La herencia de Jesús Quintero: escasa en lo económico, pero rica en lo cultural

Uno de los grandes del periodismo de sociedad ha fallecido este lunes. El mítico Jesús Quintero nos ha dicho adiós a los 82 años de edad, tras una temporada en la que su salud se había visto tan afectada por un problema respiratorio que sus familiares decidieron ingresarlo en la residencia Nuestra Señora de los Remedios de Ubrique, tras haber sido operado de una patología cardiaca en el hospital Juan Ramón Jiménez de Huelva.

Sus últimos años no han sido tan idílicos como le hubiera gustado y parece que, a pesar de sus grandes éxitos profesionales, no supo administrar bien su fortuna y algunas malas decisiones le llevaron a tener que ir deshaciéndose de propiedades para solventar deudas. Pero ni con esas, pues su precaria situación económica se fue agravando cada vez más con el paso del tiempo.

Propiedades en venta

El periodista fue invirtiendo poco a poco en inmuebles: tenía una casa unifamiliar en San Juan del Puerto (Huelva), de donde era natural; otra en Zahara de los Atunes (Cádiz), y su joya de la corona, un antiguo palacete reconvertido en viviendas en el centro de Sevilla. Cuando comenzó a hablarse de su declive económico, en 2016, se supone que ya había vendido varias de las viviendas antes de tener que poner en venta el ático con vistas a la Giralda, en el que él mismo había estado viviendo, por 1,3 millones de euros.

Fue en aquel año en que se hizo pública una conversación suya con Luis Pineda, el expresidente de Ausbanc, en la que le pedía ayuda económica y reconocía estar sobrepasado por las deudas. Un momento duro que relató de manera muy franca cuando se le preguntó por ello. Quintero reconoció que nunca se le había dado bien gestionarse, que el dinero le quemaba en las manos y que sus inversiones al final siempre habían terminado en manos de otros. Y eso que no fueron pocas.

A principios de los 90 invirtió una millonada en Montpensier, un café que abrió en Sevilla comprando y reformando el antiguo Luna Park. Se trataba de un local con sala de conciertos instalada en el lujo y cuyo público objetivo era la gente pudiente. Funcionó durante unos años, pero acabó cerrando mucho antes de lo esperado. Después, ya en 2007 compró cine Pathé por tres millones de euros con la idea de reconvertirlo en teatro Quintero. Una década después fue desahuciado de este inmueble por impago.

Actividad empresarial

Para gestionar cada una de estas ideas que iba llevando a cabo el ‘loco de la colina’ tuvo dadas de alta diversas empresas. Restaurante Parque S.A., dedicada a la “gestión de espectáculos” y dada de baja en 2003; Radio América S.L., que estuvo dada de alta entre 1992 y 2006 y desde la que se administraba la emisora que tenía su estudio situado en el edificio de Sevilla propiedad del periodista; Productora de Televisión Babilonia S.L., dedicada a “actividades de producción cinematográfica, de vídeo y de programas de televisión”, una sociedad que se constituyó en 1987 y que a día de hoy sigue activa tras una reapertura de hoja registral en 2021. Y por último Café de la Luna S.L., que dio de alta en 1995 y que de la misma forma que sus otros negocios, terminó yéndose a pique.

Pero lejos de lo que pueda parecer, atendiendo al Registro Mercantil, Jesús Quintero fue un periodista que creó escuela, cuyas entrevistas se convirtieron en referente y en cuyas manos se pusieron grandísimos profesionales de todos los ámbitos, sobre todo artísticos, para abrirse en canal y dejar sus confesiones más íntimas. ‘El perro verde’, ‘Cuerda de presos’, ‘Ratones coloraos’ y, sobre todo, ‘El loco de la colina’ fueron sus grandes escenarios, los proyectos que le consagraron como estrella de lo suyo.

Hasta en los últimos años, en los que vivió su enfermedad con toda la discreción de la que fue capaz, su cabeza estuvo maquinando ideas y nuevos retos, pues si algo le gustaba era su trabajo. De hecho, se ha ido con un proyecto a medias, el de la Fundación Jesús Quintero. Él mismo la formó para reunir todo su trabajo en un gran archivo con el fin de convertirse, según sus propias palabras, en un “centro cultural de referencia”. Puso a disposición de esta aventura incluso los muebles del que un día fue su estudio de radio, y tenía en mente volver a ponerse ante el micro, en formato pódcast, en un nuevo programa de entrevistas. Si algo supo hacer Quintero fue adaptarse a los nuevos tiempos, siempre pendiente de que la vejez no le alcanzara y de verse joven y guapo ante las cámaras, pues nunca jamás ocultó que le gustaba ser el centro de atención.

Habría estado orgulloso de ver cuántos profesionales lloran su pérdida y cómo se ensalza su figura. Si algo es evidente, es que tenía a su lado mucha gente que le quería. Personajes conocidos y sobre todo familia íntima, dos exmujeres (Ángeles Urrutia y Joana Bonet), dos hijas (Andrea y Lola) y María, la pedagoga con la que ha compartido la última etapa de su vida. A todas les deja un gran legado, pero no una gran herencia en términos económicos, pues poco queda más allá de la casa de su Huelva natal.