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Marbella resiste: jet set, aristocracia DJ y postureo
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ANALIZAMOS AL DETALLE LA COSTA DEL SOL

Marbella resiste: jet set, aristocracia DJ y postureo

Es la eterna ciudad de vacaciones. Empezó siendo refugio de la aristocracia europea y hoy la reconquistan rusos y árabes millonarios, además de la jet set patria. Ni el caso Malaya ha podido con ella

Foto: Olivia Valére junto a imágenes de Marbella en un fotomontaje realizado en 'Vanitatis'
Olivia Valére junto a imágenes de Marbella en un fotomontaje realizado en 'Vanitatis'

Un oportuno pinchazo en la rueda delantera del Rolls Royce en el que viajaban a Sevilla el príncipe Max y su hijo Alfonso de Hohenlohe camino de Sevilla propició que se desviaran hacia la malagueña localidad de Marbella, un pueblo pesquero que no llegaba a 1.000 habitantes en el que ya vivía retirado su familiar Ricardo Soriano, marqués de Ivanrey. Los Hohenlohe compraron en 1946 una finca por 120.000 pesetas (750 euros), construyeron Santa Margarita y la convirtieron en un vergel (por cierto, que lo de la buganvilla y la pared encalada de blanco se lo debemos a ellos), sentando las bases de lo que pronto se convertiría en el Marbella Club. Y de ahí arrancó el destino vacacional por excelencia, con su jet set, sus horas bajas, sus celebridades del celuloide americano de los años sesenta y setenta, su caso Malaya, sus corruptos de medio pelo, sus folclóricas, sus rusos millonarios o sus árabes con sus yates con helipuerto.

Pero si hay un sitio sobre el que todo gira es el Marbella Club. Max Hohenlohe y su mujer Piedita Iturbe convirtieron este club en un lugar de referencia donde se celebraban todos los saraos. Por estos lugares aún se dejan ver históricos de Marbella como Gunilla Von Bismark y su inseparable Luis Ortiz, miembro de Los Choris (algo así como el rat pack marbellí de los años setenta); su hijo Francisco Ortiz y su mujer Elisabeth Dutú, Carlos Goyanes, Cari Lapique y familia, Olivia de Borbón, hija de otra histórica del lugar Beatrice Von Hardenberg, y su familia. O el Clan Flores cuando se escapan de Cádiz (Lolita y Lola). “El Marbella Club es como mi casa. Conozco a todos y cada uno de los miembros del personal”, cuenta Gunilla.

Clubs de playa Molones o cómo poner la toalla frente a un famoso

Nikki Beach. Este selecto club de playa, que pertenece al Don Carlos Resort, es un imprescindible para cualquiera que desee codearse con la jet marbellí. Miami, St Tropez, Montecarlo, Porto Heli o Phuket, entre otras 17 localidades, ya tienen su Nikki Beach (hay 17 localizaciones en total) y Marbella no iba a ser menos. En este chiringuito de lujo la jornada playera no sale por menos de 250 euros. Aquí se casaron Ana Agag y Adolfo Suárez. Pero no son los únicos que se enamoraron del lugar. Rusos y árabes descorchan sus botellas de cava en esta playa y es el club preferido de muchos jugadores del Real Madrid.

Trocadero Arena. Es el chiringuito más VIP de la costa y está situado en Playa Nagüeles. A su restaurante y a por sus famosas croquetas acuden desde la mismísima Gunilla a Vicky Martín Berrocal pasando por María Dolores de Cospedal, la familia Zapatero, los Aznar y Felipe González. Lo del Dj y las camas balinesas vino después, pero este lugar sigue siendo un imprescindible si uno quiere codearse con una celeb.

Ocean Club. Tiene todo menos playa. Está en Puerto Banús y es el preferido de futbolistas como Sergio Ramos o Jesús Navas. A su piscina de aguas cristalinas y sus exclusivas fiestas van muchos de los millonarios.

