Baila como Lady Gaga o las hijas de Obama: el hiplet arrasa en las redes sociales

Cuando vemos a una grácil bailarina con sus zapatillas de ballet, inmediatamente nos viene a la cabeza una pieza clásica. ¿Y qué pasaría si en vez de esta música sonara hip hop o funky? ¿Y si las delicadas danzarinas movieran sus caderas siguiendo las coreografías más urbanas? Esto es lo que se preguntó Homer Hans Bryant. Y resolvió el interrogante creando un tipo de baile que ha levantado ampollas entre los defensores de la disciplina clásica y ha hecho las delicias entre los que se han apuntado al carro. En este último grupo de encuentra desde Lady Gaga hasta las hijas de Barack Obama. Y una legión de seguidores que dan likes como si no hubiera un mañana a todos los vídeos de hiplet que se cuelgan por doquier.

Todo empezó en Chicago

Briant creó este método de baile que se imparte únicamente en el Chicago Multicultural Dance Center y consiguió un éxito inusitado. Acuñó el término en 2009, sin embargo, el despegue definitivo se produjo en 2016, cuando los bailarines del centro colgaron varios vídeos en Instagram que se hicieron virales. Diferentes programas de la televisión estadounidense empezaron a interesarse por la nueva modalidad e invitaron tanto a Briant como a sus bailarines. Después, el creador del método fue invitado a dar una conferencia por TEDx y el fenómeno se hizo imparable. En verano de 2017 llegó el empujón definitivo: la marca Desigual presentó un anuncio de tejanos protagonizado por tres bailarinas de hiplet.

¿Cisnes negros?

Más allá de lo rompedora que resulta la propuesta visualmente, existe una filosofía integradora tras ella. Briant, un bailarín de más de 60 años de color, ha puesto el foco de atención en un problema del que no se hablaba: la discriminación de los bailarines que no son blancos. Y lo ha hecho en dos sentidos. Por una parte, el ballet clásico presenta una estética en la que se impone un protagonista de raza blanca, lo que ha supuesto siempre un hándicap para las minorías de otras etnias. Desde el tipo de atuendo hasta el imaginario están pensados para la tez pálida. El ejemplo más claro es que apenas existen figuras de la danza que pertenezcan a otra raza. Por otra parte, Briant también constató que en muchos casos resultada difícil para los alumnos de color o mestizos conectar con la encorsetada y técnica danza clásica. Así que juntó lo mejor de dos mundos con el hiplet.

Un paso adelante

Los defensores a ultranza del ballet se pusieron las manos en la cabeza y auguraron que el hiplet podría ser el final de la disciplina que tanto amaban. Briant asegura que esta no es su intención, sino que él pretende una renovación que integre a bailarines de otras etnias y que acerque el ballet a las nuevas generaciones. Las 'hipletbailarinas' siguen empleando el look clásico, pero renovado. Por ejemplo, pueden lucir moños, pero escoger mallas o zapatillas que combinen mejor con el color de su piel.

¿Llegará al gran público?

Resulta difícil imaginar que en el gimnasio de cerca de tu casa, empiecen a ofertar clases de hiplet, básicamente porque la técnica del ballet está muy presente y requiere de una formación muy específica. La mayoría de bailarinas ejecutan las coreografías sobre las puntas de sus pies y eso no se consigue yendo un mediodía a la semana a una clase. Briant, en su academia de Chicago no exige a sus pupilos que desembolsen grandes cantidades de dinero, pero sí que tengan talento para este tipo de danza. De todas formas, cada vez más gimnasios intentan ofrecer disciplinas que combinan algunas técnicas de ballet con danzas más urbanas, como por ejemplo, el ballet fit.

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