Los Goya de la mala follá granadina, la sombra de Karla Sofía Gascón, el 'bienvenido, Mr. Gere' y el empate final
'La infiltrada' y 'El 47' ganaron por empate en una ceremonia con sabor granadino y unas presentadoras algo ausentes
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La 'mala follá' es un clásico en Granada que quizá no le suene al resto del país. La expresión es una forma de definir a los granadinos, su supuesta hosquedad en ocasiones, su carácter particular y esa forma de ser y de vivir que no se parece a la de los otros andaluces. En la ceremonia número 39 de los premios Goya, celebrada en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Granada, la única mala (buena) follá que hubo fue la de las docenas de referencias a la ciudad de Lorca. Hubo arranque flamenco de mano de los Morente y hubo un vídeo que recordaba los logros de Manuel de Falla, la valentía de Mariana Pineda o el rock de Miguel Ríos. Con él, precisamente, comenzó la ceremonia. El cantante del 'Himno a la alegría' estuvo acompañado, en esa apertura musical, de los protagonistas de 'Segundo premio', que no por casualidad es un retrato de otro grupo de factura cien por cien granadina, Los Planetas, de Luis Tosar o de otros nominados.
Tampoco hubo mala follá cuando Melody repitió su 'Esa Diva' ante cada cámara y medio (hubo quien insinuó que había mejores formas de tortura, ya que hasta ella se acabó cansando) o en las respuestas de la alfombra roja pese a que preguntábamos una y otra vez lo mismo: "¿Qué te parece lo que ha ocurrido con Karla Sofía Gascón?". La 'cancelación' de la actriz de 'Emilia Pérez', tema vertebral de la semana, del mes, y probablemente del año, hizo que muchos actores, actrices y personalidades del cine se posicionasen ante nuestros micrófonos. "Ni tanto ni tan calvo", nos decía Emma Vilarasau, nominada a mejor actriz principal por 'Casa en Llamas', que hablaba de cómo se elevó a los altares a la protagonista de 'Emilia Pérez' para luego machacarla por la publicación de unos tuits pasados y "nadie lo niega, muy desafortunados". Los mismos que apuntaba Malena Alterio, también contraria a la cultura de la cancelación. Con el jaleo y la bulla (así llaman a la prisa en la ciudad de los piononos), la Belén de 'Aquí no hay quien viva' todavía no había podido felicitar a su amiga Aitana Sánchez Gijón, receptora del Goya de honor de este año.
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La mayoría de nuestro cine, desde Natalia de Molina ("ojalá esto sirviera para ver de una vez los dañinas que son las redes ") a Patrick Criado o Marta Nieto, encontraban algo despiadado lo que le ha ocurrido a la protagonista de 'Emilia Pérez'. Criticaban sus punibles tuits, pero también se abochornaban por el "linchamiento" posterior contra ella. "Deberíamos estar hablando de una actriz trans nominada al Oscar en vez de esto", repetía Criado, uno de los actores de esa 'Virgen Roja' que ha puesto en el mapa a Hildegart Rodríguez y a su historia real de emancipación femenina y maternidad asfixiante durante la República. "Cuanto mayor es el error, más necesitamos el perdón", dijo C. Tangana al recoger el premio a mejor película documental. Otra clara referencia a Gascón. "Ante el odio y el escarnio, más cine y más cultura", defendieron los distribuidores de 'Emilia Pérez' cuando se llevó el premio a la mejor película europea.
Minutos antes, nos decía Marta Nieto que de las alfombras rojas salen proyectos; que a veces hacen las veces de "boda" en la que uno ve a viejos amigos o conoce a otros nuevos. Y de paso, se acuerda alguna serie, alguna película, algún contrato futuro. Natalia de Molina, felicísima por estar en el sitio en el que creció y por la nominación de su hermana Celia (gracias al cortometraje 'Cuarentena') nos recordó cómo un encuentro con Isabel Coixet en unos Goya pasados la llevó a ser la protagonista de 'Elisa y Marcela'.
Más allá de 'Emilia Pérez' y los tuits incendiarios, los momentos previos a la gala fueron un dechado de espontaneidad, nervios y prisas. Algún invitado dijo que esta había sido la alfombra y la gala que más les había emocionado. Nos gustó el afectuoso encuentro entre Belén Rueda y Emilio Gutiérrez Caba que captaron nuestras cámaras y que reproducimos a lo largo de este texto. Nos gustaron las bonitas las palabras que Aitana Sánchez Gijón nos dijo sobre Richard Gere. Un mantra que repitió cuando recogió el Goya de honor ("le habéis dado un Goya al amor de mi vida") cuando también recordó su vinculación a Granada, cuando era una jovencita que comenzó su carrera con la adaptación de un texto de Lorca. "A mis hijos, Teo y Bruna, la luz de mi vida", concluyó mientras esos hijos y su madre, Fiorella, derramaban lágrimas entre el público.
