Primicia | El bodón aristocrático de los Cotoner este fin de semana en La Escorzonera

Este fin de semana ha tenido lugar una boda aristocrática en el corazón de Madrid. Tatiana Díez de Rivera Cotoner, condesa de Santafé desde abril de 2022 (por cesión de su padre) y descendiente de dos grandes sagas de títulos nobiliarios, ha contraído matrimonio en una emotiva ceremonia religiosa con Jaime Rodríguez-Toubes Goicoerrotea. Ambos son hijos y nietos de marqueses y su boda ha congregado a gran parte de la alta sociedad española en una de las fincas de Madrid más ligadas a la familia real, El Chaparral.

La novia, radiante y sonriente, llegó puntual, a las 17:30 como estaba previsto, del brazo de su padre a la Real Basílica Pontificia de San Miguel, junto al Palacio Arzobispal, en el corazón de la zona conocida como el Madrid de los Austrias. Un monumento magnífico que fue testigo de esta unión que no quisieron perderse ninguna de las dos familias.

Tatiana, actualmente consultora en una de las Big Four, es hija de Alfonso Díez de Rivera y de Elzaburu, marqués de Huétor de Santillán y actual presidente de Elzaburu, el bufete familiar fundado hace más de 150 años y que presume de ser uno de los más importantes de España en la gestión de propiedad intelectual e industrial. Su madre, uno de los rostros más conocidos de los círculos de la alta sociedad madrileña, es Olimpia Cotoner, descendiente de una de las familias más afamadas de la capital. Es marquesa de Villamayor de las Iviernas y su familia es la propietaria de La Escorzonera, donde se ubica El Chaparral.

Por su parte, el novio también proviene de una larga saga de apellidos aristocráticos y títulos nobiliarios. Ingeniero de profesión, Jaime es hijo del almirante de Estado Mayor Jaime Rodríguez-Toubes Núñez, Gran Cruz de la Orden del Mérito Naval y actualmente director del Instituto Español de Estudios Estratégicos del Ministerio de Defensa. Su madre es la condesa de Torata, María Dolores Goicoerrotea Sarri.

La madrina también ostenta los títulos de marquesa de San Feliz y de Goicorrotea (desde 2008), condesa de Villarín y dama de la Legión de Honor en Francia. La vinculación de su familia con la familia real también se remonta varias generaciones atrás. Su padre, marqués de Valdeterrazo y general de Artillería, fue gentilhombre de su majestad el rey don Alfonso XIII y su madre, dama de sus majestades las reinas María Cristina y Victoria Eugenia de Battenberg.

Familiares y amigos, vestidos con sus mejores galas, esperaron ansiosos desde las primeras filas de bancos la llegada de los novios. Jaime llegó del brazo de su madre y poco después lo hizo la novia vestida con un elegante diseño de corte clásico con escote barco, cuerpo de encaje y larga cola de Lorenzo Caprile. Velada (como manda la tradición) y con una imponente tiara coronando su melena castaña, cogida del brazo de su padre caminó firme y sonriente hacia el altar. Un momento que varios invitados recogieron con las cámaras de sus móviles y compartieron en sus redes sociales.

Finalizada la ceremonia, todos los invitados se desplazaron hasta El Chaparral, en La Escorzonera, a donde llegaron en autobuses desde la iglesia pasadas las 19:30 h. Situada entre el Monte del Pilar (Majadahonda) y Pozuelo, está ubicada a solo 15 kilómetros de Madrid y se encuentra en un enclave natural de más de 800 hectáreas que durante años fueron el cazadero real de Felipe II antes de que pasara a manos privadas alrededor de 1854.

Desde hace décadas es propiedad de la familia Cotoner. Nicolás Cotoner, además de aristócrata y militar de carrera, fue jefe de la Casa de Su Majestad el Rey Juan Carlos I, desde 1975 a 1990, convirtiéndose durante esos años en su persona de confianza para todo. Una relación que trascendió de padres a hijos tejiendo un vínculo vigente hasta nuestros días. Hace unos años, Victoria Federica de Marichalar escogió esta finca para celebrar su mayoría de edad en un evento que reunió a lo más granado de su generación.

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Paloma Barrientos

Al frente de la gestión de la finca están los hijos del amigo de su abuelo, que desde hace años explotan la residencia principal y los jardines colindantes para la celebración de bodas y grandes fiestas. Tras la concesión de estos permisos estuvo otra aristócrata: Esperanza Aguirre.

Marta, la mayor, es condesa de Coruña. Viuda del empresario automovilístico Valeriano Barreiros, es una de las mejores amigas de la reina Sofía y habitual en sus planes y viajes. El actual marqués de Mondéjar (título que ostentaba su padre) está casado en segundas nupcias con otra descendiente de una de las grandes sagas de apellidos patrias: María Vega-Penichet (también emparentados con los Domecq, los Cortina y los García Obregón, entre otros).

Entre los hermanos, también destaca Nicolás, heredero del nombre de su padre. Marqués de Ariany, está casado con Carmen Macaya, prima de la conocidísima Cristina Macaya. Los dos pequeños han entroncado con los Corsini (hermanos a su vez). María, condesa de La Gomera, está casada con Miguel Corsini, el que fuera presidente de Renfe durante el Gobierno de José María Aznar, y José Luis, marqués de Bélgida, con Margarita Corsini.

El catering fue servido por Ciboulette, una de las empresas más famosas entre la jet y favorita para algunas grandes familias, como la encabezada por el duque de Alba. Este catering siempre sirve en sus grandes eventos. De hecho, fue el elegido para las bodas de los duques de Huéscar y los condes de Osorno en el palacio de Liria. Las flores, como suele ser habitual en esta finca, corrieron a cargo de Aquilea, otro gran proveedor de las bodas de la alta sociedad.

La fiesta, que se alargó hasta altas horas de la madrugada, fue animada por Dándote Ritmo, que bajo un decorado con bolas de discoteca plateadas y luces de todos los colores ambientaron una noche mágica para los novios y los invitados, que no abandonaron la pista de baile ni un minuto.

Una boda por todo lo alto en la que no faltaron apellidos de renombre y que cumplió con todas las tradiciones esperadas en un enlace de la alta sociedad como este.