Sexo, cataratas y lunas de miel: 'Niágara', la película que lanzó a Marilyn Monroe, cumple 70 años

Cataratas de pasión. Una rubia explosiva dibujada contra las cataratas del Niágara; un emblema lujurioso frente al icono de las 'honeymoons' de los matrimonios norteamericanos y canadienses. Así era el póster de 'Niágara', que ya daba pistas sobre lo que iba a suponer el fenómeno Marilyn Monroe. Norma Jeane Baker ha vivido este año su enésima resurrección gracias a Ana de Armas y a 'Blonde'. La cinta de Andrew Dominik, jugosa polémica de oficina y cinefilia, servida en bandeja por Netflix, no ha dejado indiferente a nadie. La figura de Marilyn ha vuelto una vez más. Lo ha hecho como objeto sexualizado, como víctima de una industria que la fagocitó y, se podría decir, acabó con su vida.

Esta semana, la película 'Niágara', su primer gran film como estrella absoluta, celebra el 70 aniversario de su estreno. Hoy nos puede parecer paradójico que, por rodar este clásico del cine negro en tecnicolor, hasta el maquillador de la cinta cobrase más que la propia protagonista. Marilyn seguía teniendo un contrato de estudio y este estipulaba que no hubiese aumento de salario hasta probar que, en efecto, podía llevar a la gente al cine y ser una atracción para la taquilla. Y vaya si lo fue. La publicidad de la Fox ayudó bastante. Las metáforas sobre la fuerza de las cataratas y la sexualidad de la estrella en las imágenes promocionales eran más que evidentes. Hoy nos podrían resultar incluso naif.

Más allá de su fuerza narrativa, de los primerísimos planos de Marilyn o de ese vestido fucsia convertido en leyenda, no son pocos los momentos icónicos de la película. Recordemos que ella interpreta a una mujer que quiere zafarse de su marido, un obsesivo Joseph Cotten, durante sus vacaciones en un camping cercano a las metafóricas cataratas. Ambos encarnan a una pareja en detonación; un marido celoso y una mujer con amante que conocen a otra pareja que simboliza la tranquilidad y la armonía. Haciendo bueno el tópico, estos últimos, Jean Peters y Max Showalter, han acudido al emblema canadiense para celebrar su luna de miel . El romanticismo de los inicios de una relación frente a los tormentos de otra que va cuesta abajo y sin frenos. Marilyn se derrite (y derrite a los demás) cantando 'Kiss Me' mientras medio camping la mira embelesado y su marido, un iracundo Joseph Cotten, se muere de celos. Tras urdir su muerte con el amante de turno, la protagonista pasará de verdugo a víctima y acabará asesinada a los pies (y a la sombra de tintes expresionistas) de una campana. La fuerza de ese plano, y de toda la película, sigue intacta setenta años después de llegar a las salas.

Una mujer que sabía lo que quería

Para desmontar el mito de víctima en el que tanto insiste 'Blonde' no hay más que ver cómo Marilyn se las ingenió para empezar a imponer su criterio en este rodaje. En una secuencia bajo las sábanas, el sex symbol aparecía completamente desnudo (aunque no visible ante las cámaras) e insistió en repetir en otra en la que tiene que ponerse bajo el agua de la ducha. Henry Hathaway, maestro artesano del cine de Hollywood, insistía en que se pusiese un bañador o en que permaneciese alejada de la cortina. Cualquier reflejo de dicho desnudo podría despertar la ira de los censores, la furia de un código Hays que el cine norteamericano de los 50 seguía a rajatabla. Al final, el deseo de la joven, aún en vías de convertirse en una star, se acabó cumpliendo.

Las fortuna pareció guiar aquel año a una joven de infancia de orfanato y lágrimas escolares. En ese floreciente 1953, su matrimonio con el jugador de baseball Joe DiMaggio iba razonablemente bien. Los celos de este aún no habían llegado al extremo de los de Joseph Cotten en la película y, como dirían en 'Love Actually', el amor triunfaba sobre todo lo demás. Además, Marilyn recibió la mejor noticia posible durante la filmación: el papel de Lorelei Lee en 'Los caballeros las prefieren rubias' era suyo. Un personaje que iba a darle la oportunidad de demostrar sus dotes para la comedia.

La censura acabó llegando, eso sí. Ni siquiera las prevenciones de Hathaway o la Fox evitaron que 'Niágara' recibiese las quejas de los sectores más conservadores. Tal y como refleja IMDb, la primera en la frente tuvo lugar en abril de 1953. Ese mes, un miembro de la Legislatura Provincial de las Cataratas del Niágara expresó su malestar ante la película, alegando que daba mala fama a las cataratas del Niágara. Sin miramientos, acusó a la productora de rodar una película centrada en asesinatos, suicidios y vidas sórdidas. Aquello no era lo que el público esperaba de la 'capital de la luna de miel'.

Eso no impidió que 'Niágara' fuese un gran éxito. Con un presupuesto de 1,7 millones de dólares, acabó recaudando casi 2 y medio. La idea de ese triunfo se debe a Charles Brackett, productor que tenía un enorme de deseo de filmar una película en las cataratas. El propio Darryl F. Zanuck, todopoderoso ejecutivo de la Fox, no quiso aceptar el guion si Marilyn no era la protagonista y hacía un papel de villana. Quienes recuerden la escena de 'Blonde' en la que prácticamente viola a la actriz frente a un sofá, tendrán ideas de lo más oscuras en estos momentos.

No se sabe si fue idea de los productores o del propio Hathaway ese largo plano secuencia en el que la cámara sigue el paseo de Marilyn Monroe andando hasta el campanario, uno de los momentos más destacados, si hablamos de técnica, del Hollywood de los 50. 'Niágara' fue el primer gran hit de Marilyn en ese año en el que también estrenó 'Los caballeros...' o 'Cómo casarse con un millonario'. A partir de aquel momento, nació uno de los mayores iconos del siglo XX. Resulta curioso que la leyenda Marilyn tuviese su semilla en esas Niagara Falls que, desde 1953, ya no solo son sinónimo de luna de miel.