La infanta Cristina y el rey Juan Carlos: lentejuelas y un bastón para apoyar a Mario Vargas Llosa

Al fin ha llegado uno de los momentos más esperados durante los últimos meses para el escritor Mario Vargas Llosa. Fuera de su vida personal, marcada por la reciente ruptura con Isabel Preysler y todo el ruido acumulado a su alrededor, el escritor peruano vuelve a vivir días de gloria en su trayectoria personal al ingresar en la Academia Francesa para ocupar el sillón 18 (de 40) de la institución, antes perteneciente al fallecido filósofo e historiador de las ciencias Michel Serres y también al pensador Alexis de Tocqueville en el siglo XIX, siendo el primer literato que no escribe en francés en hacerlo y sumándose así a la historia cultural del país galo.

Sin embargo, el también ganador del Premio Nobel de Literatura no se encuentra solo. En el acto, comenzado exactamente a las tres de la tarde, ha logrado reunir a rostros de la alta sociedad de medio mundo, entre los que se encuentran el mismísimo don Juan Carlos, tal y como se anunció hace poco más de una semana, y su hija la infanta Cristina, que ejerce de acompañante y escudera en esta ocasión. A ellos se suma toda la familia Vargas Llosa, encabezada por Patricia, la matriarca, y sus hijos Morgana, Álvaro y Gonzalo, algunos de ellos arropados también por sus hijos, nietos del peruano.

Sin embargo, gran parte del foco para los medios especializados en prensa social ha recaído en el regreso del Rey emérito a Europa, que lo hace por segunda vez en el último mes, si tenemos en cuenta su presencia en el funeral de Constantino de Grecia, celebrado a mediados de enero de Atenas. Desde su exilio no hay constancia de que el padre de Felipe VI, afincado en Abu Dabi, haya tomado tal número de vuelos en tan poco espacio de tiempo, pero con este gesto ha mostrado su compromiso con sus amigos más cercanos.

Don Juan Carlos ha llegado al Anfiteatro del Instituto Francés de París aproximadamente diez minutos antes del inicio de la sesión en una furgoneta negra de cristales tintados, en la que, por supuesto, también se encontraba su hija. Una vez allí, ambos han sido recibidos por la directora de la Academia, Hélène Carrère d’Encausse, pues, tal y como aseguraba a ‘El País’ en una entrevista, “ha sido rey de España. No vamos a tratarlo como si fuera el conserje, será tratado de acuerdo con su rango. Debemos esto a España. Es el padre del rey actual”.

TE PUEDE INTERESAR

La 'tribu' Vargas Llosa, el Rey emérito y la infanta Cristina, de celebración en París

Silvia Taulés

Posteriormente, el Rey emérito, acompañado por su ya inseparable bastón, y la infanta Cristina, enfundada en una blazer de lentejuelas en tonalidad marrón chocolate a contraste con su total look negro, han tomado asiento en la primera fila del salón de ‘los inmortales’ para poder disfrutar del discurso íntegramente en francés pronunciado por Mario Vargas Llosa, el cual también ha escuchado el ex primer ministro galo Manuel Valls.

El peruano ha deleitado a los distinguidos asistentes con su oratoria durante casi una hora. Todos ellos sentados en el hemiciclo de sillones mostazas en diferenciación de las butacas verdes que reconocen a los académicos.

A pesar de que para algunos la presencia de don Juan Carlos no tenga una explicación lógica, únicamente responde a la invitación que el propio nobel de Literatura realizó al que considera su amigo. Además, en los próximos días ambos hombres compartirán agenda, ya que, tal y como adelantó ‘El País', durante la noche del viernes acudirán a una cena organizada por el presidente de Francia, Emmanuel Macron.

Por otro lado, Mario Vargas Llosa continuará disfrutando del apoyo y presencia de los suyos, alojados en el domicilio familiar de la Rue de Saint Sulpice de la capital francesa, según pudimos conocer hace tan solo dos días por la publicación de su hijo Álvaro en su perfil de Twitter de una fotografía de sus padres en el salón de dicha vivienda. De esta manera, el interés del foco mediático ha virado de las filtraciones de Preysler sobre su vida conyugal con el nobel a una posible reconciliación con Patricia.

El escritor peruano parece estar más dispuesto que nunca a recuperar su antigua vida y ha logrado construir una estrecha relación con su aún mujer. Un rumor para nada sorprendente si tenemos en cuenta que este pasado domingo comieron junto a sus hijos en un conocido restaurante oriental del barrio madrileño de Chamartín, tal y como avanzó en primicia Vanitatis.

Tras ocho años de su separación (no oficial), ya que el matrimonio jamás firmó los papeles del divorcio, Patricia, que ha sido definida por Llosa como la mujer de su vida, con la que ha compartido más de 50 años, ha regresado en el momento idóneo para cerrar un círculo. La peruana le acompañó a recoger el Premio Nobel y hoy ha vivido de su brazo otro de los momentos más importantes de la trayectoria profesional de su marido.