¿Dónde viven? Los complejos residenciales más lujosos

La Zagaleta. Con permiso del Palacio El Rocío (antes Mar-Mar), una ciudadela que domina desde una atalaya, desde el término municipal de Istán, buena parte del litoral de Marbella. La Zagaleta es la urbanización madre de todos los lujos. Y con un concepto alejado de la ostentación y muchas dosis de privacidad. El año pasado este complejo facturó 40 millones de euros, y se han triplicado los beneficios respecto al ejercicio anterior. Como señala el director general de La Zagaleta, Jacobo Cestino, "nos hemos quedado sin producto, lo que ha dado lugar a que hayamos empezado ya la construcción de tres nuevas viviendas, con precios que oscilan entre los 12 y los 14 millones de euros, que estarán terminadas en 2016. Es la urbanización privada más lujosa y segura de Europa. Creada en 1991, La Zagaleta se localiza en un entorno privilegiado de 900 hectáreas. El plan inicial era construir 3.000 viviendas pero el ideólogo de la operación, Enrique Pérez Flores (hoy Presidente Honorífico de la Compañía), planteó sólo 420. La Zagaleta, SLU, está integrada en Zagaleta Limited, con sede en Londres y cotiza en la bolsa de Zurich. Aunque hay muchos rumores sobre sus selectos habitantes es rotundamente falso que Shakira, Julio Iglesias o Beckham hayan querido vivir o mostrado intención de adquirir una casa en la Zagaleta. Quienes sí han confirmado que viven son Santiago Foncillas, ex presidente de Dragados; Hans Snook, Fundador y exCEO de Orange Telecom; Jürgen Bartels, exCEO de la cadena Starwood Hotels; Lord Stanley Fink, CEO de International Standard Asset Management o David Heinemeier Hansson, treintañero creador del software de código abierto Ruby on rails, que ha servido de base para Twitter y Groupon.

Guadalmina Baja. En 1933 el navarro Norberto Goizueta, con su familia a bordo del Serva La Bari, descubrió Guadalmina, en la localidad costera de San Pedro de Alcántara, y compró la finca poco después. Inicialmente la finca estaba destinada a la agricultura y la llenó de campos de golf ante el asombro de los vecinos, que en un principio vieron más rentable seguir con las huertas típicas de esta fértil zona. En 1959 se inauguró el Campo Sur y este mismo año nació el Hotel Guadalmina, también propiedad de la misma familia, un hotel con un campo de golf de 9 hoyos, los primeros de la Costa del Sol y una piscina rodeada de bungalows que llegaban hasta casi donde se rompían las olas. Los famosos no tardaron en acudir. El expresidente José María Aznar estrenaba el pasado año una vivienda, de 300 metros cuadrados, se levanta en una parcela de más de 2.000 metros en un entorno arbolado. Entre sus vecinos se encuentran la familia Goizueta, Olivia Valère, Marisa de Borbón o el periodista José María García. Otros compañeros de partido como María Dolores de Cospedal también se deja ver cada verano por Guadalmina, como de la misma forma lo hacían el extesorero del PP, Luis Bárcenas, o el presidente de la comunidad de Madrid, Ignacio González. La cúpula del partido Popular, apátridas incluídos, es habitual de su selecta playa.

Grandes propiedades. A pocos metros, en la Milla de Oro, se encuentra el palacio, Al-Riya, propiedad del nuevo monarca de Arabia Saudí, Salman Ibn Abdelaziz. Otras dos fortunas echaron ancla en la Costa del Sol hace ya muchos años. Carmen Cervera, viuda del barón Thyssen, y la desaparecida duquesa de Alba, en su chalé de inspiración ibicenca llamado Las Cañas. Sus residencias comparten enclave: las inmediaciones del hotel Marbella Club, uno de los precursores del lujo. También a pie de playa se encuentra Mata Mua, la casa de la baronesa Thyssen. También a pie de playa está La Gaviota, el chalét del actor Antonio Banderas, que fue antes de la periodista Encarna Sánchez, al que se accede por un sendero peatonal, que ahora es público. El actor hizo una terraza de 1.200 metros cuadrados sobre la costa y eso le ha llevado más de un quebradero con el Ayuntamiento, que años atrás amenazó con la demolición de parte de la villa (actualmente todo está normalizado). A pocos metros de la mansión del exmarido de Melanie Griffit está la casa de nuestra peletera más internacional y amiga de la jet socialista (y de Isabel Preysler).

