanzando el bus en el que viajaba el equipo para jugar con el Mónaco, sino también a cómo fue mi vida en los siguientes meses". Marc cuenta que tanto sus compañeros como el cuerpo técnico quedaron impactados con aquello y tardaron mucho en salir del shock, aunque el peor parado de esta situación fue el español.

"La metralla de la explosión me dio directamente en la muñeca, destrozando los huesos; no quiero ni imaginar si hubiera ido unos centímetros más arriba al cuello o a la cabeza [...]. Recuerdo que la fisio del equipo me hizo un torniquete con la chaqueta del chándal para parar la hemorragia y ahí es cuando entré en pánico por el miedo que tenía de pensar que en cualquier momento podrían seguir cayendo explosivos o lo que fuera para terminar con nosotros. Nunca olvidaré la incertidumbre de pensar que, si me quedaba dormido, quizá no volvería a abrir nunca más los ojos", dice parte del emotivo relato del futbolista.

Marc cuenta que, durante aquellos momentos, de quien más se acordaba era de su hija y su ahora exmujer, Melissa Jiménez. Se sentía vulnerable, tenía mucho miedo y era incapaz de sacar nada positivo de este suceso, pese a que su filosofía de vida siempre había sido la de ver el lado bueno de las cosas. Por suerte, consiguió superarlo, gracias al inestimable apoyo de sus seres queridos y el objetivo de volver a estar en el terreno de juego cuanto antes.

Las reacciones a esta confesión no se han hecho esperar, y la primera que ha querido responderle ha sido su propia expareja. Melissa Jiménez, que durante aquella etapa fue su máximo apoyo, lo ha dicho todo con un comentario con el emoticono de un corazón. También le han escrito palabras de cariño compañeros como German Pezzella o Marc Muniesa o el exfutbolista Armando Lozano, que le dice: "Gracias por compartir. Estoy convencido de que nos servirá a muchos. Me apetece darte un abrazo fuerte".

Las conclusiones que Marc Bartra saca de todo lo vivido se basan en haber aprendido a valorar lo realmente importante. "Creo que no nos han regalado el tiempo suficiente como para malgastarlo; es realmente poco el tiempo que tenemos; de los miles de millones de años que tiene el universo nos regala solamente 80 o 90, a veces 30 años menos. Si ya es poco, ¿para qué desperdiciarlo? ¿Y si no lo vivimos ahora, cuando lo vamos a vivir?", zanja.

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