La nueva vida (por separado) de Marta Ortega y Sergio Álvarez
Ella ha pasado las navidades en Coruña en compañía de su familia y unas amigas con las que incluso ha salido a divertirse. “Está feliz y encantada de la vida”, dicen
A pesar de que la estrategia pasaba por aminorar el impacto mediático de la noticia –por eso se difundió el día que menos información se consume de todo el año, el 31 de diciembre–, finalmente la separación de Marta Ortega y Sergio Álvarez Moya ha dado mucho que hablar. En los últimos dos meses, los que han trascurrido desde que Vanitatis diera la exclusiva de su distanciamiento, la pareja ha intentado trasladar a la opinión pública la imagen de una familia feliz, pero desde hace apenas una semana ya se puede hablar con propiedad de ruptura. Con la misma rotundidad con la que los protagonistas describen la situación a su entorno.
Según ha podido saber Vanitatis por fuentes muy próximas a la otrora pareja, ambos ya han comenzado esta Navidad a hacer planes en solitario. “Marta está feliz y encantada de la vida”, dicen quienes han podido estar con ella estos últimos días. La hija de Amancio Ortega ha permanecido en la recta final del año al lado de los suyos en A Coruña e incluso ha aprovechado algunos ratos libres para meterse en el papel del nuevo estado civil que ostenta y ha salido con algunas amigas.
Mientras ella se divertía y trataba de olvidar el duro momento personal que atraviesa, Sergio ha viajado hasta Baqueira Beret para disfrutar del esquí con unos amigos. Según apuntan algunas fuentes de su entorno, él sería el que más aliviado respira tras la separación dado que llevaba tiempo queriendo formalizar la ruptura con su mujer porque “no aguantaba más”. Al joven, durante estos últimos meses, le seguían muy de cerca los pasos y ninguna de sus actuaciones pasaban inadvertidas para su familia política. Sus movimientos eran observados con lupa y él ha calificado esa situación de insostenible ante los suyos.
El reparto de los caballos
Pero si hay un vínculo entre ellos más allá de su hijo, que es el más importante, por supuesto, es la hípica. A ambos les unió su afición equina y es este punto el que más complicaciones presenta de cara a un futuro acuerdo de divorcio. Marta entregó algunos caballos a su marido y lleva semanas reflexionando -siempre asesorada por su padre-, si decidía o no cederle los caballos definitivamente.
Hasta ahora, del complejo de Casas Novas, el centro hípico que el magnate textil construyó para su hija y en el que han estado siempre todos sus equinos, Sergio solo se ha llevado a Red Star d’Argent, de nueve años. El jinete trasladaba a este corcel al club de Porceyo (Gijón), cerca de la que es ahora su nueva residencia de soltero, dejando en A Coruña a su caballo ganador, Carlo 273, el equino –de varios millones de euros– que Marta le regaló y con el que ha logrado convertirse en el mejor jinete español en la categoría de salto. Sobre la posibilidad de que Marta y Amancio permitiesen que Sergio siguiera compitiendo a lomos de Carlo 273, otras fuentes aseguran que ‘donarle’ este equino podría ser la llave de su silencio para evitar futuros escándalos que pudieran amenazar al imperio.
Carlo y el resto de animales de la hija del empresario permanecen en Casas Novas hasta que Marta tome una decisión asesorada por los suyos. Según ha podido saber este medio, la amazona está valorando si contratar un jinete que pueda montarlos en A Coruña o trasladarlos a Holanda, al centro hípico de su instructor y amigo Eric Van der Vleuten. Él podría continuar montándolos hasta que los equinos alcancen los 8 años de edad y su valor en el mercado alcance las cifras aptas para una buena venta.
Sergio, por su parte, volverá a la profesión, que según él mismo ha confesado a los suyos, nunca debió dejar, la compraventa de caballos. Él y su hermano Julio tenían un una sociedad llamada AM Horses en la que plasmaban su talento a la hora de negociar. “Tienen muy buen ojo para comprar y vender caballos”, dicen fuentes del sector.
En definitiva, él quiere recuperar la vida que llevaba antes de conocer a Marta, esa que Amancio se encargó de borrar de un plumazo cuando vio que su reputación empezaba entonces a depender de un joven avilesino.
A pesar de que la estrategia pasaba por aminorar el impacto mediático de la noticia –por eso se difundió el día que menos información se consume de todo el año, el 31 de diciembre–, finalmente la separación de Marta Ortega y Sergio Álvarez Moya ha dado mucho que hablar. En los últimos dos meses, los que han trascurrido desde que Vanitatis diera la exclusiva de su distanciamiento, la pareja ha intentado trasladar a la opinión pública la imagen de una familia feliz, pero desde hace apenas una semana ya se puede hablar con propiedad de ruptura. Con la misma rotundidad con la que los protagonistas describen la situación a su entorno.