La Huerta es el refugio de Elena Benarroch, cuyos terrenos pertenecían en un principio al hotel Los Monteros. A la casa de Elena acuden habitualmente desde Miguel Bosé, amigo íntimo desde su infancia, a Felipe González, pasando por Rossy de Palma a el exministro José Barrionuevo. Fuera de la costa, en el término municipal de Ojén, está la arbolada mansión de Julio Iglesias y Miranda. La finca, que estuvo amenazada por un incendio, tiene su fuerte en la casa que domina como una atalaya toda la costa. La propiedad se amplió en su día con la de Curro Romero, vecino colindante de la zona, que le vendió sus 40 hectáreas para ampliar el fastuoso refugio de nuestro cantante más internacional.

¿Dónde pelotean los vips?

Elegir tres campos de Golf en la zona de Europa con más hoyos no es sencillo. Aquí van los que tienen más famosos patrios.

placeholder Real Club de Golf Guadalmina
placeholder Real Club de Golf Las Brisas

Copas, eat & fun

Los toreros, gente clásica, optan por la Finca Besaya, un exclusivo restaurante y bar de copas situado en la Urbanización Río Verde, a medio camino entre Marbella y Puerto Banús. Cayetano y Fran Rivera, El Cordobés, el empresario Juan Abelló y su esposa Ana Gamazo son algunos de los fieles a este sitio tranquilo y apartado. Pero los más sedientos de conocer la noche marbellí tienen dos locales míticos: la mítica discoteca de Olivia Valère, que tiene además restaurante, El Babilonia, y la Terraza de Karen para comer y divertirse antes de darlo todo en su discoteca con los mejores Djs del mundo y celebridades que pinchan en exclusiva como Paris Hilton. Y si quiere vivir ajenos a la crisis y cerca de los excesos, en Puerto Banús: Linekers. Millonarios sin rostro de todo el mundo y gentes curtidas en gimnasio con ganas de serlo.

Aquellos a los que les gusta la música electrónica o la copa tranquila coinciden en los locales que el cocinero marbellí Dani García tiene por la zona. El único dos estrellas Michelin andaluz, ha trasladado este año su restaurante desde el hotel Meliá Don Pepe, donde ha estado varios años, al más lujoso Puente Romano. Cambio de escenario, que incluye también la apertura al mediodía. Un largo menú degustación de casi 150 euros es la mejor forma de descubrir su cocina. Dani García también tiene una brasería en Puente Romano Beach Resort: Bibo. Tampoco hay que olvidar El Lago. Su terraza, sobre el gran lago del campo de golf que circunda el restaurante, en la urbanización Elviria Hills, es una de las más atractivas de Marbella. Paco García dirige con eficacia la sala y a los fogones Diego del Río, un rondeño que garantiza una cocina de autor sin excentricidades.

