El rompedor look de Sara para su boda en Galicia: un vestido de novia de Nicolás Montenegro con volante XL y manguitos
Desde el primer momento, Sara tenía claro que quería llevar un vestido de novia distinto el día de su boda. De la mano del diseñador sevillano, logró cumplirlo
Hay novias que, incluso mucho antes de estar prometidas, saben que el día de su boda marcarán la diferencia con su look. Sara, una gallega de corazón, comenzó así la carrera por encontrar el diseñador perfecto para vestir en su enlace. "Tenía claro desde el minuto uno que quería llevar un vestido de novia distinto", dice, y con esta premisa, acabó en manos de Nicolás Montenegro.
Pero antes de adentrarnos en su traje nupcial y en el proceso de creación del mismo, debemos conocer la historia de amor entre Sara y su alma gemela, Manu. "Manu y yo nos conocimos hace once años en un bar de la ciudad vieja de Coruña al que Manu solía ir siempre y yo apenas conocía", arranca el relato de la novia.
"El fin de semana anterior había ido por primera vez y decidimos volver el siguiente viernes mi amiga Rosa y yo porque nos lo habíamos pasado genial. Ese fin de semana, a excepción del anterior, el bar estaba totalmente vacío. Solamente estaban Manu y sus amigos, así que, acabamos de fiesta juntos y aunque no empezamos a salir hasta unos meses más tarde, desde aquel momento no nos hemos vuelto a separar. La mejor decisión de mi vida siempre digo que fue volver esa noche a ese local", señala.
Años después y tras una petición de mano, la pareja dio el paso y fijo su boda para el 23 de agosto de 2024. ¿El lugar? A Coruña, su ciudad natal. "Quisimos celebrar todo en el mismo lugar por comodidad para los invitados y porque nos encantaban los jardines de la Finca Montesqueiro".
Tul Novias, la tienda nupcial fundada por Loli Calo en el año 2000, ubicada en Boiro, A Coruña, cruzó los caminos de Sara y Nicolás Montenegro. "Nos presentó Loli, aunque yo ya seguía su trabajo desde hacía tiempo. Loli y Nicolás han sido una casualidad y una suerte al mismo tiempo. Aparte de ser grandes profesionales, tienen una parte cercana y humana, que yo valoro muchísimo"
Los tres, Loli, Nicolás y Sara, crearon un trío ganador. "Hemos tenido entre los tres un feeling especial desde el principio, así que todo fue rodado, ya que en todas las decisiones pensábamos de la misma forma y nos entendíamos genial", cuenta.
El objetivo de Sara era el de ser una novia diferente y algo más, "que tuviese algún tipo de volumen porque me encantan". El diseñador andaluz trasladó los deseos de la novia en un diseño original y rompedor. "El maxivolante que rodea al vestido le daba ese toque especial que buscaba y con el que no pude sentirme más identificada. Los manguitos acabaron de ponerle el broche final al vestido de mis sueños".
Confeccionado con varios tejidos y dotado de una imagen especial, al final, Sara logró su sueño: marcar estilo el día de su boda con un diseño que, en parte, era desmontable. "Quisimos añadirle una cola larga al vestido para la ceremonia y que después pudiese quitarse para estar más cómoda en la celebración".
Es el propio Nicolás Montenegro quien nos detalla el traje. "Realizado en su mayoría en crepe de seda decorado con un maxivolante en tafeta de seda, aunque el modelo inicial no tenía manguitos, a Loli de Tul Novias se le ocurrió la maravillosa idea de añadirlos y así, creamos una versión nueva del modelo original. El vestido lo complementamos con una capa que salía desde la espalda hacia atrás. Esta capa era una antigua tela de los años 50 de la abuela de Sara, llevando una connotación sentimental".
Una historia que nos detalla la novia. "Elegí una de las telas de mi abuela, que es una persona fundamental en mi vida. Encontré algunos retales que tenía en casa y Nicolás adaptó uno de ellos para que pudiese llevarlo en nuestra boda".
Como resumen de esta experiencia, Sara nos dice que, "me siento muy agradecida tanto a Loli como Nicolás porque me acompañaron durante todo el proceso, escuchando mis gustos y aconsejándome. Fue maravilloso y lo volvería a repetir con los ojos cerrados".
Faltaban los accesorios. "Me costó muchísimo encontrar unos zapatos que me gustasen de verdad. En verano suelo llevar sandalias con tacón finito, así que quería algo parecido a lo que suelo usar normalmente. Finalmente, encontré unas sandalias de la colaboración de Redondo Brand con Martinelli con detalle de una flor en la parte delantera y broche para poder quitársela para, después, tener una sandalia más sencilla".
En cuanto a joyas, "siempre suelo llevar en mi día a día un montón de anillos y cadenas que tienen mucho valor sentimental para mí, pero para no quitar protagonismo a los volantes, decidí llevar solo algunos de mis anillos favoritos. Los más especiales, sin duda, un sello para el meñique con las iniciales de mis abuelos que no me quito nunca y el anillo que me regaló Manu cuando decidimos que nos casábamos. Es un anillo que encargó a medida en una joyería y que hizo con una piedra antigua de mi abuela que sabía que yo tenía guardada desde hacía tiempo pensando en nuestra boda".
Amante de lo vintage, "antes de tener vestido, ya sabía que quería unos pendientes antiguos de Dior que encontré en París en una feria de segunda mano. En su día guardé el contacto de la señora que los vendía y cuando supe que me casaba le pregunté por ellos. Me dijo que estaban perfectos y que me los mandaba sin problema al día siguiente. Y así fue. Lo mejor es que resultó que quedaban fenomenal con el vestido de Nicolás Montenegro".
