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Chayo Mohedano en su boda: "Me he casado para toda la vida"
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Chayo Mohedano en su boda: "Me he casado para toda la vida"

“Rocío sería feliz al vernos a todos juntos y en buena armonía”, explicaba Gloria Mohedano resumiendo con esta simple frase la situación familiar en uno

“Rocío sería feliz al vernos a todos juntos y en buena armonía”, explicaba Gloria Mohedano resumiendo con esta simple frase la situación familiar en uno de los días más felices de la vida de su sobrina Chayo.

La boda reunió en Yerbabuena a todas las ramas del que fuera clan Jurado que durante algún tiempo mantuvieron desencuentros más o menos duraderos. Por un lado Rocío con sus hijos y Fidel Albiac, por otro los Mohedano y su descendencia.

Todos ellos encantados como debe ser en un día nupcial. Y la hermana Gloria que siempre fue la más discreta no podía contener la emoción al recordar a La Más Grande en presencia de José Ortega Cano en la carpa donde se celebró el convite nupcial. Previamente hubo un aperitivo a base de embutidos y jamón, trufas de paté, croquetas, sushi, y por supuesto jamón de pata negra, el preferido de Rocío Jurado.

El torero se encargó personalmente de engalanar la finca. Mandó encalar la ermita, pintar las cercas, eliminar las malas hierbas de los caminos, plantar flores, recortar los arbustos y colocar en lugares estratégicos jarrones de flores con lilium, “brujillas” azucenas y lirios blancos. “Lo he hecho con la misma ilusión como si fuera para mi hija”, repetía un ilusionado Ortega, mientras su sobrina Chayo y Andrés agradecían mesa por mesa a los amigos y familiares haber compartido ese día. “Me he casado para toda la vida”, decía la recién desposada tomando la mano de su marido mientras le acariciaba el embarazo de tres meses.

La fiesta nupcial fue un éxito presidida por inmensas fotos de La Jurado. De hecho, los más activos salían de Yerbabuena cuando ya clareaba.

La boda en Yerbabuena

Desde hace tres lustros no se casa ningún miembro de la familia Mohedano en la Capilla de las Vírgenes de Yerbabuena –la última en hacerlo fue Rociíto en el año 1996-, una finca que sirvió también para el sí, quiero de Rocío Jurado con Ortega Cano un año antes.

Este viernes es la hija de su hermano querido la que ha elegido este lugar, una capilla -en cuyo interior se encuentran los azulejos que representan a la Virgen de Regla, la de la Macarena, la de Guadalupe y la del Rocío- que mandó construir la propia Rocío cuatro meses antes de su boda con el torero y que se encuentra en la cima de una colina, para casarse con Andrés Fernández.

Como en las anteriores bodas, ha tirado la casa por la ventana. Más de 400 invitados, una cena menos austera que la de los Príncipes de Asturias, y después baile, cante y resopón.

Rosario Mohedano, la única que parece que heredó la vena artística de la más grande, ha encontrado por fin al amor de su vida, después de una relación más que turbulenta con el padre de su primer hijo, Antonio Tejado. Se conocieron en verano en Chipiona y Andrés consiguió que Chayo superara poco a poco el mal rollo que le había supuesto su anterior relación.

En este caso, la novia es la protagonista, pero también los hay colaterales, que despiertan el mismo interés mediático que la propia Chayo.

Su madre, Rosa Benito, que pasó de ser la cuñada de Rocío a colaboradora especial de los programas de Telecinco. Primero fue El programa que presentaba Ana Rosa, y a través de sus palabras conocimos, de primera mano, la situación emocional en la que vivía la familia Mohedano con la enfermedad y muerte de Rocío Jurado. Mujer de carácter, ha sido la gran valedora de su hija y organizadora de esta boda casi global, al retransmitirse en directo.

Salvando las distancias, este acontecimiento social ha despertado más interés en el ambiente de la calle que la boda del Príncipe Guillermo y Kate Middleton. En este caso, porque el noviazgo ha estado adornado con situaciones de una comedia de Arniches. A saber: un padre representante, una madre televisiva, un ex novio vengativo, un futuro marido con supuestos romances adosados, un torero (Ortega Cano) ejerciendo de tío político y animadores sociales de invitados.

Por cierto, y a pesar de lo que se ha comentado en diferentes programas de televisión sobre el mal rollo del novio con Marlene Mourreau, ésta no sólo se lleva bien, sino que además es una de las invitadas por parte del novio y, por supuesto, con el beneplácito de Chayo y su familia.

Los nervios de Amador Mohedano

Como en casi todas las ceremonias, el padre de la novia, suele ser el más nervioso. En este caso, Amador ha ejercido de padrino y se ha mostrado emocionado. Tanto es así que su hija ha sido la que le ha calmado y le ha pedido que le ayudara a colocarse el traje, un diseño elegido y comprado por Internet.

Para seguir con la tradición de la familia Mohedano, Chayo ha utilizado la misma calesa que en su día emplearon Rocío Jurado y su hija, Rocío Carrasco. Al llegar a la ermita, Chayo ha tenido un gesto que ha emocionado. Mirando al cielo, le ha brindado ese momento a su tía. La ceremonia, que. se parecía mucho a la de ésta y a la de Rociíto, ha consistido en una misa rociera. La salida de los novios también ha sido impactante. 

Desde el campanario, los hijos de la más grande, Gloria Camilla y José Fernando, y los de Rocío Carrasco, Rocío y David tiraban pétalos de rosa formando una lluvia de flores. Más lágrimas y más emoción.

Entre los invitados, se encontraba el torero Víctor Puerto, la cantante Nuria Fergó, Marili Coll, María Teresa Campos, Remedios Cervantes, la empresaria Olivia Valere, Nani Gaitán, la propia Rociíto y, por supuesto, Ortega Cano, que se ha encargado de todos los detalles para tener preparada la finca de Yerbabuena: "Lo he hecho con tanta ilusión como si fuera para una hija mía".  

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