Isabel Preysler y su hija Ana Boyer abandonan la gestión de sus cremas

Estamos a horas de que se celebre la gran final de ‘Bake Off: famosos al horno’ en TVE. Alba Carrillo, Ana Boyer, Blas Cantó y Rocío Carrasco son los cuatro finalistas que aspiran a alzarse con el título de mejor pastelero o pastelera vip de España. Para ello, deberán superar tres desafíos preparados por Paco Roncero, Eva Arguiñano y Damián Betular, con Paula Vázquez como maestra de ceremonias. Muchas quinielas apuntan a que la gran vencedora podría ser Ana Boyer, la benjamina de Isabel Preysler y el superministro Miguel Boyer.

Que Boyer, estudiante brillante de Derecho y Administración y Dirección de Empresas en Icade y luego consultora en firmas internacionales, terminara dedicándose a la pastelería en la televisión no lo vimos venir. “Sí, soy la más empollona de la casa. Bueno, en realidad soy la única, porque mis hermanos han escogido otros caminos. Me interesa el mundo de la consultoría estratégica. Trabajaré en un banco de inversión y haré una rotación en varias empresas, pero no quiero dar nombres porque no les gusta”. Ana hablaba así hace años de su futuro profesional, que hasta que conoció a Fernando Verdasco había incluido una completa formación entre San Diego (Estados Unidos), Nueva York, Sâo Paulo y Madrid. Pero el tenista se cruzó en su camino (y los horarios infernales de la consultoría) y decidió cambiar de rumbo.

Boyer, que hasta ahora era el miembro más desconocido del clan Preysler, se ha revelado en 'Bake Off' como una pastelera solvente y un personaje televisivo con mucho potencial. La benjamina de Isabel Preysler sigue siendo, sin embargo, la que más y mejor sabe de números en su casa. Por eso, cuando Preysler decidió encapsular el secreto de su eterna juventud y venderlo a través de su propia marca de cosméticos, My Cream, confió en su hija Ana Boyer para que administrara todo lo que tuviera que ver con la parte empresarial del asunto.

La aventura comenzó en 2014 y, a pesar de tener todo a favor, lo cierto es que no tuvieron suerte en el mercado. Diez años más tarde han decidido ceder la gestión de la empresa (y la web) a una empresaria de Calatayud dedicada también al mundo de la perfumería y la cosmética.

"Empecé desde muy joven a cuidar mi piel con el objetivo de mantenerla luminosa, hidratada y firme el máximo tiempo posible. Siempre vi a mi madre y a sus amigas cuidándose mucho, dedicándole horas, y aquello hizo que naciese mi curiosidad por la cosmética y todo lo relacionado con el mundo de la belleza. A medida que pasaban los años observé cómo el cuidado de la piel estaba muy unido a un estilo de vida sano en general, que no sólo mejoraba mi imagen exterior, sino que me hacía sentir bien en todos los aspectos. He probado cientos de productos a lo largo de los años intentando encontrar aquel que reuniese todo lo que yo buscaba, y ante las dificultades de conseguirlo, investigué la posibilidad de mis propias creaciones”.

Acompañado de una foto de una espléndida Isabel Preysler, este texto sigue siendo la carta de presentación de My Cream, la línea cosmética de Preysler y Boyer, compuesta por tres productos que no superan los 50 euros: un sérum, un contorno de ojos y una crema hidratante (de día y de noche).

El marketing de My Cream iba mucho más allá de la fórmula de sus cosméticos, con activos fundamentales como la vitamina C, el ácido hialurónico o las células madre de argán, todos ellos ingredientes de sobra conocidos por la cosmética. La mejor garantía de My Cream era la propia Isabel Preysler, la mujer por la que mejor ha pasado el tiempo ante el ojo público, sin arrugas, sin manchas y sin esa sensación de descolgamiento que en otros rostros tanto envejece. La filipina ya dio varias pautas de cómo se cuida en su reality de estas Navidades, un cóctel que incluye una alimentación muy sana, algún retoque estético y, evidentemente, una cuidada rutina cosmética.

My Cream fue lanzada a principios de 2015, siendo Ana Boyer la que figuraba como administradora única de la sociedad Jacaranda Cosmética SL -a la que pertenece My Cream- en el Registro Mercantil. En 2020 intentaron relanzarla brevemente, pero no tuvieron suerte. La sociedad acaba de actualizar cuentas tras años sin hacerlo y ha revelado que desde hace tiempo las cosas no marchaban bien económicamente. La última vez que se reunieron las socias (Isabel Preysler es la dueña del 80% de la sociedad, mientras que su hija Ana Boyer posee el 20% restante), en junio de 2023, fue para certificar su mal estado financiero.

Según los datos a los que ha tenido acceso Vanitatis, en el año 2021 la sociedad solo logró facturar 690 euros. En el último ejercicio ya acumulaba un patrimonio negativo superior a los 100.000 euros, por lo que habían entrado en causa de disolución. Ahora, una información disponible en el aviso legal de la web www.isabelpreysler.com revela qué ha pasado exactamente con My Cream: "La antedicha mercantil ha suscrito mandato mercantil de venta a favor de Doña Consuelo Pablo Galindo, con domicilio en Calatayud (Zaragoza). En atención a dicho mandato, será la mandataria quien comercializará y concluirá, en su caso, las operaciones de venta que llegaran a acordarse".

"Se externaliza"

Según fuentes cercanas a Isabel Preysler, ni se ha vendido Jacaranda Cosmética, ni se ha vendido la marca My Cream Isabel Preysler. "Lo que se ha hecho es externalizar en un tercero la comercialización y venta de las cremas", explican. Por su parte, puestos en contacto con la empresaria zaragozana que ahora se encargará de comercializar los tres productos, ha preferido remitirnos "a Isabel, ella es quien mejor os lo puede contar".

Isabel Preysler no es la única 'celebrity' que se ha introducido en el mundo de la cosmética. También lo hicieron en su día Mila Ximénez, Salma Hayek, Cindy Crawford o Gwyneth Paltrow. Millie Bobby Brown triunfa con su marca de cosmética entre las nuevas generaciones, así como Selena Gomez, Kylie Jenner o la imbatible Jennifer Lopez.