El ramo de novia fue una composición de lo más original. "Elegí mi flor favorita, la hortensia blanca, acompañada de amaranto para darle movimiento al caminar. Llevaba una cinta con nuestras iniciales y la fecha de nuestra boda. Todo bordado a mano por Paula de Pau Entre Puntadas. Fue un regalo de una compañera de trabajo a la que aprecio un montón y no pudo hacerme más ilusión. Llevaba también bordada una frase y la palabra abuelo, en honor a mi abuelo paterno, que murió hace unos años y era una persona a la que yo quería muchísimo y con la que Manu tenía una relación muy especial".
Por su parte, Manu, el novio, llevó un traje a medida de la Sastrería Juanjo Rig. "De inspiración napolitana en corte semilevita y de fabricación inglesa por la casa Dormeuil, incluía un chaleco cruzado en 6 botones y en lino reciclado italiano. La camisa estaba confeccionada de forma artesanal con cuello semi-italiano y le añadieron el detalle de nuestras iniciales bordadas".
El día de la boda, Sara dejó que Alba de Nude Color Estudio fuese la encargada del peinado, y Patri de Mac, del maquillaje. "Buscamos un peinado que fuese natural, así que decidimos un semirecogido con twist para que pudiese lucir la melena, pero que a la vez que estuviese cómoda. Un look fresco y elegante que casaba fenomenal con el vestido y al que le añadimos unas ondas marcadas 'soft waves'. Misma premisa para el maquillaje, quería que fuese natural, pero con un toque jugoso en la piel, con las mejillas como foco principal. La técnica 'halo eye' resalta la luz natural de los ojos mostrando una mirada más marcada. En el labio, un suave 'overlip' con acabado cremoso que cierra la imagen fresca y femenina que buscábamos para ese día".
"La celebración la ofició Rocío de Luz Verde y nos quedamos encantados. Queríamos que tuviese el equilibrio perfecto entre divertida y emotiva y así fue. Quisimos tener un momento especial con mi suegra y mi abuela, así que les entregamos un ramo durante la ceremonia acompañados de unas palabras muy bonitas. Fue un momento muy emotivo para todos", recuerda la gallega.
La elección de la finca no fue casual. "Hace cinco años fuimos a la boda de una prima de Manu en Finca Montesqueiro y nos quedamos enamorados del lugar y la comida, así que tuvimos muy pocas dudas a la hora de elegir sitio para la celebración. Queríamos una boda íntima para poder disfrutar de nuestras familias y amigos más cercanos. Creo que lo conseguimos porque nos lo pasamos de maravilla y ambos disfrutamos muchísimo. Todos los invitados estaban animadísimos y el banquete fue muy divertido".
"El catering lo sirvió el grupo Montesqueiro, los encargados de la misma finca. Acompañamos muchos pinchos de pie con distintas estaciones de marisco para hacer honor al buen producto que tenemos en Galicia. Pudimos hacer el cóctel al exterior, ya que la temperatura era perfecta, con lo cual, pudimos disfrutar de los jardines hasta la hora de la cena".
Sara nos confiesa que, "ambos estamos de acuerdo que disfrutamos mucho de un momento en el que, mientras los invitados se acomodaban en el comedor, nos quedamos solos en el jardín haciendo una especie de pícnic y cata al mismo tiempo de aquellos pinchos que no habíamos probado. Fue un momento íntimo y bonito de los dos solos que también nos sirvió como relajación antes de entrar a darlo todo en el banquete. Lo recordamos con muchísimo cariño".
Ya en las mesas, el seating plan era un homenaje a la vida en el mar y el verano en la playa. "Encontramos de casualidad a La Jaula dibujada y nos encantó la idea que nos propusieron con los distintos tipos de personas que te puedes encontrar en la playa, desde los típicos domingueros, el surfista, los que duermen la siesta en la silla, el niño jugando con una pelota hinchable... A los invitados les pareció una idea muy original y nos preguntaron un montón por ellos".
Los novios quisieron tener un detalle especial tanto con los testigos como con el resto de invitados. "A nuestros testigos les regalamos un cuadrito a medida donde salían cada uno de ellos dibujados con detalles de sus profesiones o hobbies. Al resto de invitados le regalamos un imán personalizado con un dibujo que representaba a los dos vestidos de novios".
Los recién casados renunciaron al clásico vals por un tango como primer baile. "En concreto, elegimos la pieza de Carlos Gardel, 'Por una cabeza', en versión instrumental. Sabíamos que era un baile más complejo, pero nos llamó mucho la atención porque nos parece muy elegante. Empezamos a ir a clases en L'atelier, una escuela que hay en nuestra ciudad. Conocimos a nuestra profe Tania y a la vez que aprendimos, disfrutamos y lo pasamos genial en todas las clases. Recordamos con mucho cariño los ensayos en casa cada semana nos para que Tania nos diese su visto bueno".
Como recomendaciones para futuras novias, Sara nos dice, "el mejor consejo es lo típico que siempre escuchas pero que no puede ser más verdad: ser siempre fiel a ti misma. Tú eres quién mejor te conoces así que sé honesta con lo que te representa, con tus gustos al margen de las tendencias del momento y consigue encontrar con lo que sientas identificada. Las primeras impresiones son muy importantes así que fíate de ellas y rodéate de gente profesional. Y por supuesto, ten al lado a alguna amiga íntima o familiar que te aconseje de corazón".
Hay novias que, incluso mucho antes de estar prometidas, saben que el día de su boda marcarán la diferencia con su look. Sara, una gallega de corazón, comenzó así la carrera por encontrar el diseñador perfecto para vestir en su enlace. "Tenía claro desde el minuto uno que quería llevar un vestido de novia distinto", dice, y con esta premisa, acabó en manos de Nicolás Montenegro.
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