La traumática boda de Pocholo Martínez-Bordiú con Sonsoles, hija de Suárez
Pocholo y Sonsoles representaban dos mundos antagónicos y que se odiaban entre sí, pero que el destino unió durante un tiempo por amor
Pocholo Martínez-Bordiú aparece y desparece como las estaciones. Ahora ha vuelto a ser protagonista estelar como invitado en el programa ‘Mi casa es la tuya’, de Bertín Osborne. El personaje no tiene filtro y por eso gustan sus intervenciones, que nunca defraudan. Se sabe cómo empiezan pero no cómo se van a desarrollar y menos aún los titulares que va a ofrecer. Pocholo no marca tiempos y cuenta las cosas como le van saliendo.
Forman parte del imaginario televisivo algunas de sus apariciones en ‘Supervivientes’ o en el reality ‘Hotel Glam’. Si la frase “que te calles, Karmele”, dirigida por Jesús Mariñas a su colega de 'Tómbola', se convirtió en un dicho recurrente, con el “¿dónde está mi mochila?” de Pocholo sucedió lo mismo. Han pasado años y aún no es del dominio público quién se la escondió y menos aún quién rompió una de las asas. El día de Bertín tampoco quiso poner nombre y apellido. “No soy un chivato”, dijo. Y ahí quedó la historia.
Sí hubo un tiempo para recordar su boda con Sonsoles, hija del que fuera el primer presidente de la de democracia. Dos mundos antagónicos y que se odiaban entre sí, pero que el destino unió durante un tiempo por amor. Sonsoles y Pocholo reunían en sus familias la guerra Montescos y Capuletos en versión patria. Por un lado, los apellidos Martínez-Bordiú Franco, y por el otro, el de Suárez, que iba unido a la legalización del Partido Comunista, al desalojo del congreso de los representantes de la dictadura y a desmontar los cuarenta años anteriores.
Pocholo era sobrino del marqués de Villaverde, casado con Carmen Franco. Sonsoles, ya lo hemos dicho, hija de un hombre al que finalmente, cuando murió, se le rindieron honores en el Congreso de los Diputados y después en el funeral, al que acudiría el rey Felipe y las fuerzas vivas.
El 12 de septiembre de 1992, que fue la fecha de la boda, no había reconciliación de ningún tipo más allá de lo que suponía mantener las formas públicas ante la prensa que se desplazó hasta el Monasterio de Piedra, en Zaragoza. Las privadas no cambiaron, salvo cuando los novios estaban presentes por aquello de no echar más leña al fuego.
La madre de Pocholo, Clotilde Basso Roviralta, casada con José María Martínez-Bordiú, barón de Gotor, no entendía cómo sus cuñados Cristóbal y Carmen no acudían a la boda. Un feo que no tenía excusas. Por parte de la familia de Sonsoles, tanto la madre, Amparo Illana, como el resto de hermanos, sobrinos y amigos, solo querían que ese matrimonio saliera adelante.
En la pedida de mano previa a la boda, que se celebró en el chalet de La Florida donde vivían Adolfo Suárez y su mujer (que ya eran duques), se marcaron las pautas del que sería un enlace con portadas en las revistas sociales y también las de información general.
La revista ‘Tiempo’ titulaba: “La traumática boda de la hija del duque. Suárez entre en el clan de los Franco”. Y añadía disputas y tensiones en el enlace Suárez- Martínez-Bordiú. En el reportaje se analizaba desde cuando la pareja coincidió en la discoteca Pachá un año antes, cada uno con novio respectivo.
Fue amor a primera vista o eso se dijo. Lo dejaron todo y no volvieron a separarse. Fue un auténtico flechazo. Una vez que se hizo público, los chascarrillos no se hicieron esperar y los más suaves relacionaban la boda con el partido del padrino. “Esto va a acabar como UCD”, y efectivamente tuvo muy poco recorrido. Los peores comentarios se los llevaba Suárez, del que decían “el traidor convertido en duque y ahora en familia del generalísimo”. Aludían a su trayectoria como gobernador civil de Segovia, director general de RTVE y ministro general del Movimiento.
Pepe Oneto, director del semanario, escribía coincidiendo con la boda: “Ni aquellos ministros de Franco ni los familiares políticos del anterior Jefe del Estado pudieron perdonar lo que aquel joven (Suárez) hizo a partir del 3 de julio de 1976”. Una fecha en la que el niño Pocholo y la bebé Sonsoles no podían imaginar que sus destinos se unirían en 1992.
La pareja quiso negociar la exclusiva de la boda, pero el duque se opuso y se ofreció a entregarles una cantidad parecida. Finalmente fue la agencia EFE la que distribuyó las imágenes un día después.
Y por fin llegó el gran día en el Monasterio de Piedra, con apellidos del franquismo, de la democracia, de la nobleza y de lo que hoy se denomina el postureo y en aquellos años 'los cachorros de la jet'.
Años después, Pocholo, a través de Bertín, ha vuelto a rememorar esa boda donde no se consiguió un acercamiento entre muchos de los invitados.
Pocholo Martínez-Bordiú aparece y desparece como las estaciones. Ahora ha vuelto a ser protagonista estelar como invitado en el programa ‘Mi casa es la tuya’, de Bertín Osborne. El personaje no tiene filtro y por eso gustan sus intervenciones, que nunca defraudan. Se sabe cómo empiezan pero no cómo se van a desarrollar y menos aún los titulares que va a ofrecer. Pocholo no marca tiempos y cuenta las cosas como le van saliendo.
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