El ex marido de Patricia Rato huye a África

Si la ruptura matrimonial de Espartaco y Patricia Rato fue una sorpresa, más aún lo es la evolución de la separación. Y no por el hecho en sí, que aunque triste es una situación común para muchas parejas, sino por la reacción del torero, que hasta ahora ha escurrido el bulto.

Una cosa es no querer convertir esta situación personal y triste en un circo mediático y otra muy diferente que sea Patricia la que tenga que dar la cara, que lo está haciendo, precisamente por el respeto que tiene hacia los reporteros de calle.

La educación prima sobre la tristeza. Hasta ahora no ha tenido ni una mala palabra ni un mal gesto, y eso que para ella resulta una situación muy complicada porque la mayoría de las veces está acompañada de sus hijas. Al margen de que haya sido el torero el que diera por finiquitado su matrimonio, no hay que olvidar que quien lleva aparejada la fama es él. Por mucho que le incomode debería -como dicen las amistades comunes- dar ciertas explicaciones. A no ser que sea precisamente el nuevo entorno del torero al que le interesa que se filtren determinadas informaciones sobre esta nueva relación amorosa que, dicen, ha trastocado la forma de ser de Espartaco.

Por ejemplo esos mismos amigos no se explican cómo no ha salido al paso de los comentarios que hace un par de semanas se hacían sobre la amistad de su hija de dieciocho años recién cumplidos con Francisco Rivera. Habría sido lo justo y por varias razones. Por la amistad que le une al torero, por compartir la misma profesión y principalmente por su hija.

Es más, ahora, tras la emisión de una imágenes donde se ve a la que dicen es su actual pareja, Macarena Bazán, entrando en un portal y más tarde al torero, Espartaco ha vuelto a poner tierra por medio. Se ha marchado con un grupo de amigos de safari a África sin dejar solucionado su tema personal. 

Según afirma la revista que dirige Javier Huertas, la semana pasada debería haber ratificado la demanda de separación con los acuerdos previos en el juzgado de familia de Sevilla. Pero no lo hizo. Según ha podido saber Vanitatis, el convenio regular de mutuo acuerdo resultaba muy favorable al torero teniendo en cuenta que Espartaco es hoy un hombre con una posición económica muy elevada. Ha ganado muchísimo dinero y lo ha sabido invertir muy bien. Por eso los que conocen la situación no entienden cómo no ha ratificado en sede judicial un convenio que sí estaba rubricado ante los letrados respectivos.

De ser ciertas determinadas informaciones, el torero ha preferido ir a un contencioso porque quiere dar la pensión mínima. La situación es complicada para Patricia Rato. Aunque es una mujer fuerte, y así lo está demostrando dando la cara, no imaginaba que el tema económico enturbiara finalmente la relación con el padre de sus hijos.

No presentarse en el juzgado ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de su ex mujer. No había razones para enfrentarse legalmente a la que durante veinte años ha compartido un proyecto común. Cuando vuelva de Africa, Espartaco deberá reunirse con Patricia para decidir cómo y cuándo organizan la primera comunión del hijo pequeño. Estaba previsto que se celebrara en la finca, como se hizo con las de las niñas, pero parece que hay cambio de planes. Las amistades comunes no entienden el cambio radical de Espartaco que parece quiere romper con todo lo anterior. Y quizá la parte más dura se la estén llevando las hijas que ya son mayores para darse cuenta de lo que sucede en la familia.

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