Gabriella y Charlène de Mónaco cambian los vestidos de gala por prendas de otoño para felicitar la Navidad

Cambio radical. Estamos acostumbrados a que Alberto de Mónaco y su familia feliciten las fiestas con brillo, alta costura y mucho glamour. Pero esta vez, el príncipe, Jacques, Gabriella y Charlène han cambiado los vestidos de gala por prendas de otoño para felicitar la Navidad. Un giro que rompe con la estética de otros años, en un intento de acercarse a los monegascos.

Y no es que en La Roca no estén acostumbrados a las grandes marcas. En un territorio con una renta per cápita de 240.000 dólares y en el que un tercio de la población es millonario, los grandes lujos y la exclusividad están a la orden del día. Pero es verdad que la familia ha apostado por una imagen mucho más cálida y más de hogar con la que se puede sentir identificada mucha más gente.

Así, Alberto y Charlène, junto a sus dos hijos, dan el protagonismo a los colores más otoñales. Los marrones, los beis y los grises de sus prendas hacen juego con las bolas del árbol y el resto de la decoración navideña que vemos tras ellos, con velas, piñas y ramas de abeto. Todo perfectamente integrado en una estampa cromática que transmite la sensación de calidez y hogar.

Es normalmente Gabriella la que va a juego con Charlène, mientras que padre e hijo suelen hacer algún match en cuestiones de estilo y de color. Pero esta vez es al revés: la princesa y Jacques van vestidos prácticamente igual en esta imagen con la que se han adelantado al resto de casas reales, ya que han sido los primeros en distribuir esta felicitación navideña.

En el caso de Charlène, con unos pantalones en color marrón oscuro, a juego con las botas, con tacón alto y de piel. Lleva, además, un jersey de la marca Ralph Lauren, de punto y con algunos hilos metalizados que aportan el brillo que no puede faltar en la postal navideña de la familia, aunque en este caso venga de otra forma.

Mientras, Alberto y Gabriella apuestan por el beis. El príncipe lleva también una camisa de cuadros en tonos marrones de la que asoma ligeramente el cuello. Su hija aporta la nota de color con las bailarinas en color dorado.

Una propuesta muy diferente, como decíamos, a la de años anteriores. Sin irnos muy lejos, el año pasado veíamos cómo Charlène lucía un vestido de gala de terciopelo, en un color oro viejo, que acompañó de pendientes de diamantes y piedras preciosas, mientras su marido y su hijo lucían un elegante esmoquin. Opciones, todas ellas, que han quedado completamente desterradas de la foto familiar de este 2024.

Una línea parecida, la del lujo, las joyas y la alta costura, a la que vimos en 2022. La sudafricana lucía el pelo entonces mucho más corto y platino, pero fue la única diferencia en su posado. Vestidos de noche y mucho brillo fueron las grandes protagonistas de una foto que se esperaba con ganas, ya que veníamos de un año en el que el posado familia fue un tanto particular.

Y es que, en lugar de una fotografía para felicitar la Navidad, desde palacio se distribuyó un dibujo realizado por la artista de Namibia Stefne Van Zyl. El motivo es que Charlène en ese momento se encontraba ingresada en una clínica de Suiza. Pero no por ello quisieron renunciar ni a la postal navideña ni a los vestidos de gala, que también quedaron plasmados en este retrato.