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La ruta gastronómica de Urdangarin y Cristina de Borbón durante su permiso
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VUELTA A PRISIÓN

La ruta gastronómica de Urdangarin y Cristina de Borbón durante su permiso

La pareja y su familia han visitado varios restaurantes estos días. El exduque de Palma es un aficionado a la cocina y le gustan los fogones. Tuvo su propio local en Barcelona

Foto: Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina, en Vitoria. (EFE)
Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina, en Vitoria. (EFE)

De ruta gastronómica, con buenos platos y vinos, para degustar producto de temporada. Como hizo su suegro, el rey Juan Carlos I, cuando abdicó y abandonó el trono, Iñaki Urdangarin se ha lanzado a las mesas de icónicos restaurantes desde que abandonó la cárcel de Brieva, el viernes, para su segundo permiso. En Vitoria, en Tudela y en casa de su madre, Claire Liebaert, tras hacer acopio de producto de calidad en el Mercado de Abastos. No hay que olvidar que el marido de la infanta Cristina es un cocinillas, que disfruta entre fogones y que en Barcelona llegó a ser socio de un restaurante.

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Tras pasar el fin de semana en casa con la familia y disfrutar de una excursión al santuario de Oro el domingo, el lunes la pareja paseó por las calles de Vitoria. Fueron al Mercado de Abastos de la capital vasca, donde se surtieron de productos de temporada. Compraron en varias tiendas y volvieron a casa, sin parar en ningún local para un aperitivo, algo que antes era una tradición casi sagrada para el matrimonio.

El martes, junto con la madre del exduque y la hija de ambos, Irene, viajaron hasta Tudela donde comieron en el restaurante Iruña. Conocido por la calidad de su producto de mercado, los Urdangarin degustaron platos centrados en el campo, como borrajas, cardo, menestra y alcachofas. La Infanta y su marido estuvieron relajados en todo momento, tal y como comentaron desde el local a Vanitatis, se sentaron en una mesa en el centro del restaurante y antes de irse se hicieron incluso una foto con el responsable del Iruña.

Recuerdos

No era la primera vez que visitaban el local; es más, Urdangarin había estado hace años con la selección española de balonmano. “Él se acordaba de la vez que estuvo cenando aquí, y tenía ganas de comer verdura. En nuestra conversación, rememoró que fue una concentración atípica la de ese año, porque hubo varias nevadas y solo pudo estar medio equipo”, declaró el propietario a los medios.

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Al día siguiente tocaba otra mesa, esta vez en Vitoria. La pareja comió en el restaurante The Bost, de nuevo con Irene y sin rastro de Miguel, a quien se vio el viernes en el asiento trasero del coche. Con ellos estaban dos hermanos Urdangarin y la madre. “En The Bost deseamos dar valor a la cocina tradicional sin renunciar a nuestro estilo propio que nos hace diferentes”, informan en su página web. Uno de sus platos estrella son los garbanzos con bogavante. Esta vez no hemos podido saber qué degustaron los comensales, pero sí podemos decir que el precio medio es de unos 30 euros por persona.

La pasión del exduque de Palma por la buena mesa viene de lejos. Urdangarin incluso abrió un pequeño restaurante en el pasaje Pellicer de Barcelona con dos socios, Fernando Barbeito y Manuel Doreste, deportistas como él. Fue la primera aventura empresarial de Urdangarin, quien fundó Avibo SA para gestionar el local con sus socios. Nunca fue rentable y hasta contrajo deudas con la Seguridad Social, de lo que dio cuenta El Confidencial hace unos años. Urdangarin se apeó de la empresa, de la que era presidente, en 1997, cuando se conoció su noviazgo con la Infanta.

placeholder Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina salen de un partido de balonmano. (Getty)
Iñaki Urdangarin y la infanta Cristina salen de un partido de balonmano. (Getty)

El restaurante se llamaba El Pou y fue el local en el que, a la vuelta de los Juegos Olímpicos de Atlanta, se produjo el primer y breve encuentro entre la Infanta e Iñaki, durante una fiesta. Se trataba de celebrar la medalla ganada en verano y se invitó, cómo no, a Cristina de Borbón. El resto es historia.

El pescado, su especialidad

Cuando empezó el noviazgo entre la Infanta y el jugador de balonmano, las crónicas de entonces se volcaron en lanzar alabanzas a Urdangarin y desgranaban todas sus virtudes. En una crónica de 'El País' publicada el 1 de mayo de 1997 y titulada ‘El chico perfecto’, se contaba: “Sus amigos dicen que es un chico muy hogareño, al que le gusta recluirse para descansar de tanto viaje y concentración con el equipo de balonmano del Barcelona. Cuando está en casa acostumbra a cocinar. Toda la familia Urdangarin tiene fama de defenderse muy bien en los fogones. La especialidad de Txiqui es el pescado. Cuando decide ponerse el delantal, suele convocar a sus compañeros. Son famosas sus citas gastronómicas”.

El miércoles, tras la comida familiar, el exduque de Palma volvió a prisión. Allí plantó unos tomates, un simbólico recuerdo de la vida fuera de la cárcel y las bonanzas de la tierra.

De ruta gastronómica, con buenos platos y vinos, para degustar producto de temporada. Como hizo su suegro, el rey Juan Carlos I, cuando abdicó y abandonó el trono, Iñaki Urdangarin se ha lanzado a las mesas de icónicos restaurantes desde que abandonó la cárcel de Brieva, el viernes, para su segundo permiso. En Vitoria, en Tudela y en casa de su madre, Claire Liebaert, tras hacer acopio de producto de calidad en el Mercado de Abastos. No hay que olvidar que el marido de la infanta Cristina es un cocinillas, que disfruta entre fogones y que en Barcelona llegó a ser socio de un restaurante.

Infanta Cristina Iñaki Urdangarin