La ¿falsa? historia de amor de Mary de Dinamarca: una amiga desmonta el mito
Su primer encuentro fue propio de una película romántica, de un cuento de hadas. Pero ¿y si no ocurrió como nos han hecho creer siempre?
La historia de amor de Mary y Federico de Dinamarca es de esas que uno solo ve en las películas. Se trata del cuento de hadas con el que sueñan muchas mujeres.
Siempre ha trascendido que Federico y Mary se conocieron en el pub australiano Slip Inn, de manera casual, durante la celebración de los Juegos Olímpicos de Sídney 2000. El príncipe heredero había salido a cenar con su hermano Joaquín y con los príncipes Nicolás de Grecia y Marta Luisa de Noruega. Fueron al pub a tomar unas copas y allí estaba Mary acompañada de sus amigos.
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Federico y ella charlaron e intercambiaron sus teléfonos. Mary confesaría unos años después, en una entrevista, que al principio no sabía quién era aquel hombre que coqueteaba con ella ni las personas que lo acompañaban: "Yo no sabía quiénes eran ellos. Una media hora después, uno de mis compañeros viene a mí y me pregunta: "¿Sabes que esas personas son príncipes?".
Este fue (o al menos es lo que siempre nos han contado las partes implicadas) el inicio de una relación que finalizó con un broche inigualable: el anuncio en octubre de 2003, por parte de la corte danesa, del compromiso matrimonial de la pareja.
Pero ¿y si el primer encuentro entre Mary y Federico de Dinamarca no hubiera sido tan casual como nos han contado siempre? Hay que admitir que, de ser así, la historia perdería mucha magia. Pues esto es exactamente lo que sostiene Amber Petty, quien fue una de las damas de honor de la princesa Mary.
Amber habló en el programa de televisión ‘Sunrise’ y confesó que el primer encuentro entre Mary y Federico fue en una cena exclusiva organizada durante los Juegos Olímpicos en la que ambos estaban invitados.
“Lamento romper el corazón de todos, pero no siempre se trata de toparse al azar con príncipes en los pubs”. "No fue un encuentro al azar... Fue una pequeña cena organizada durante los Juegos Olímpicos y resultó que Mary estaba invitada y la mayoría de los invitados eran miembros de la realeza".
Cierto o no, e incluso existiendo la posibilidad de que Mary supiera a la perfección que el comensal que se sentó en aquella cena frente a ella era un príncipe, una cosa es innegable: la chispa y la atracción entre ambos se encendió.
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"Creo que estaban sentados uno frente al otro, que obviamente es la posición perfecta para hablar y relacionarse con alguien", explicó Amber.
"Fue una cena muy civilizada y encantadora, y fue el comienzo de lo que se convertiría en un capítulo muy importante para ambos", añadió.
La historia de amor de Mary y Federico de Dinamarca es de esas que uno solo ve en las películas. Se trata del cuento de hadas con el que sueñan muchas mujeres.