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Las vacaciones de la realeza europea: relax sin polémicas
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Las vacaciones de la realeza europea: relax sin polémicas

Un 'modus operandi' muy similar: posado y descanso. Los hay que huyen a lugares paradisíacos o los hay que no les importa ser captados por los fotógrafos. Estos son los destinos estivales de los 'royals'

Foto: Saint-Tropez, Grecia o Palma de Mallorca suelen ser los destinos favoritos de la realeza (Vanitatis)
Saint-Tropez, Grecia o Palma de Mallorca suelen ser los destinos favoritos de la realeza (Vanitatis)

Sean públicas o privadas, reyes y príncipes de medio mundo hacen de agosto el mejor mes para disfrutar de jornadas de relax, sol, playa y deporte. Como de costumbre, la Familia Real española ha vuelto a dejarse ver unos días por Palma de Mallorca. Una estancia breve que sigue al milímetro la tradicional ruta impuesta por los monarcas (actuales y eméritos): tradicional posado, mañanas de regatas y recepción en el palacio de L'Almudaina. Con una salvedad, tanto Don Felipe como su esposa y sus hijas suelen escaparse a algún lugar recóndito donde huir del foco mediático. Un plan B en su descanso estival que conservan de su etapa como príncipes y cuyos destinos nunca trascienden. Todo lo contrario que en el resto de casas reales, cuyos destinos suelen ser conocidos y a cuyos miembros se les puede ver con chanclas y toallas en diferentes playas del mundo.

En muchas de las playas del Mediterráneo, al igual que Marivent, se encuentran algunas de las residencias de verano de la realeza. Tal es el caso de los duques de Luxemburgo quienes, desde hace años, suelen disfrutar de jornadas de sol y playa en la Costa Azul. Allí Enrique y María Teresa suelen congregar a los suyos en la Torre Sarracena, una espectacular propiedad con vistas al mar enclavada en la Provenza. Este año, a Luis de Luxemburgo y su esposa Tessy se les ha podido ver disfrutando de una divertida mañana de juegos junto a sus hijos en el mar.

Por su parte, la familia real de Suecia suele veranear a caballo entre Saint-Tropez y Sainte-Maxime. Las aguas de la Costa Azul no solo son un hervidero de celebs. Con la presencia de los royals suecos, se confirma la tesis de que la Provenza es también un lugar ideal donde estos gustan de relajarse. Carlos Gustavo y Silvia han reunido este año a su hija Victoria, su marido, y su nieta Estelle y los príncipes Carlos Felipe y Sofía en Villa Mirage: una espectacular mansión que adquirieron en 1997 y que sirve como residencia y punto de partida para interminables jornadas de navegación.

También en Francia, pero en la costa oeste, suele recalar el rey de los belgas y su familia. Desde 2008, suelen hacer un combinado vacacional a medio camino entre la Costa Vendéenne y la isla de Yeu. En esta última suelen alquilar una casa y ocupan sus jornadas montando en bicicleta o practicando vela. Dos lugares que suelen estar a salvo de los curiosos y donde Felipe de Bélgica gusta de degustar una buena cerveza belga en el Hotel de los Viajeros, en el Port Joinville. Un destino completamente diferente al de sus padres, los reyes eméritos Paola y Alberto, quienes gustan más de disfrutar de la zona de Cannes: allí disponen de tres villas y un yate para su uso y disfrute.

Aunque menos cacareadas, la princesa Charlene de Mónaco también ha disfrutado ya de unos días de vacaciones. Ha estado disfrutado de una ruta en yate junto a unos amigos en aguas de la costa francesa. En ellas, su Alteza Serenísima se ha dejado ver practicando uno de los deportes de moda desde hace tres veranos: el paddle surf.

Sin duda, las embarcaciones de recreo forman parte de la lista de gadgets náuticos asociados a cualquier familia real. También de la noruega. Los príncipes Haakon y Mette-Marit han pasado parte de sus vacaciones a bordo del Norge. Un yate custodiado por la Marina de su país donde el matrimonio y sus hijos han recorrido la costa de Córcega, el puerto de Calvi o la bahía de Portofino donde, además, ha sido objetivo de los paparazzi. Pero sus vacaciones no terminan con este periplo mediterráneo. La prensa de su país asegura que los príncipes están estudiando la posibilidad de 'huir' unos días a México o Rio de Janeiro, donde tienen una vivienda.

Los reyes Guillermo y Máxima de Holanda suelen seguir un modus operandi similar al de los monarcas españoles. Posado en las playas del norte de su país a finales de junio para, después, recalar en la región del Peloponeso. La familia real neerlandesa posee una espectacular villa en Kranidi de 4.000 m² cuyo valor asciende a los 4,5 millones de euros. El truco para huir de las miradas indiscretas está en que la mansión tiene playa privada y si quieren dejar se ver, acuden al puerto deportivo.

Realeza 'de interior'

A diferencia de la realeza playera, los hay que prefieren la tranquilidad de un castillo ubicado en una zona de interior. Tal es el caso de los reyes Margarita y Enrique de Dinamarca, sus hijos y sus nietos. El posado familiar siempre tiene lugar en el palacio de Grasten, un fortificación situada a unos 15 kilómetros al norte con la frontera alemana, pero la reina y los suyos acaban recalando en el palacio de Cayx: una propiedad que adquirió en 1975 y que posee 24 hectáreas de viñedo en sus alrededores que hacen las delicias de toda la familia danesa.

También de interior son las vacaciones de la reina Isabel II de Inglaterra. Su castillo de Balmoral (Escocia) se convierte en uno de los mejores refugios donde disfrutar de unos días de descanso. A diferencia de otras casas reales, es complicado que trasciendan grandes posados familiares. Aunque es cierto que la soberana suele organizar grandes barbacoas junto a los suyos e interminables paseos a caballo por los terrenos aledaños.

Los planes vacacionales de los 'royals' se tornan tan variopintos como los lugares donde poseen sus residencias de verano. Los hay, como Don Felipe y Doña Letizia o como Guillermo y Máxima de Holanda, que prefieren apartarse durante unos días de las miradas indiscretas; y los hay, como los monarcas suecos o los herederos noruegos, a los que ser objetivo de las cámaras de los paparazzi en bañador o biquini, no supone problema alguno. Al final, lo que queda es haber practicado el arte del dolce fare niente. Sea donde sea.

Sean públicas o privadas, reyes y príncipes de medio mundo hacen de agosto el mejor mes para disfrutar de jornadas de relax, sol, playa y deporte. Como de costumbre, la Familia Real española ha vuelto a dejarse ver unos días por Palma de Mallorca. Una estancia breve que sigue al milímetro la tradicional ruta impuesta por los monarcas (actuales y eméritos): tradicional posado, mañanas de regatas y recepción en el palacio de L'Almudaina. Con una salvedad, tanto Don Felipe como su esposa y sus hijas suelen escaparse a algún lugar recóndito donde huir del foco mediático. Un plan B en su descanso estival que conservan de su etapa como príncipes y cuyos destinos nunca trascienden. Todo lo contrario que en el resto de casas reales, cuyos destinos suelen ser conocidos y a cuyos miembros se les puede ver con chanclas y toallas en diferentes playas del mundo.

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