Diana Rigg ('Juego de tronos'): la chica Bond que nunca perdonó una infidelidad

Resulta curioso que, siempre que muere un actor o actriz veterano, la imagen del profesional en cuestión sea tan distinta según lo recuerde una generación u otra. Alec Guinness siempre detestó que los más jóvenes recordasen más a su maestro Jedi de 'Star Wars' que su larga carrera en películas como 'Cadenas rotas' o 'El puente sobre el río Kwai' (ambas dirigidas por el que fue su gran mentor, David Lean). Para su postrero disgusto, cuando falleció, los obituarios señalaron, inequívocamente, a su personaje de 'La guerra de las galaxias'.

Lo mismo ha sucedido con Diana Rigg, actriz de carrera longeva a la que todo el mundo recordará como la encantadora y maquiavélica (si es que hay algún personaje de esa ficción, aparte de Jon Snow, que no lo fuese) Olenna Tyrell de 'Juego de tronos'. La intérprete ha fallecido este jueves a los 82 años y pocos han señalado que también fue el bellezón de la serie 'Los Vengadores', todo un fenómeno pop en la década de los 60 o ejerció de 'chica Bond' en 'Al servicio de su majestad'. Sin embargo, no estamos muy seguros de que a Rigg, gran amante de 'Tronos' y encantada con la malicia de su personaje, le importase semejante descuido.

Divertida, elocuente y una joya para los entrevistadores con ansias de titulares, Rigg era una mujer decidida y muy de su tiempo, de unos efervescentes años 60 en los que la mujer empezó a volar libre en muchas cuestiones. En 2015 confesó al 'Daily Mail' que no echaba de menos el amor y que a su edad (ya pasaba de los 75 ese año) seguía "recibiendo proposiciones". "Si tienes mucha vida interior, nunca te sientes solo". A esas alturas, Diana ya sabía lo que era el amor con todas sus alegrías y decepciones.

La primera vez que se casó fue en 1973. El afortunado fue el pintor israelí Menachem Gueffen, con el que peleaba día y noche. "He encontrado mi mitad perfecta. Discutimos sin parar", dijo ella irónicamente en una entrevista. El amor duró tres años, hasta 1976. Después llegaría otro matrimonio de largo recorrido pero final abrupto. En 1982, el productor teatral Archie Stirling se enamoró de ella y se convirtió en su segundo marido. Sin embargo, una infidelidad acabaría con la felicidad conyugal en 1990. Al parecer, Stirling se había enamorado de otra actriz, Joely Richardson. Con el paso de los años, intentó volver con Diana, pero esta ya había pasado página definitivamente y, según dicen los tabloides británicos, nada quiso saber del que había sido su marido y padre de su hija Rachael.

Original y divertida, transgrediendo siempre la imagen o la percepción que el público tenía de ella, Rigg nunca se acomodó o se durmió en los laureles. Baste un ejemplo: la película de James Bond que protagonizó fue la segunda más taquillera de 1969, solo superada por 'Dos hombres y un destino'. Eso no impidió una carrera variopinta en la que incluso probó suerte en la literatura. Recordado es un libro que escribió en los 80, 'No turn unstoned', en el que reunía las peores críticas que habían recibido sus compañeros de profesión. Además de eso, pudo presumir de ganar dos Bafta, estar nominada nueve veces a los Emmy o conseguir el ansiado Tony teatral.

Una trayectoria brillante que ha coronado con una frase que dejó helados a los fans de 'Juego de tronos' y que ya forma parte, como ella misma, de la historia de la televisión: "Díselo a Cersei. Quiero que sepa que he sido yo".