La reaparición de Sofía Palazuelo en Sevilla marca la Semana Santa de los Alba

Han pasado casi tres meses desde que conociéramos que los duques de Huéscar habían dado la bienvenida a su segunda hija. Unos días después, la pareja presentaba a la niña, de nombre Sofía, a la prensa en la puerta de la Clínica del Rosario de Madrid, donde había nacido. Y desde entonces, poco o nada se ha sabido de la esposa de Fernando Fitz-James, que se ha dedicado en cuerpo y alma a sus hijas en estos primeros meses como madre de dos. Pero este jueves, la reaparición de Sofía Palazuelo en Sevilla marcaba la Semana Santa de los Alba, quienes viven con profundo fervor estos días, especialmente la llamada 'madrugá' de la capital andaluza.

Era costumbre que fuera la fallecida duquesa de Alba quien hiciera la tradicional llamada al Cristo de los Gitanos a su paso por el palacio de Dueñas, la residencia de la familia en Sevilla. Tras su muerte, tomó el testigo su hijo Carlos, heredero del título y del patrimonio familiar. Pero este jueves, ante su llamativa ausencia -de la que hasta este momento desconocemos los motivos- fue su hijo mayor el encargado de hacer la llamada, con gran parte de su familia paterna como testigo, incluyendo a sus tíos Eugenia y Fernando o su primo Jacobo, acompañado de su mujer.

Por supuesto, no faltó la atenta mirada de Sofía Palazuelo, que salió del palacio de Dueñas el tiempo justo para presenciar el esperado momento, que todos los Alba vivieron con profunda emoción, como cada año. Pudimos ver a Eugenia Martínez de Irujo y su hija Cayetana -también acompañada de su novio, Manuel Vega-, abrazadas y mirando la imagen del cristo con fervor, a Fernando Martínez de Irujo compartiendo impresiones con Genoveva Casanova o a Jacobo, el hijo del conde de Siruela con su esposa, Asela, fieles acompañantes de la duquesa de Huéscar durante la madrugada del Viernes Santo, uno de los momentos grandes para los sevillanos.

Sofía Palazuelo iba completamente vestida de negro, un color que también eligió el resto de la familia. En su caso, combinó pantalones y blusa, abrigándose con una chaqueta negra de paño con brocados en cuello y mangas. La nota de color la ponía el calzado, ya que lució unas bailarinas de terciopelo en color burdeos con correa en el empeine. Un atuendo más que discreto para esta reaparición en público tan esperada, tres meses después de dar a luz a su segunda hija y en la que la vimos absolutamente relajada y más que recuperada.

Pero, como decíamos, sí hubo alguna que otra ausencia significativa, especialmente por lo que supone el Cristo de los Gitanos para toda la familia de Alba y lo que suponía para la recordada duquesa. Una de esas ausencias es la del ya mencionado actual duque de Alba, que suele ser incondicional de la cita. Otra, la de su hermano Cayetano, más llamativa aún, puesto que sí había disfrutado de la mañana del Jueves Santo recorriendo Sevilla y sus iglesias, con parada obligatoria en el santuario de los Gitanos, donde reposan las cenizas de la duquesa, puesto que el templo pudo ser reconstruido gracias a su ayuda y contribución.

Una visita que Cayetano hacía, además, junto a su actual pareja, Bárbara Mirjan, su exmujer, Genoveva Casanova, y sus dos hijos, Luis y Amina, y que resultaba muy especial, puesto que recibía numerosas felicitaciones por su 60º cumpleaños, que celebraba dos días antes. Pero ya por la noche, ni él ni su pareja ni sus dos hijos asistieron a la parada del Cristo de los Gitanos en el palacio de Dueñas, siendo Genoveva la única que disfrutó de la 'madrugá' con los Alba, con los que sigue teniendo una estupenda relación.