La princesa Charlène, una rebelde de cuero que da un firme paso al frente
Después de tres semanas desaparecida, la esposa del príncipe Alberto ha retomado con intensidad su agenda y se ha dejado ver con estilismos de lo más llamativo
En el desfile de estrellas que han pasado por el palco real de Wimbledon estos pasados días, llamó la atención la presencia del príncipe Alberto de Mónaco sin su esposa, la princesa Charlène. A su lado, el royal de 65 años tenía a su prima Melanie-Antoinette de Massy, con la que disfrutó del partido entre Ons Jabeur y Elena Rybakina en la pista central mientras charlaba con el presidente del torneo, Ian Hewitt. La sudafricana tampoco había asistido previamente a la proyección de una película sobre el príncipe Rainiero en el Grimaldi Forum de Mónaco, despertando inquietud por una prolongada ausencia que duraba ya semanas.
Alberto asistió a aquel evento con la princesa Estefanía de Mónaco, a la que acompañaban su hijo Louis Ducruet, con su esposa Marie, y su hija Camille Gottlieb. También se dejó ver por allí la princesa Carolina, junto a su hijo mayor, Andrea Casiraghi, y su esposa, Tatiana Santo Domingo, además de su hija la princesa Alexandra de Hannover acompañada de su pareja, Ben Sylvester Strautmann. El último acto público de Charlène fue su aparición en los premios Ninfas de Oro que tuvieron lugar el 20 de junio.
La antigua nadadora olímpica, que incluso guardó silencio en las redes sociales cuando la pareja celebró su 12º aniversario de boda el 1 de julio, regresaba finalmente como si nada hubiera pasado, acompañada de su marido y de su hermano Gareth, mientras participaba en un acto solidario celebrado en el Palacio Real monegasco y promovido por su propia fundación, en el que recibían a una representación del club de esquí de Courchevel.
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Desde entonces, Charlène parece haber cogido impulso para retomar con fuerza su agenda y la hemos visto tomar parte junto a su esposo en la tradicional cena a la luz de las velas que organiza el Ayuntamiento de Mónaco o, de blanco y con muchos diamantes, en un evento organizado por la Fundación Mandela, en colaboración con la Fundación Príncipe Alberto II y la Fundación Anant & Vanashree Singh. Cierto es que en todas las imágenes que han trascendido de estas ocasiones, la princesa aparece con un rictus de lo más serio, sin regalar sonrisas.
Pero donde más miradas ha atraído sin duda la sudafricana ha sido en el banquete de gala en honor a los 50 años que celebra el Club Allemand International de Mónaco que tuvo lugar en el Hôtel de Paris Monte-Carlo. Fue el embajador alemán en Francia, Hans-Dieter Lucas, el que compartió unas fotos de la pareja real monegasca donde destacaba el impresionante look en cuero negro de Charlène.
La princesa se decantó para esta ocasión, como suele ser habitual, por un diseño de una de sus firmas favoritas, Akris, que ha despertado todo tipo de comentarios en las redes de los más adictos al universo royal. Aunque muchos usuarios han calificado el vestido de "chic", "moderno" señalando que "el corte le favorece mucho", no ha faltado quien ha asegurado que con él la princesa "parece una dominatrix".
No es la primera vez que vemos a Charlène decidirse por un look rockero o motero con el cuero por bandera. Con una cazadora de cuero amarilla la vimos en una etapa del Tour de Francia en 2020 y también se decantó por esta prenda para dar comienzo a la clásica prueba autovilística de las 24 horas de Le Mans, pero en su versión más clásica: en color negro. En este caso, completó el look con unos sencillos pantalones ajustados negros y una camiseta blanca básica.
Es más que evidente que la princesa de Mónaco tiene cierta predilección por este material, ya que también lo ha usado con sus hijos, los pequeños Jacques y Gabriella, en alguna de sus apariciones públicas. De este modo, como auténticas estrellas del rock, desfilaron con sus minicazadoras en la inauguración del One Monte-Carlo.
En el desfile de estrellas que han pasado por el palco real de Wimbledon estos pasados días, llamó la atención la presencia del príncipe Alberto de Mónaco sin su esposa, la princesa Charlène. A su lado, el royal de 65 años tenía a su prima Melanie-Antoinette de Massy, con la que disfrutó del partido entre Ons Jabeur y Elena Rybakina en la pista central mientras charlaba con el presidente del torneo, Ian Hewitt. La sudafricana tampoco había asistido previamente a la proyección de una película sobre el príncipe Rainiero en el Grimaldi Forum de Mónaco, despertando inquietud por una prolongada ausencia que duraba ya semanas.
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