El Síndrome de Calimero: por qué hay personas que siempre se quejan del tiempo que hace (llueva o haga sol)
Más allá de los problemas meteorológicos habituales, hay determinadas personas que siempre se quejan del tiempo, y tiene una raíz psicológica
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Bajo la premisa del refranero popular ya se nos inculca el hecho de "nunca llueve a gusto de todos". Una frase que, en el sentido más literal, está de plena actualidad estos días. Los sucesivos días de lluvia en la mayor parte de España han llenado las redes sociales y las conversaciones personales de quejas sobre el tiempo.
Más allá de la importancia de la lluvia, en un país en situación de sequía meteorológica de larga duración desde hace tres años, queremos analizar qué hay detrás de las populares quejas sobre el tiempo. No solo en época de lluvias, sino también cuando hace calor o ante cualquier detalle del clima. Por ello, tras desvelar por qué el exceso de quejas puede ser malo para la salud o el problema de las quejas en pareja, desvelamos qué es el Síndrome de Calimero.
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Lo primero es matizar que el denominado Síndrome de Calimero no está vinculado explícitamente a las inclemencias meteorológicas. Aunque en determinados momentos, como estos días de lluvias continuadas o en momentos de mucho calor, se puede hacer más visible en esta materia. Inspirado en el famoso pollito negro de los dibujos animados, Calimero, debe su nombre al psicoanalista e investigador francés Saverio Tomasella.
A través de uno de sus libros, Tomasella analizó a las personas que tienden a victimizarse de forma crónica, hasta por aspectos que escapan al control humano. Así, el Síndrome de Calimero busca analizar desde un punto de vista psicológico los diferentes aspectos que pueden llevar a la queja constante.
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Si hablamos del tiempo, hay que hacer referencia al trastorno afectivo estacional (TAE). Una condición en la que los cambios estacionales, especialmente la reducción de la luz solar en otoño e invierno, generan síntomas depresivos como apatía, fatiga y bajo estado de ánimo. Las personas que lo padecen suelen tener una mayor sensibilidad a las condiciones climáticas y, por lo tanto, expresan su malestar a través de quejas constantes
Aunque hay una razón más general vinculada a esa queja eterna, sea por la lluvia, por el sol o por cualquier materia. Así lo analiza la psicóloga Beatriz Martínez en un artículo de su web: "Quienes se quejan mucho han experimentado injusticias reales y tienen miedo de ser víctimas otra vez".
"Una expresión de dolor oculta"
"Entonces, en lugar de hablar de una preocupación demasiado profunda, la queja del Calimero se orienta a otras cuestiones menos dolorosas (y más cotidianas). De esta forma, a nivel psicológico, una expresión oculta de dolor se relaciona con algo cotidiano (y menos cargado emocionalmente) que sí puede expresarse de forma libre y pública sin consecuencias emocionales o hasta sociales", analiza la psicóloga.
Además, aunque la queja no siempre es negativa, especialmente si es algo puntual que nos anime a cambiar una situación cuando hay un problema; sí debe tenerse en cuenta como algo ocasional. Si no, se podría caer en el conocido como sesgo de negatividad.
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Un fenómeno cognitivo que hace que algunas personas tiendan a enfocarse en los aspectos negativos de su entorno, puede provocar cambios en el cerebro. De hecho, un estudio de la Universidad de Stanford reveló que la exposición frecuente a quejas, ya sean propias o ajenas, aumenta los niveles de cortisol, la hormona del estrés, lo que con el tiempo puede afectar el estado de ánimo y la capacidad cognitiva.
Además, esta práctica puede llevar a la atrofia del hipocampo, la región del cerebro encargada de la memoria y el aprendizaje, dificultando la capacidad de concentración y resolución de problemas. A ello se suma que quejarse con frecuencia reconfigura las conexiones neuronales, favoreciendo una perspectiva negativa del entorno.
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Esto significa que cuanto más se refuerza este comportamiento, más automático se vuelve. Las personas que se quejan constantemente del clima pueden estar atrapadas en un círculo vicioso donde su cerebro busca y enfatiza los aspectos negativos de cualquier situación meteorológica.
Entonces, ¿qué se puede hacer al respecto? La base será comprender que este comportamiento tiene bases psicológicas y neurológicas, pero ejercicios como practicar la gratitud, centrarse en aspectos positivos y entrenar la mente para adoptar una actitud más resiliente puede ayudar a reducir la tendencia a quejarse por aspectos que escapan al control personal y que solo pueden generar frustración. Además de buscar una ayuda profesional que analice cada caso.
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Bajo la premisa del refranero popular ya se nos inculca el hecho de "nunca llueve a gusto de todos". Una frase que, en el sentido más literal, está de plena actualidad estos días. Los sucesivos días de lluvia en la mayor parte de España han llenado las redes sociales y las conversaciones personales de quejas sobre el tiempo.