Iñaki Urdangarin y Ainhoa Armentia, "como dos adolescentes" y bajo la lupa de la familia de él

Pero vamos a ver, ¿qué pasa con Iñaki Urdangarin? La pregunta se lanza al entorno directo del exduque y se resuelve con sonrisas pícaras por parte de quienes la reciben. Por Barcelona ya no pasa; nadie recuerda la última vez que fue a Ginebra a ver a su hija Irene; está todo el día, según cuenta su entorno, "pegado a Ainhoa". La relación de ambos se ha convertido en un búnker en el que nadie penetra.

"Son como dos adolescentes", nos aseguran las mismas fuentes, personas muy cercanas al todavía marido de la infanta Cristina que no dan crédito a las pasiones de su amigo. Es más, afirman incluso que "ha hablado alguna vez de casarse" con su pareja, algo que todos ven descabellado. Incluso él es consciente de que, en estos momentos, una decisión de este tipo perjudicaría a la relación con sus hijos. Además, si finalmente quisiera boda, debería hacerlo, claro, después de divorciarse de la Infanta. Y ese proceso no está siendo sencillo.

Volvamos a cómo está Urdangarin. Muchos de ustedes lo recordarán: aquellas épocas de amores adolescentes, cuando la pareja era todo el universo. Los primeros amores… Pasarse el día pegados, hacer todos los planes juntos, los amigos y familia quejándose de que solo teníamos ojos para esa persona. Es la típica estampa de 'tortolitos'. Todas las despedidas eran tristeza profunda y los reencuentros pura euforia. En esas está, así nos lo corroboran, el (ex)marido de la infanta Cristina con su nueva pareja, Ainhoa Armentia.

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La relación entre ambos dura ya casi dos años, aunque ellos dos siguen locos el uno por el otro. Como el primer día o más incluso. Quienes los conocen nos informan además de que cuentan con poca confianza de su entorno, que los Urdangarin, por ejemplo, no lo terminan de ver claro.

Ni Ginebra ni Barcelona

Si revisamos la agenda pasada del exduque de Palma, veremos los motivos por los que preguntamos qué pasa con él. Viaja poco o nada a Barcelona. Nadie recuerda la última vez que fue a Ginebra a ver a Irene. Todos sus planes, que son muchos, nos dicen, están gestionados con Ainhoa. Desayunar, comer, merendar y cenar, todo lo hacen juntos. Y eso que no viven bajo el mismo techo. Todavía.

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Las mismas fuentes nos informan: Urdangarin no se atreve a plantearle a su familia, en especial a sus cuatro hijos, una posible mudanza con Ainhoa. Tampoco a su madre, Claire Liebaert, quien, según nos confirman, aún no conoce a la administrativa.

No pensaba divorciarse

Desde Vanitatis hemos podido contactar con algunos conocidos de Ainhoa, gente con la que ella se movía antes de empezar con Iñaki. Y nos declaran que esa dedicación que tiene ahora no la tenía al principio de la relación. Que Armentia nunca pensó en divorciarse de su marido, que en su mente se trataba de algo pasajero. Fue cuando salieron las fotografías de ambos que no tuvo más remedio que separarse. Y fue entonces cuando la pasión explotó, una pasión que lleva a ambos a no pensar casi en nada más que en ellos mismos.

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La pareja viaja con mucha frecuencia al País Vasco francés, donde siempre han tenido su rincón y lo han sentido como un refugio. Hacen planes de montaña, escapadas y excursiones, además de comidas y cenas a restaurantes de nivel. Casi no se ven con nadie mas, no tienen amigos en común y suelen estar juntos y solos. Bueno, solos del todo no, porque siempre andan con los escoltas que el Ministerio del Interior tiene asignados al todavía marido de la Infanta por su condición.

Con escolta

En marzo de este año, el Gobierno inició los trámites para retirarle la escolta a Urdangarin. Una decisión que le fue comunicada a él y a los agentes que le custodian. Unos y otros expresaron sus reticencias a que no tuviera escolta, con lo que el exduque, por el momento, sigue con seguridad pública. No sabemos si cuando se divorcie oficialmente le será retirado el servicio.

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Cuando viaja por España cuenta con su equipo de escoltas, que son unos ocho, por los turnos y las necesidades del grupo. Si sale del país, entonces va solo. Así que las escapadas al País Vasco francés son de las favoritas de la pareja.

Otra de las cuestiones que han sorprendido al entorno directo de Urdangarin es que ha expresado en más de una ocasión sus deseos de casarse con su pareja, algo que por el momento sabe que no puede suceder. “De ninguna manera -nos aseguran-, si mudarse con ella ya es casi un imposible”. Los dos son conscientes de que, en el ambiente tradicional y clásico de la Vitoria en el que se mueven, su relación, tan pública y tan conocida, no es del agrado de su círculo. Además, lo hemos dicho ya, la familia Urdangarin, al menos la mayoría de los hermanos de Iñaki, no acaban de ver con buenos ojos la relación.

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Y eso que todos se posicionaron al lado de Iñaki cuando fue encausado por la Justicia. En aquel momento, suponía además posicionarse al lado de la Infanta también, porque formaba parte de su familia. “Siempre ha sido una más y ahora las cosas no son del agrado de nadie”. Bueno, podríamos puntualizar: de nadie menos de la pareja de tortolitos que disfruta de una segunda adolescencia con su relación.