La verdadera vida de Froilán en Abu Dabi: sin sueldazo, sin petrolera y sin piso de lujo

La vida del primogénito de la infanta Elena y Jaime de Marichalar en Abu Dabi se ha desarrollado con un recorrido mediático importante. Y no todo lo que se ha dicho sobre su cambio de vida coincide con la realidad, como la obligación impuesta de cambiar de aires.

Se dijo que trabajaba para una petrolera con un sueldo poco acorde a su edad y conocimientos, que vivía en un apartamento de superlujo de doscientos metros cuadrados pagado por su abuelo y, como guinda, que los amigos viajaban a los Emiratos, donde continuaba la fiesta. Fuentes directas explican a este medio que “el piso de Felipe es muy normal y se encarga él mismo de costearlo”.

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A. Rodríguez

La ultima información sobre la nueva vida laboral del hijo de la infanta Elena era su participación en la organización de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP28). Unos encuentros que se van a celebrar en Dubái del 30 de noviembre al 12 de diciembre. Efectivamente sí va a colaborar, pero no se trata de un nuevo trabajo, sino la continuidad del contrato de la empresa para la que trabaja desde que llegó a Abu Dabi y que nunca fue una petrolera.

Fuentes directas explican que “podría haberse dado esa oferta, pero no ha sido el caso. Felipe nunca ha trabajado para ninguna petrolera, ni ha tenido altos cargos, ni nada que se le parezca. Tiene una plaza de júnior, como otros chicos jóvenes en el comité organización del COP 28. Esta es su dedicación laboral desde que llegó y tiene que ver con lo que él estudio. Está muy contento y suele comer con don Juan Carlos siempre que se lo permite su horario”.

Una decisión consensuada

La decisión de irse estuvo consensuada con sus padres y abuelos, y Froilán tuvo la primera y última palabra. En España, su situación pública era complicada y con la lupa puesta en su salidas nocturnas y diurnas. El sobrino de Felipe VI, cuarto en la sucesión a la jefatura del Estado, no tenía buena prensa a diferencia de sus primos Urdangarin. Los hijos de la infanta Cristina tuvieron la suerte de pasar su infancia, adolescencia y la primera juventud entre Barcelona, Estados Unidos y Suiza.

Este alejamiento supuso su invisibilidad y la posibilidad de disfrutar de su medio anonimato ajenos a las polémicas de sus padres cuando estalló el caso Nóos, el paso por la cárcel y la infidelidad manifiesta del exduque de Palma.

Froilán, en cambio, no pudo o no supo manejar esos tiempos, y cuando cumplió la mayoría de edad, su agenda lúdica se convirtió en noticia. El nieto preferido de don Juan Carlos parecía encontrarse siempre en lugares donde se daban circunstancias complicadas. Aunque no tuviera que ver directamente con los líos que se daban en esos locales, su nombre salía a relucir y siempre por motivos poco claros, como tiroteos, robos en chalés de lujo o peleas callejeras.

La gota que colmó el vaso fue la denuncia por exceso de ruido en la discoteca en la que se encontraba por parte de unos vecinos. Resultó que era una especie de sala multiusos de ocio con horario 24 horas, según el comunicado de los propietarios. Lo llamativo era que lo mismo servía como club de intercambio de parejas que como sauna con derecho a música y con un número determinado de clientes dependiendo del día de la semana.

Esto sucedía a principios de febrero. En enero había viajado con la infanta Elena hasta Abu Dabi para visitar a don Juan Carlos. Fue uno de los primeros contactos con la ciudad que, meses después, se convertiría en su residencia habitual. “Nadie le obligó y ahora está encantado con la decisión que tomó”, aseguran fuentes cercanas a este medio.

A partir de entonces, su perfil ya no fue tan público, pero sí se sucedían noticias que tenían poco que ver con la realidad que estaba viviendo. La infanta Elena aseguró el pasado marzo, durante un acto taurino como fueron los premios Las Meninas de España, el cambio en la vida de su primogénito y el estado de salud del Rey emérito. “Felipe se ha amoldado muy bien”, manifestó.