Así nació la tradición de lanzar el ramo de novia en una boda

Las amantes de las bodas estarán de acuerdo en que ese día está rodeado de una magia especial. Es un momento único y no solo para los novios, también resulta de esta manera para todas las personas que les rodean, que han acudido como invitados para poder compartir con ellos su amor, su vínculo, que esperan sea para toda la vida, y lo celebran con una fiesta cargada de simbolismos y tradiciones.

Por ejemplo, que la novia acuda con un vestido blanco en la mayoría de las ocasiones, un color que asociamos con la pureza y la inocencia, no es fruto del azar, sino de una costumbre que se remonta atrás en el tiempo, aunque no tanto como podríamos pensar. De hecho fue la reina Victoria en el año 1840 quien, siguiendo los pasos de su prima, se casó con un vestido de novia de color blanco y logró que se pusiera de moda gracias a que los retratos pudieron verse en todo el mundo.

Ahora que vivimos en un mundo cada vez más globalizado, en el que resulta más sencillo compartir las tradiciones de otros países, conocerlas y adaptarlas a nuestras celebraciones si nos parece lo suficientemente interesante, no es raro que sea cada vez más complicado descubrir el origen de estos pequeños detalles, gestos y guiños que incluimos en nuestras ceremonias y festejos posteriores, aunque no tengamos claro de dónde vienen.

Gracias a películas y series de televisión tenemos muy claro que lo de lanzar el ramo de novia en las bodas es una tradición típica estadounidense. Un momento que la novia comparte con sus invitadas solteras, colocándose de espaldas a ellas y lanzando el ramo hacia atrás, esperando que una de ellas lo coja y, de esta forma, señalando quién será la siguiente en pasar por el altar. No podríamos estar más equivocadas.

Aunque arraigada en Estados Unidos ahora, esta costumbre es europea, de hecho se suele considerar que se remonta a la Francia del siglo XIV, cuando conseguir la liga de la novia daba buena suerte. Perseguidas por sus invitados masculinos para lograr hacerse con ella, la tradición varió para evitar contratiempos y accidentes, pasando a ser las propias novias quienes la lanzaban una vez finalizad la ceremonia.

Con el paso del tiempo, cambiaron la liga por el ramo de la novia, haciendo así que fuera una costumbre un poco más decorosa, y a los hombres por las mujeres solteras, cambiando el significado de la tradición; de ser sinónimo de buena suerte, pasó a ser signo de buenos deseos de felicidad.

No es la única teoría al respecto, otras fuentes señalan que en la Edad Media, tocar a la novia era señal de buena fortuna lo que resultaba un poco agobiante para ella por lo que lanzaba el ramo para distraer a los invitados, que se contentaban con llevarse un recuerdo de ella y, mientras tanto, ella podía escabullirse con el novio para disfrutar de su nueva vida de casada y de un poco de intimidad.

Ahora no es tan habitual lanzar el ramo de novia como tal y, de hecho en España, la tradición es pasarlo en mano. Este se ha convertido en uno de los momentos más emotivos de la ceremonia, con permiso de la llegada de los novios, el brindis y el primer baile como casados. La novia suele dedicar un momento de la fiesta a entregar el ramo a una invitada especial o varias si así lo decide y juntas comparten ese instante de conexión y magia.