Francia se blinda para la visita de Carlos III y Camila: cena en Versalles y la dificultad de llevar sombrero

La previsión meteorológica poco halagüeña de principios de semana había hecho estremecerse al protocolo del Elíseo. Pero el último vistazo al soleado clima anunciado para la tarde de este miércoles 20 de septiembre les ha dejado más tranquilos. Emmanuel Macron no quiere que nada empañe su estampa cuando recorra los Campos Elíseos acompañado, finalmente, por el rey Carlos III. Finalmente porque este paseo debía haberse realizado el pasado mes de marzo, pero la visita terminó siendo aplazada a causa de las protestas contra la reforma de las pensiones del presidente francés, que derivaron en graves disturbios.

La decisión del aplazamiento la tomaban los gobiernos de los dos países después de una comunicación telefónica entre Macron y el rey, según explicaba entonces el Elíseo en un comunicado. La Presidencia francesa aseguraba que con el aplazamiento se trataba de "poder acoger a su majestad el rey Carlos III en condiciones que correspondan con nuestra relación de amistad". Y ese momento ha llegado.

Ahora, tras los últimos ensayos en el parisino Bois de Vincennes por parte del regimiento de caballería de la Garde Républicaine, la escolta que les acompañará durante el recorrido, todo está listo para la visita de Estado de tres días a Francia, en la que Carlos y Camila se desplazarán también a la ciudad de Burdeos.

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Pero no será este, la visita royal, el único punto de atención para las fuerzas del orden galas, ya que sigue en marcha el Mundial de rugby, al que viajaron recientemente los príncipes de Gales, y además está próximo el aterrizaje del papa Francisco en Marsella el 23 de septiembre. "Entre 8.000 y 30.000 policías y gendarmes serán movilizados a partir del miércoles para garantizar la seguridad de todos estos acontecimientos", aseguran desde el Gobierno francés.

A menos de un año de la celebración de los Juegos Olímpicos en París, no se tolerará ningún desliz y los ojos del mundo están puestos en Francia. "Llevamos dos meses trabajando intensamente en esta semana de dificultades", declaró a 'Le Parisien' el ministro del interior, Gérald Darmanin. El rey Carlos III también traerá sus propias fuerzas de seguridad, que podrán mezclarse con la multitud durante los actos a los que acuda la pareja, pero será Francia la que tendrá que proporcionar la mayor parte de la protección.

El programa de la visita de Carlos III ha cambiado muy poco respecto al de marzo. Carlos III y la reina Camila serán recibidos por Emmanuel Macron y su esposa Brigitte en el Arco del Triunfo para reavivar la llama del Soldado Desconocido. El posterior recorrido por los Campos Elíseos permitirá a los fans de los Windsor ver más de cerca al monarca británico, pero también facilitará que se cometan hipotéticos actos malintencionados contra su persona.

Su seguridad es responsabilidad directa de la policía londinense, conocida como The Met. Una de sus divisiones, la Royalty and Specialist Protection (RaSP) o SO14, se encarga específicamente de proteger a la familia real. Cada miembro en activo tiene al menos un guardaespaldas, vestido de paisano y equipado con una pistola. "Naturalmente, el rey Carlos III y la reina Camila se benefician de un paquete de seguridad completo que incluye agentes de protección, equipos de francotiradores, motoristas y perros rastreadores", explica Simon Morgan en una entrevista a la revista gala 'Point de Vue'.

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R. R.

De 2007 a 2013, Morgan proporcionó protección a la familia real antes de lanzar su propia empresa de seguridad privada, Trojan Consultancy. "Para ser oficial de protección en el SO14, hay que hacer un total de 26 semanas de cursos", explica en su página web. La formación incluye cursos avanzados de conducción, manejo de armas y primeros auxilios. "Estas destrezas físicas se combinan luego con habilidades básicas de protección cercana, como marchar en formaciones, llegadas y salidas, planificación de eventos, reconocimiento y protocolo", añade.

Cada visita se prepara meticulosamente: "El plan se comprueba y se vuelve a comprobar; la ruta se ha recorrido innumerables veces", insiste Simon Morgan. "Como agente de protección, representas a la familia real, al Servicio de Policía Metropolitana, al Gobierno de su majestad y, cuando estás en el extranjero, todo ello va envuelto en una bandera británica. Tienes que negociar con unos y ser fuerte con otros para conseguir tus objetivos operativos".

Una cena de gala en Versalles servida por tres de los mejores chefs del país, un discurso ante el Senado al día siguiente, previsiblemente en francés... La agenda del soberano estará repleta de acontecimientos. Mientras tanto, todas las personas que se reunirán con la pareja real han sido meticulosamente investigadas, explica 'Le Parisien', para evitar perfiles con antecedentes penales, creencias fanáticas o enfermedades mentales.

Durante su estancia en tierras francesas, la pareja real se desplazará en el Bentley de Carlos III, que salía hace días rumbo al país vecino en un "camión especial", según desvelaba el medio 'Ici Paris'. Según esta información, "se ha preferido este coche al tradicional Rolls-Royce porque tiene el techo más alto, lo que permitirá a Camila llevar sombrero".

Muchos de los compromisos de esta visita de Estado van a girar en torno a temas defendidos con ahínco tanto por Carlos III como por Macron, desde el medioambiente y la sostenibilidad hasta el fomento de la alfabetización y el espíritu empresarial entre los jóvenes. También habrá reuniones con comunidades locales y estrellas del deporte en Saint-Denis, suburbio del norte de París, donde se encuentra el estadio nacional y la sede de los JJOO del año que viene.

En Burdeos, ciudad del suroeste del país gobernada en su día por Enrique II, antepasado de Carlos de Inglaterra en el siglo XII, y que sigue albergando a cerca de 40.000 expatriados británicos, visitará un viñedo ecológico y se reunirá con bomberos que luchan contra los incendios forestales provocados por el cambio climático. A ambos lados del Canal de la Mancha, la visita se anuncia como una celebración de los lazos seculares entre los dos países vecinos, mientras los políticos reconstruyen puentes tras las rencillas y disputas por el Brexit.

Cabe reseñar que la relación entre Inglaterra y Francia no ha sido especialmente cordial desde que el Reino Unido abandonó la Unión Europea, con el ex primer ministro Boris Johnson provocando con frecuencia a los galos en cuestiones como las cuotas de pesca o las normas comerciales para la exportación de las salchichas.