No sin mi ancla

Puerto Banús es el puerto por excelencia del famoseo y los millonarios anónimos. Alfonso de Hohenlohe, fundador del Marbella Club, viajó en 1966 a México y visitó al arquitecto con apellido de malo de Disney Noldi Schreck, responsable de Beverly Hills. Hohenlohe quería que Schreck proyectase el Beach Club del Marbella Club. El arquitecto conoció ya en Marbella al promotor José Banús. Puerto Banús tiene capacidad de atraque para 915 embarcaciones, que no consideran un atraco que se les cobre algo más de 2.000 euros por día. Es el caso de 'El Leuqar III’, el lujoso yate de 30 metros de eslora que perteneció a Gerardo Díaz Ferrán, el que fuera dueño del Grupo Marsans, que vuelve a navegar tras ser vendido por 1,2 millones de euros con el nombre de Anabel. El ferretti del empresario pertenece ahora a un millonario ruso residente en La Zagaleta. Los yates que pertenecieron a El Pocero y a Francisco Correa también son habituales de esta agua. El primero está en manos del empresario mexicano Ricardo Salinas y el segundo es propiedad de un magnate inglés con casa en Sotogrande, Cádiz. También es habitual de estas aguas el impresionante ‘A’, propiedad del millonario ruso Andrei Melnichenko. Muchos de ellos acuden a los servicios VIP de Ventura Yachts, que tienen la exclusiva de todos los servicios de la marca de lujo de yates Ferretti, y a Marbella Yachts, una empresa náutica líder en brokerage de yates. No solo es tener un buen barco, sino también conocer un sitio cool para mantenerno.

Shopping cool

Gucci, Versace, Custo, o las joyerías Chopard y la española Suárez son habituales de la Milla de Oro Marbellí, pero si hay algo chic en la zona es comprar arte contemporáneo entre naves industriales. Se trata de Polígono Gallery, propiedad de dos exdirectoras de galerías de arte chinas: Maite Coloma y Sophie Gravier. Muchos millonarios nórdicos, rusos y sauditas recrean sus palacios de las Mil y una noches en Decoración Andalusí, donde hacen sus sueños a medida. Baños privados de mosaicos a mano, templetes de forja de proporciones califales o puertas de madera labradas a mano dignas de la Alhambra. Y si lo que se quiere es reconfortar el espíritu, el sitio de moda es EYWA, yoga, Pilates y vida dietox personalizados al máximo en Puerto Banús.

Olivia Valère: “Si quisiera ser millonaria me iría a Ibiza”

¿Cómo era la Marbella en la que usted abrió su primer local?

Totalmente diferente. Imagínate solo abríamos dos meses al año y en vacaciones de Navidad. Ahora podemos estar todo el año abiertos. Incluso hemos ampliado y cambiado el concepto. Está el restaurante Babilonia y La terraza de Karen. Este verano hay 11 sesiones de DJ, con platos fuertes como Carl Cox, Luciano o Paris Hilton. Se puede cenar con nosotros y estar de fiesta hasta las tres de la madrugada con música y luego irse a casa o continuar en mi discoteca. Ahora en Marbella la aristocracia son los Djs y los ricos buscan más la intimidad.

¿Cómo son los nuevos ricos que pueblan Marbella?

Después del 11S no se muestra tanto el lujo. La gente del golf es mucho más discreta, ya no hay grandes coches ni excentricidades a la vista. Estos nuevos ricos no son herederos y hay menos aristócratas, son gente que ha trabajado para tener su fortuna. En Marbella hay muchas fortunas de Internet. La ventaja es que muchos no son ricos de cuna y tienen todavía muchos sueños que realizar, son grandes consumidores y adoran el glamour de antaño. Gracias a los nuevos ricos pueden vivir los negocios porque cuando has tenido todo no consumes. El nuevo rico sí lo hace y sueñan con todo porque no han tenido de nada.

¿Cuál es su secreto?

Mi filosofía es que cada cliente, y no hace falta que sea famoso, sea mi invitado privado. Que Prince quería hamburguesas, pues hamburguesas. Que tengo que torear una vaquilla en mi discoteca, pues la toreo. He hecho fiestas romanas con fuentes de champange, me he montado en cuádrigas romanas como Ben-Hur. Cumplo los sueños de los demás y los míos, porque siempre he sido una actriz frustrada y recrear estos escenarios me maravilla.

¿Y le salen a usted las cuentas?

