De Alfonso XII a la princesa Leonor: adiós a un importante enclave de la familia real española

Las tradiciones centenarias son parte intrínseca en las familias reales de toda Europa, con ritos que se repiten de la misma manera desde hace siglos. Así, desde la cuidada simbología en la coronación de Carlos III hasta la visita al Cristo de Medinaceli de los reyes españoles, las monarquías se modernizan a la par que mantienen ciertas costumbres.

Respecto a la Casa Real española, hay una de ellas que ha marcado el nacimiento de muchos futuros reyes y reinas. Del rey Felipe IV hasta el rey Felipe VI y la princesa Leonor, todos han sido bautizados en la pila bautismal del monasterio de Santo Domingo el Real de Madrid. Una joya de más de 800 años de historia que ahora ha cambiado su ubicación.

Por suerte, esta histórica pieza en la que muchos miembros de la familia real española han recibido las aguas bautismales no ha sufrido ningún daño o se ha perdido. El monasterio de monjas de la calle Claudio Coello de Madrid donde se custodiaba cierra sus puertas, por lo que la pila de príncipes e infantes se ha trasladado a la Real Basílica Nuestra Señora de Atocha.

El origen de esta pila bautismal con tanto simbolismo para los reyes de España se encuentra en la iglesia parroquial de la villa de Caleruega (Burgos), donde fue bautizado Santo Domingo. Se cree que data, al igual que la iglesia, del siglo XII, siendo una única pieza de piedra caliza blanca no tallada, cubierta de plata, con adornos dorados y de oro que hacen referencia a la Casa Real.

Una pila de más 800 años para la princesa Leonor

Una joya artística que se trasladó de la localidad burgalesa a Valladolid por orden de Felipe III para el bautizo de su hijo, y futuro rey, Felipe IV, siendo este el primero de los monarcas españoles en recibir el sacramento del bautismo en ella. Años más tarde, la movieron a Madrid, al monasterio de Santo Domingo el Real (original del siglo XIII), como desvela en su libro 'Una pila bautismal histórica' la investigadora Amalia Roales-Nieto y Azañón.

Aunque su ubicación cambiaría en el siglo XIX al ser demolido el primer monasterio de Santo Domingo el Real, pasando a la que ha sido su nueva casa durante más de 100 años. Ahora, con el cierre de este segundo enclave del monasterio, la pila bautismal de la familia real vuelve a volar.

Lo hace rumbo a la basílica de Atocha, donde se casó Alfonso XII con María de las Mercedes o donde los reyes Felipe y Letizia encomendaron a la Virgen a la infanta Sofía. Por lo que todo hace presagiar que la pila bautismal volverá a ser usada en las próximas décadas para los futuros hijos de la princesa Leonor o de la infanta Sofía.

Aunque hay que destacar que ninguno de los templos acoge en sí el bautizo, solo guardan la pila que se traslada hacia el palacio de la Zarzuela, la catedral de la Almudena, el Palacio Real..., según cada monarca. En los últimos años, la pila de Santo Domingo ha sido usada por la infanta Elena, la infanta Cristina y el rey Felipe, que continuaría la tradición con sus hijas Leonor y Sofía. El rey Juan Carlos ha sido el único en no hacerlo, al nacer en el exilio real en Roma durante la Guerra Civil.