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La duquesa de Alba supervisa la casa que ha restaurado su marido en Sanlúcar
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SE ENCUENTRA EN SEVILLA PASANDO AGOSTO

La duquesa de Alba supervisa la casa que ha restaurado su marido en Sanlúcar

Las vacaciones de Cayetana de Alba están siendo menos movida de lo que acostumbraba, por eso está aprovechando para hacer salidas de ida y vuelta en el día, como la que ha realizado a Sanlúcar de Barrameda

Foto: La duquesa de Alba el verano pasado en Ibiza (Gtres)
La duquesa de Alba el verano pasado en Ibiza (Gtres)

Este verano ha sido el menos movido para la duquesa de Alba. San Sebastián, primero, y Sevilla, después, se convirtieron en su centro de operaciones. No hubo más viajes alternativos, como hacía antes, y eso la ponía de mal humor. "Cayetana está acostumbrada a hacer lo que quiere. Ir de un sitio a otro. En cuanto no se mueve, se aburre. Por eso se fue de San Sebastián. Ahora lo tiene mucho más complicado por su falta de movilidad", explican las amistades del matrimonio, que aseguran a Vanitatis que "salvo ese problema, del resto está muy bien. Ya se le ha ido el mal humor y se encuentra mucho más animada".

Duquesa y duque regresaron a Sevilla el pasado 4 de agosto y no se han movido del palacio de Dueñas salvo para hacer alguna excursión por la zona. Uno de estos viajecitos fue a Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), donde Alfonso Díez compró una casa de pueblo que restauró totalmente, aunque todavía le quedan algunos remates. Aún así, si quisieran podrían dormir allí, pero, por ahora, no se ha dado esa situación. Cayetana quería ver cómo había quedado, ya que ha supervisado las obras a través de las fotos que le iba mostrandosu maridomientras duraron las obras de acondicionamiento. Prácticamente está terminada a falta de algunos retoques y de la decoración.

"Ha quedado muy bonita y es la ilusión de Alfonso", comentaba mientras paseaba por la planta baja del nuevo refugio de los duques de Alba. La casa, que tiene dos plantas, un gran salón y seis dormitorios (uno de ellos en la planta baja), es propiedad exclusiva de Alfonso, que la adquirió con sus ahorros y con un crédito hipotecario.

El matrimonio y otra pareja almorzaron en Casa Bigote, uno de los restaurantes emblemáticos de la localidad y que le encanta a la duquesa, que a sus 88 años sigue disfrutando diariamente de su caña de cerveza a mediodía. Tras la comida y la tertulia posterior se acercaron a la casa y después, vuelta a Dueñas. Salvo el tiempo que ha pasado en San Sebastián, en su palacete de Arbaizenea, doña Cayetana no se ha movido de Sevilla, donde la visitan los amigos que van camino del Sur.

En la primera etapa de su veraneo estuvo acompañada de su hija y sus nietos Luis y Amina, que sienten verdadero cariño por la abuela. Y a la duquesa estar con sus nieto le alegra la vida. Los niños viajaron solos. El padre se quedó en Madrid, alternando obligaciones laborales y salidas con su novia, Melani Costa, con la que ha encontrado la estabilidad emocional, como se ve a través de los selfies que ambos cuelgan en las redes sociales. Genoveva Casanova por su parte se encuentra en Calcuta trabajando en los centros de acogida de la orden de la madre Teresa.

Este verano ha sido el menos movido para la duquesa de Alba. San Sebastián, primero, y Sevilla, después, se convirtieron en su centro de operaciones. No hubo más viajes alternativos, como hacía antes, y eso la ponía de mal humor. "Cayetana está acostumbrada a hacer lo que quiere. Ir de un sitio a otro. En cuanto no se mueve, se aburre. Por eso se fue de San Sebastián. Ahora lo tiene mucho más complicado por su falta de movilidad", explican las amistades del matrimonio, que aseguran a Vanitatis que "salvo ese problema, del resto está muy bien. Ya se le ha ido el mal humor y se encuentra mucho más animada".

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