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Las mismas lágrimas de felicidad que mostró Salva Reina al recoger el premio al mejor actor de reparto por la sensible 'El 47', ofreciéndoselo a Kira Miró, espectadora y pareja orgullosa de su chico. El canario criado en Pizarra (Málaga) no fue el único que dedicó premio a su pareja. También lo hizo Pepe Lorente al subir a por el galardón a actor revelación por la extraordinaria 'La estrella azul', en la que revive la memoria del músico Mauricio Aznar. "Somos peregrinos de un sueño lejano y bello", acabó diciendo mientras a su chica se le caía la baba desde la platea.
Porque de parejas también fue la cosa: además de un vídeo dedicado al amor, Leonor Watling, copresentadora algo ausente (como su partenaire, Maribel Verdú) de la gala, se acercó a su chico, el músico Jorge Drexler, sentado entre el público, para preguntarle con quién había dejado a los niños. Una nota de humor en una ceremonia que quizá pecó de excesiva solemnidad. Hasta los protagonistas de 'Mar adentro' y su director, Alejandro Amenábar, que reivindicaron el derecho a morir dignamente, lo hicieron desde una seriedad apabullante. Su discurso, por cierto, tiene que ver con lo que hemos visto este año en cintas como 'La habitación de al lado' o 'Los destellos'.
Pero si hay algo que esperaban Granada y los Goya era el premio al 'Oficial y Caballero', al salvador de aquella 'Pretty Woman' que se prostituía en las calles de Hollywood. Una vecina nos narraba, entre la ironía y el fervor de 'groupie' de toda la vida, que había visto a Richard Gere por el centro. "Dos días antes, saliendo de la zona de Ganivet. Estaba comiendo allí", describía emocionada. Y, desde luego, el brillo de la estrella sobre el escenario demostró por qué es una de esos intérpretes que llegan a (casi) todo el mundo. En su 'speech', el protagonista de 'Chicago' no olvidó que, por obra y gracia de su Alejandra Silva, ahora vive en La Moraleja, y que España es, por tanto, su país. "This is my home now", resaltó, además de recordar que en Estados Unidos ahora gobierna un presidente "que es un abusón".
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Aunque menos reivindicativa que otras galas, la militancia sí estuvo presente en los discursos de Eduard Fernández (mejor actor cantado por 'Marco'), que aseguró que "el peligro del fascismo o de un saludo ambiguo" nos deben atemorizar. "Respeto y amor todo el rato", dijo Carolina Yuste, premiada por 'La infiltrada' que aprovechó para revindicar la "vivienda digna" para todo el mundo.
Unas horas antes, en la alfombra roja, le preguntamos al equipo de 'Segundo Premio' si la coincidencia de que los Goya tuviesen lugar en Granada sería un talismán para la cinta que, como decíamos, habla de un grupo y de una cultura musical oriundos de la ciudad de la Alhambra. Efectivamente, así fue. "Muchas gracias a la banda de 'Segundo Premio' (...) En el cine como en la música, siempre hay un acto de fe", dijo Pol Rodríguez, codirector de 'Segundo Premio' al recoger un galardón compartido con el ausente Isaki Lacuesta. Pero la verdadera sorpresa fue el premio ex aequo para la mejor película: 'La infiltrada' y 'El 47' se acabaron llevando el Goya. Un empate y un hecho insólito en los premios que solo podía ocurrir en un lugar como Granada. Como decían los de 'Segundo Premio', en "la única ciudad con nombre de bomba".
La 'mala follá' es un clásico en Granada que quizá no le suene al resto del país. La expresión es una forma de definir a los granadinos, su supuesta hosquedad en ocasiones, su carácter particular y esa forma de ser y de vivir que no se parece a la de los otros andaluces. En la ceremonia número 39 de los premios Goya, celebrada en el Palacio de Congresos y Exposiciones de Granada, la única mala (buena) follá que hubo fue la de las docenas de referencias a la ciudad de Lorca. Hubo arranque flamenco de mano de los Morente y hubo un vídeo que recordaba los logros de Manuel de Falla, la valentía de Mariana Pineda o el rock de Miguel Ríos. Con él, precisamente, comenzó la ceremonia. El cantante del 'Himno a la alegría' estuvo acompañado, en esa apertura musical, de los protagonistas de 'Segundo premio', que no por casualidad es un retrato de otro grupo de factura cien por cien granadina, Los Planetas, de Luis Tosar o de otros nominados.