Carolina y Charlène, las Meghan y Kate de Mónaco: evitan coincidir en la agenda

La relación de Carolina y Charlène de Mónaco es cuando menos complicada. Cuando la exnadadora pasó a formar parte de la familia Grimaldi todo parecía estupendo. Las lágrimas de Carolina en la boda de su hermano demostraron lo feliz que se sentía la princesa por el enlace de Alberto y la nueva incorporación al clan. Sin embargo, los años han mermado ese vínculo que parecía que existía entre las dos cuñadas, quienes antes no tenían ningún problema en compartir acto oficial, algo que ahora parece totalmente imposible.

Y es que analizando las agendas de ambas en los últimos meses es evidente que evitan coincidir y, por su mala relación como cuñadas, se han convertido en las Meghan y Kate de Mónaco. Desde noviembre, tan solo han aparecido juntas en dos acontecimientos. El primero de ellos fue la Fiesta Nacional de Mónaco, a la que tradicionalmente asiste toda la familia Grimaldi y es complicado causar baja injustificada. El segundo fue la visita de Estado del presidente de China y su esposa al pequeño principado hace pocos meses. Y es que en un evento tan importante institucionalmente, Alberto quiso contar con su mujer, sus hijos y sus dos hermanas. Todo apoyo era poco.

Aunque las dos estuvieron en el mismo escenario en ambas citas ocasiones, no hay ni una sola fotografía de ellas interactuando. Ni una sonrisa, ni un saludo, ni un acercamiento físico. La fórmula que utilizan las dos princesas para no verse las caras es la siguiente: cuando Alberto acude a un acto con Charlène lo hace sin Carolina, y viceversa, cuando al príncipe le toca compartir compromiso con su hermana, es su mujer la que no asiste. Así pues, han estipulado una especie de norma no escrita para coincidir lo menos posible.

Los primeros indicios que se tuvieron de esa mala relación datan del Baile de la Rosa de 2015, cuando Charlène faltó por primera vez a este vistoso evento organizado por Carolina. Desde entonces, ha faltado en cada una de las ediciones. El primer año, el Palacio sí proporcionó una justificación, que se encontraba en casa con sus hijos, pero en los años siguientes no se han preocupado ni siquiera en dar una explicación. Simplemente, cuando llega la fecha ya nadie espera a la princesa, convirtiéndose el Baile en una demostración del poder de Carolina y los Casiraghi.

Pero el Baile de la Rosa no es el único evento importante para Carolina al que ha faltado su cuñada. Muy sonadas fueron sus ausencias en las bodas de sus sobrinos. Y es que cuando en enero de 2014 Andrea Casiraghi y Tatiana Santo Domingo contrajeron nupcias en la estación de esquí de Gstaad (Suiza), la princesa no se presentó. El motivo que se dio para justificar esa no asistencia fue que tenía un acto programado en Sudáfrica desde hacia varios meses y que no pudo cancelarlo.

El tema quedó allí, pero en agosto de 2017, Charlène volvía a causar baja, esta vez en la boda religiosa de Pierre Casiraghi y Beatrice Borromeo, celebrada en Italia. Aunque fueron muchos los medios de comunicación que intentaron encontrar una explicación a esa ausencia, desde palacio no dieron ningún tipo de aclaración de qué tenía que hacer la princesa que le impedía acompañar a su marido a las nupcias de su sobrino.

La boda de Carlota Casiraghi y Dimitri Rassam está prevista para el último fin de semana de julio. Estaremos atentos para ver si Charlène vuelve a darles plantón a Carolina y su familia.