Don Juan Carlos socializa con los ciudadanos de Sanxenxo, que le piden que vuelva

El Rey emérito llegó a Galicia el pasado miércoles, procedente de Abu Dabi, donde vive desde que emigró el 3 de agosto del 2020. Han pasado tres años y sus visitas a España han estado relacionadas con las regatas. Su amigo Pedro Campos creó una competición hecha a medida una vez que ya no pudo participar en la Copa del Rey. En aquel momento, la aparición pública de Corinna Larsen desaconsejaba que el padre de Felipe VI tuviera una presencia pública destacada.

Don Juan Carlos había abdicado y dos Reyes en ejercicio era complicado. Cambió Mallorca por Sanxenxo, donde el grupo de amigos que veranean o viven en la localidad gallega se convirtió en un apoyo importante cuando hubo otros que, como San Pedro a Cristo, le negaron. Tiene intención de pasar más tiempo en Galicia e incluso adquirir una vivienda. Confirman que hay tres emplazamientos posibles que ya ha visitado y que ahora lo hará el equipo de seguridad.

Ha sido la tercera vez que el monarca jubilado se ha dejado ver en la lejanía en la localidad gallega, aunque finalmente saludó a la prensa en la entrega de trofeos. Si en su primer viaje tuvo contacto directo con los ciudadanos, que le recibían en la puerta del club náutico con vivas y proclamas del tipo “majestad, vuelva a España”, la segunda y esta tercera visita han sido de lo que en términos periodísticos se denomina perfil bajo. Tan bajo que ni tan siquiera saludaba a través de los cristales del coche de Pedro Campos. Había que cumplir las recomendaciones que no se sabe muy bien si vienen del palacio de la Zarzuela, de Moncloa o de los dos a la vez.

El caso es que no había contacto con nadie que no formara parte de la tripulación del Bribón y los familiares directos. Este sabado, cambió la agenda con la llegada de la infanta Elena para competir contra su padre en el Alibabá ll, propiedad de empresario britanico Peter Dubens, que forma parte del grupo de incondicionales. Es dueño de North Sails, una de las mayores fábricas de velas para barcos. Ese primer día, la Infanta quedó en primer lugar. No así el domingo, donde don Juan Carlos se alzó con el triunfo y ganó la XXIV Regata Hotel Carlos I Silgar.

Para festejar ese último día de regatas, don Juan Carlos y su hija cambiaron su agenda invisible por una cena en el club náutico donde, por fin, socializaron. En el local hay dos reservados para este tipo de encuentros, pero don Juan Carlos no lo quiso. Cenó en el restaurante como el resto de los socios que, como él, habían elegido el náutico para la cena dominical. Una carta donde se puede elegir el menú del día a 21 euros o plato a plato, que depende de lo que se pida. En este caso, no supera los 40 euros por persona. Si se elige esta opción, el vino va aparte.

Acudió con Pedro Campos, que además de formar parte de la tripulación, es presidente del club, su mujer, más la infanta Elena y parte del grupo de gallegos. Muchos de los socios se acercaron al monarca jubilado para agradecerle su estancia en Sanxenxo y pedirle que los visite con mayor frecuencia. La próxima aparición podría ser antes de su viaje al Reino Unido, donde tiene intención de participar con el Bribón en el campeonato del Mundo en la categoría 6M del 31 de agosto al 8 de septiembre.

La duquesa de Lugo se ha convertido en su mejor apoyo. No hay que olvidar que, cuando se divorció de Jaime Marichalar, la reina Sofía le aconsejó que aguantara mientras que el padre rey le dijo que adelante.