Matilde de Bélgica de cena con un romántico vestido de gala rosa y la tiara que le regalaron con motivo de su boda

El Palacio Real de Laeken, residencia de los reyes de los belgas, se ha engalanado este lunes para ofrecer una cena de gala en honor al presidente de Singapur. Tharman Shanmugaratnam y su mujer, Jane Yumiko Ittogi, están realizando una visita de Estado a Bélgica, y tras una ceremonia oficial por la mañana, la primera jornada ha terminado con un gran banquete al que han asistido cerca de 200 invitados, que han saludado personalmente a Sus Majestades y al matrimonio presidencial.

La etiqueta de vestuario para la cena era la más alta, como en la mayoría de visitas de Estado, por lo que Matilde ha aparecido en el evento vestida de largo y con una impresionante tiara. Si por la mañana ha sorprendido con un delicado look de Dior en color fucsia formado por vestido con lazada, blazer y tocado a juego, por la noche ha seguido con la misma tonalidad, pero con un vestido de gala en rosa empolvado.

Se trata de un diseño del belga Pierre Gauthier. Presenta manga larga transparente, escote redondo y falda con ligero vuelo. La parte superior, tipo corpiño, está bordada con pedrería que representa motivos florales. Matilde estrenó este vestido en noviembre de 2016, durante la cena de gala junto a Máxima de Holanda celebrada con motivo de su viaje de Estado a los Países Bajos. Desde entonces, no lo había vuelto a llevar.

Si en Ámsterdam Matilde combinó el vestido rosa con la tiara del Imperio Belga, la más importante del joyero real, esta noche en Bélgica ha optado por la conocida popularmente como la tiara del Laurel, aunque su nombre es Brabant, como la región belga. Una joya de estilo clásico realizada en platino y diamantes talla brillante en 1912 por Hennel & Sons.

La entonces prometida del príncipe heredero Felipe la recibió como regalo con motivo de su compromiso por parte de un grupo de aristócratas belgas en 1999. Desde entonces Matilde la ha lucido en numerosas ocasiones. La pieza puede ser lucida también como gargantilla, como ella misma demostró en 2011 en la boda de los entonces duques de Cambridge.

No era la tiara su única joya. La reina lucía también unos pendientes de diamantes con una flor en la parte superior de la que caen flecos así como un gran broche cascada repleto de diamantes que sujetaba la banda de Leopoldo III de Bélgica, la máxima orden del país.