No, ayer por ejemplo no gané un duro. Nunca he logrado tener una cabeza financiera. Para mí los beneficios económicos no son muy importantes. No tengo yate, ni avión y prefiero una vida agradable con mi marido, mis hijos y mis siete nietos. Lo que realmente me satisface es que la gente se lo pase espectacular en mi local. Si quisiera ser millonaria me iría a Ibiza. Pero necesito invertir en esos momentos inolvidables de la noche. En Ibiza hay mesas que gastan 50.000 euros en bebidas, aquí no tenemos ese tipo de público. Aquí un gran derrochador invita por valor de 2.000 euros.

¿Cómo perjudicó a la ciudad el Caso Malaya?

Mucho, sobre todo al sector inmobiliario. Por suerte, Marbella resiste y se reinventa.

¿Hay algún famoso que se le resista?

Soy una republicana convencida, pero como el sueño de mi juventud era el príncipe azul me gustaría que los Reyes de España vinieran a cenar a mi club. La Reina Letizia es tan chic... Me gustaría porque son una pareja con glamour, joven y para que tengan una vida como los demás fuera del protocolo, aunque sea por una noche.

Usted estuvo en dos reality show, ¿la volveremos a ver en televisión?

Admiro mucho a Carmen Lomana, yo no sería capaz de hacer lo que ella hizo. Aunque me tiré desde dos metros en Mira quién salta y eso que el único deporte que practico es mover la mandíbula. Pero me sentí como en un campamento con 20 años y fui la única que pude esconder a mi marido un fin de semana. ¡No podía más! Repetiré en breve, pero aún es un secreto.

Y aquí desaparece la reina de la noche, que inunda la mesa de recuerdos con fotos de sultanes y celebridades estadounidenses y francesas, y viene la abuela que enseña orgullosa los vídeos de sus nietos. “Soy diez mujeres al mismo tiempo. La clave es que adoro trabajar y que soy muy perfeccionista. Nunca me acuesto aunque sea las cinco, sin decidir las cosas que tengo que hacer. No puedo dormir sin el cerebro limpio de pensamientos. Soy muy madre, muy anfitriona, muy abuela”. ¿Su defecto? “Soy impaciente y quiero todo ya, pero eso hace que la gente reaccione. Bueno, y no me fascinan ni los bolsos ni los zapatos, soy una grandísima coleccionista de porcelana”.

La ruta secreta de Olivia Valère

Siempre llevo a mis invitados una noche a Puerto Banús, al restaurante Los Bandidos o a Aretusa. En la ciudad vieja me encanta Casa Nice, un restaurante belga y después a escuchar flamenco en el tablao de Ana María. Otras veces voy a comer pescado con mantel de papel a Los Cañizos. Allí el director general de Dior quería tener una casa en ese barrio solo por tener este sitio cerca. De día, al Ocean Beach o al Nikki Beach. Y por supuesto a tomar sushi a la terraza de Babilonia.

Un oportuno pinchazo en la rueda delantera del Rolls Royce en el que viajaban a Sevilla el príncipe Max y su hijo Alfonso de Hohenlohe camino de Sevilla propició que se desviaran hacia la malagueña localidad de Marbella, un pueblo pesquero que no llegaba a 1.000 habitantes en el que ya vivía retirado su familiar Ricardo Soriano, marqués de Ivanrey. Los Hohenlohe compraron en 1946 una finca por 120.000 pesetas (750 euros), construyeron Santa Margarita y la convirtieron en un vergel (por cierto, que lo de la buganvilla y la pared encalada de blanco se lo debemos a ellos), sentando las bases de lo que pronto se convertiría en el Marbella Club. Y de ahí arrancó el destino vacacional por excelencia, con su jet set, sus horas bajas, sus celebridades del celuloide americano de los años sesenta y setenta, su caso Malaya, sus corruptos de medio pelo, sus folclóricas, sus rusos millonarios o sus árabes con sus yates con helipuerto.

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