El discurso de Leonor en Zaragoza: palabras muy personales y un repaso a su vida en la Academia Militar
En el tercero de los actos programados para esta especial jornada en la capital aragonesa, la Princesa de Asturias ha pronunciado un discurso con toque absolutamente personales
Ha sido un día muy intenso en la capital aragonesa con una absoluta protagonista. Durante la jornada, dividida en tres actos, la heredera al trono ha recibido diferentes reconocimientos. Y ha sido en la última de las citas, en la que se le hacía entrega de la Medalla de Aragón, cuando hemos podido escuchar el discurso de Leonor para agradecer los diferentes honores recibidos en Zaragoza. Unas palabras que han sido muy personales y en las que ha dado un repaso a su vida en la Academia Militar.
El escenario ha sido la catedral del Salvador de la capital aragonesa, donde la princesa también ha firmado en el libro de honor, como en los dos actos anteriores. Pero efectivamente, su discurso era uno de los momentos más esperados del día, ya que la escuchábamos hablando en público seis meses después de sus palabras con motivo de su mayoría de edad.
Y, como aquel día en el Congreso de los Diputados, Leonor ha salpicado de aportaciones personales este alegato, en el que no ha faltado un gran agradecimiento a la ciudad aragonesa y sus ciudadanos, además de dar algunos detalles sobre su vida militar, como la "exigencia académica e intelectual, física y técnica" a la que ha tenido que llegar en la Academia o la relación con sus compañeros, a los que ya se considera "unida para siempre".
Este es el discurso íntegro de la princesa Leonor en Zaragoza:
Presidente de Aragón, ministra de Defensa, presidenta de las Cortes, alcaldesa de Zaragoza, autoridades, señoras, señores. Saludo en especial a todos los aragoneses que me estáis arropando en esta mañana tan emocionante.
Les confieso que cuando llegué a Zaragoza el pasado 17 de agosto venía con muchas expectativas, en parte por todo lo que me habia contado mi padre, aunque también sabía que algunas etapas no serían fáciles. Aterricé en la Academia General Militar con ilusión y muchas ganas de aprender y conocer tanto a mis compañeras y compañeros de promoción, como de las otras promociones con las que he compartido este año.
Les puedo decir que lo que he vivido aqui supera con creces lo que pensaba hace diez meses. En Zaragoza, en Aragón, me he sentido en casa, acogida y acompañada en una tierra que siempre formará parte de mi vida. Quedan sólo cinco semanas para que me vaya, para que reciba mi despacho de alférez, y ya empiezo a echaros de menos!!
No sólo me he formado como cadete, sino que descubrir la exigencia académica e intelectual, fisica y técnica que eso significa, me hace apreciar aún más al Ejército de Tierra y a nuestras Fuerzas Armadas. Aquí he conocido a jóvenes de mi generación y he convivido con ellos. Les aseguro que lo que vivimos mientras nos formamos en la Academia nos une para siempre y nos hace madurar y crecer gracias al compañerismo, a la guía de mandos y profesores y a todas las personas de la Academia que nos impulsan para seguir avanzando y mejorando. Aquí hemos jurado bandera, aquí hemos superado momentos que requerian esfuerzo y un gran trabajo de equipo, aquí hemos disfrutado y sufrido juntos y, sobre todo, aquí hemos aprendido mucho.
En estos meses he sentido el respeto y la amabilidad de los aragoneses que, además, me están acompañando en esta mañana tan importante para mí. Su apoyo ha sido y está siendo continuo, tanto en la Aljafería como en la plaza del Pilar y en la Seo del Salvador, lugares históricos donde la tradición y el simbolismo se proyectan con fuerza en el alma de los aragoneses y también de la Corona. Estoy muy agradecida de verdad por lo que he vivido aquí durante este tiempo, por todo lo que me ha dado esta ciudad.
Hoy es un día especial porque el cariño de muchisimas personas de esta tierra queda reflejado en los reconocimientos con los que me distinguís, el título de hija adoptiva de Zaragoza, la Medalla de las Cortes y la Medalla de Aragón. Mi padre lo vivió de un modo parecido hace casi 40 años y en estos días hemos hablado mucho de ello. Seguir sus pasos significa mucho para mí.
Gracias Zaragoza. Gracias Aragón. Gracias a todos los que habéis hecho posible que en este tiempo me sienta una aragonesa más. ¡Gracias!
Un discurso que ha sido muy aplaudido por todos los presentes y que estaba precedido de las palabras del actual presidente de la comunidad de Aragón. No ha sido, además, un momento cualquiera, ya que se trataba de la primera vez que hablaba en público sin la presencia de sus padres, los Reyes, ese colchón emocional que siempre aporta un extra de seguridad.
Son muchos ya los actos que Leonor ha afrontado en solitario desde que se estrenara en el Instituto Cervantes, hace ya tres años, aunque ninguno tenía una importancia tan institucional como este. Eso sí, aunque no ha estado arropada por don Felipe y doña Letizia, sí estaba la plana mayor de Casa Real para apoyarla, y no dudamos de que ha sentido el cariño de los ciudadanos y las autoridades.
Precisamente, a la salida del Ayuntamiento de Zaragoza, la heredera no vacilaba y se acercaba a saludar al público, recibiendo piropos y aplausos de los numerosos vecinos que no quisieron perderse el momento. Estaba previsto que la princesa Leonor cubriera el trayecto entre el consistorio y la seo de Zaragoza a pie, por lo que suponía una oportunidad única para verla de cerca.
Ha sido un día muy intenso en la capital aragonesa con una absoluta protagonista. Durante la jornada, dividida en tres actos, la heredera al trono ha recibido diferentes reconocimientos. Y ha sido en la última de las citas, en la que se le hacía entrega de la Medalla de Aragón, cuando hemos podido escuchar el discurso de Leonor para agradecer los diferentes honores recibidos en Zaragoza. Unas palabras que han sido muy personales y en las que ha dado un repaso a su vida en la Academia Militar.
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