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¿Cuáles son las tartas y los postres que más triunfan en los menús de boda?
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ENTREVISTA

¿Cuáles son las tartas y los postres que más triunfan en los menús de boda?

Quien crea que las tartas nupciales son algo que nunca cambia se equivoca. La afamada y ultracreativa repostera Patricia Arismendi nos cuenta qué es tendencia

Foto: Descubre las tartas de boda para 2023. (Wedding Dreamz para Unsplash)
Descubre las tartas de boda para 2023. (Wedding Dreamz para Unsplash)

Dicen que los romanos, cuando se casaban, rompían unas tortas de miel sobre las cabezas de los novios. La reina Victoria fue la primera en coronar su festín de boda con una tarta de tres pisos cubierta con un glaseado, aunque en Francia ya se tomaban otro tipo de tartas en el siglo XIX, de modo que la tradición de rematar el menú nupcial con un dulce especial viene de lejos.

La maestra pastelera Patricia Arismendi (@patriciaarismendicatering), diseñadora de las más artísticas y deliciosas tartas de boda, nos desvela cuáles son las que triunfan, decaen o dominan la temporada.

placeholder Una 'naked cake' nupcial. (Instagram/ @patriciaarismendicatering)
Una 'naked cake' nupcial. (Instagram/ @patriciaarismendicatering)

¿Qué importancia le das a la tarta nupcial?

Para mí, es casi tan importante como el vestido. Muchas veces la gente olvida que es el perfecto colofón del banquete, ese momento dulce en el que se les hace partícipes a los invitados de la felicidad de los novios. Si la tarta fina de manzana o las peras bañadas en chocolate que se sirvieron de postre estaban deliciosas, todo el mundo conservará un buen recuerdo de la boda.

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¿Cómo empiezas a construir una tarta nupcial?

Todo comienza cuando me encuentro con la pareja y empiezo a conocer sus gustos, sus aficiones, el lugar donde se va a celebrar el banquete, la decoración floral (siempre pregunto que flores van a predominar) y hasta el estilo del vestido. Cualquier detalle puede resultar inspirador. He llegado a hacer tartas de bodas emulando la tela del traje de la novia, como en una ocasión en que una de ellas iba vestida con un kimono japonés y decidí darle a la tarta cierto aire oriental. No es tanto que todo vaya 'a juego' como que resulte armónico.

Si hablamos de tartas de boda, ¿cuál es la tendencia actual?

El auge de la pastelería creativa continúa y ahora triunfan las tartas frescas, ligeras y muy suaves. Nada de texturas densas, que empachan ni empalagosas. Pueden ser de varios pisos, con pisos falsos, o con forma de postres individuales, recién hechos. Hay una vuelta al trabajo artesano pastelero, a esas tartas con horas de elaboración y diseño muy clásico.

placeholder Patricia Arismendi. (Instagram/ @patriciaarismendicatering)
Patricia Arismendi. (Instagram/ @patriciaarismendicatering)

Si optamos por un 'sweet buffet', ¿cómo debe ser?

Variado, rico en sabores y muy, muy bien decorado. Que el invitado se acerque y no sepa por donde empezar porque quiere probarlo todo. Se puede elegir entre las que ofrecen postres individuales y otros más grandes para cortar en porciones. Y, atención: disponerlo siempre sin que nada quede 'muy puesto'.

No pueden faltar...

Los postres con frutas, como las mini tartaletas de masa hecha con un relleno de crema franchipán (un mix de crema de almendra y crema pastelera) con mazapán, frutos rojos de temporada (fresas, moras, arándanos...) y unas peras bañadas en chocolate negro. Algún postre con crumble de manzana y canela, el 'banoffee pie' con banana y dulce de leche. También macarons, que nunca pasan de moda, trufas de coco o pistacho, siempre exquisitas, dulce de leche y merengue con el que se pueden hacer piezas únicas para acompañarlos con un sorbete y, por supuesto, alguna pieza de helado. Todos perfectos para bailar con energía y buen humor momentos después.

placeholder Una tarta nupcial. (Instagram/ @patriciaarismendicatering)
Una tarta nupcial. (Instagram/ @patriciaarismendicatering)

La eterna indecisión, ¿chocolate o milhojas de crema?

¿Y por qué elegir? Lo que sí descarto es la tarta Sacher (demasiado contundente para una boda), pero recomendaría una de bizcocho de chocolate, crema blanca y mini oreos en capitas finas, o una milhoja de hojaldre de chocolate acompañada de una crema de naranja al Cointreau. Otra opción es una tarta de chocolate blanco decorada con finísimos hilos de oro que le dan un toque muy sofisticado, o algún capuchino cheesecake salpicado de caramelos de violeta, menos convencional.

Nunca pondría...

Tartas recubiertas con fondant. Estuvieron demasiado tiempo en nuestras vidas y aunque es un producto versátil, no es nada rico y sí demasiado reseco y pesado. Conozco a muy poca gente que le guste.

¿Tartas barrocas o desnudas?

Depende; si es en un jardín o cerca del mar, por supuesto minimalistas, livianas, sutiles... Si la celebración es en un castillo, un palacete o un espacio más tradicional, se puede levantar la mano con los adornos, algunos de época pueden resultar perfectos.

placeholder Una tarta de Patricia Arismendi. (Instagram/ @patriciaarismendicatering)
Una tarta de Patricia Arismendi. (Instagram/ @patriciaarismendicatering)

Se acercan las bodas de invierno, ¿alguna recomendación especial?

Jugar con piezas de repostería que simulen piñas o granadas, colocar muchos frutos secos en la mesa: castañas, nueces y avellanas combinadas con composiciones desestructuradas con mucho ramaje, algo de musgo, ramas de olivo y brezo, magnolio, hortensias otoñales... Todo envuelto con tonalidades del bosque como el granate, el naranja, el rojo o el marrón.

¿Cuál ha sido su último éxito repostero en una boda?

Un pastel con crema de limón y merengue italiano decorado con margaritas comestibles que preparé hace unos meses para una boda entre un inglés y una guatemalteca, "el más rico que habían comido en su vida", según los novios.

Una curiosidad, ¿la tarta de qué boda célebre le hubiera gustado crear?

La de Frank Sinatra y Ava Gardner, una pareja icónica, y la de una futura e hipotética boda de Carolina de Mónaco; para mí, el colmo de la elegancia.

Para terminar, ¿con qué tarta nupcial acertamos siempre?

Una de cuatro pisos con cuatro bases de sabores diferentes: por ejemplo, coco y dulce de leche, red velvet y crema de vainilla, milhojas de chocolate y muselina de praliné.

Dicen que los romanos, cuando se casaban, rompían unas tortas de miel sobre las cabezas de los novios. La reina Victoria fue la primera en coronar su festín de boda con una tarta de tres pisos cubierta con un glaseado, aunque en Francia ya se tomaban otro tipo de tartas en el siglo XIX, de modo que la tradición de rematar el menú nupcial con un dulce especial viene de lejos.

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