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Sebastián Piñera, expresidente de Chile fallecido: millonario, futbolero y carne de meme
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MUERE A LOS 74 AÑOS

Sebastián Piñera, expresidente de Chile fallecido: millonario, futbolero y carne de meme

Con una gran fortuna familiar, decía que "es de mal gusto hablar de plata". Casado desde 1973, tenía cuatro hijos y varios nietos y se dedicaba a labores filantrópicas

Foto: Sebastián Piñera y su mujer, Cecilia Morel. (EFE/Leo la Valle)
Sebastián Piñera y su mujer, Cecilia Morel. (EFE/Leo la Valle)

“Mi madre siempre me dijo: si hay algo de mal gusto, es hablar de plata”. Fue toda una declaración de intenciones del recientemente fallecido Sebastián Piñera, expresidente de Chile, un hombre elegante y carismático cuya fortuna siempre había sido cuestión de Estado en su país.

De origen familiar millonario, con sociedades de gran patrimonio, el exmandatario fue acusado varias veces de tener dinero en paraísos fiscales. Aunque él, como vemos, siempre salió por la tangente porque “hablar de plata” era, decía sin pestañear, “de mal gusto”.

placeholder Simpatizantes del fallecido expresidente chileno, Sebastián Piñera, en su funeral. (EFE/Ailen Díaz)
Simpatizantes del fallecido expresidente chileno, Sebastián Piñera, en su funeral. (EFE/Ailen Díaz)

Con su repentina muerte, a los 74 años en un accidente de helicóptero, el país sudamericano vivió un golpe, justo en un momento político en el que la izquierda ha vuelto al Palacio de la Moneda de la mano de Gabriel Boric. Piñera, un clásico chileno de derechas, tradicional y con don de gentes, fue el responsable de lograr que su partido gobernara en el país tras décadas de liderazgo de izquierdas.

3.000 millones

Su fortuna siempre estuvo en el foco político y mediático, algo que él despachaba con normalidad. Había fundado varias sociedades con su familia, empresas con décadas de historia que le reportaban un patrimonio valorado por ‘Forbes’ en unos 3.000 millones de dólares, una cantidad que lo situaba siempre entre los más ricos de Chile.

Foto: El expresidente chileno en una imagen de archivo. (EFE/Mario Ruiz)

El político había sido accionista principal del canal televisivo Chilevisión, de la aerolínea LanChile -que en la actualidad se llama Latam-, y de la sociedad Blanco y Negro, la encargada de la gestión de uno de los equipos de fútbol más famosos de Chile: el Colo-Colo, una concesión que tenía hasta 2035. Fue su hermano Miguel quien le convenció, porque Piñera era hincha del Universidad Católica y no veía claro entrar en el accionariado de otro equipo. Su hermano le recordó que el Colo-Colo tenía muchos más seguidores que la Católica y con ese argumento le espetó: “Hermano, si quieres ser presidente, tienes que ser colocolino”. Dicho y hecho.

Futbolero

Futbolero empedernido, el expresidente contó una anécdota vivida con otro famoso político, el también fallecido expresidente de Argentina, Néstor Kirchner. Tras su funeral en Buenos Aires, en 2010, pocos meses después del Mundial de Sudáfrica, el propio Piñera declaró: “La última vez que almorcé con él, comimos solos en Santiago. Y los dos lo único que queríamos era ver un partido del Mundial, jugaba Uruguay con Holanda. Le digo a Néstor: '¿Qué te parece si vemos el partido juntos?'. 'Estaba esperando que me dijeras eso' [respondió Kirchner], y nos quedamos viendo fútbol”.

Foto: "La otra viuda de Néstor Kirchner": la secretaria del ex presidente argentino confiesa que ha sido su amante

Educado como élite, en una familia de historia pudiente, Piñera siempre quiso destacar. Ambicioso de cuna, fue su padre y su familia paterna quienes le inculcaron, tanto a él como a sus hermanos, esa obligación de triunfar en la vida. Lo cuentan las periodistas Loreto Daza y Bernadita del Solar en la biografía no autorizada publicada en España por Debate y reescrita estos días tras su fallecimiento.

Destacar, sagrado

“Quienes se preguntan por el origen de ese afán tan competitivo que caracteriza a Sebastián Piñera deben remitirse a costumbres e imposiciones arraigadas en su familia paterna durante generaciones. Sebastián creció en un ambiente en que destacar era un precepto sagrado, sobre todo para los hombres. Una norma que nadie se hubiera atrevido a cuestionar”, se lee en el libro.

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“¿Quién de ustedes obtuvo el mejor promedio?’, interrogaba el padre a sus cuatro hijos hombres, cada diciembre, al terminar el año escolar. La pregunta era parte de un ritual de consecuencias conocidas para los Piñera Echenique. Porque el que mostrara mejores calificaciones recibiría la mesada más alta al año siguiente. La vida cotidiana de los hermanos estaba salpicada de escenas como esta. Desafiarse unos a otros era la manera en que se relacionaban”, relatan sus biógrafas.

Su padre, José Piñera Carvallo, era un funcionario chileno que militaba en las filas de la centroizquierda del país y que contaba con una destacada carrera como diplomático y embajador. Sebastián, segundo de seis hermanos, era ingeniero comercial de profesión y doctor en economía en Harvard. Su figura política democristiana -distinta a la de su padre- marcó un antes y después en la derecha chilena cuando en 1988 hizo campaña por el 'no' en el referéndum que dio fin al Gobierno del dictador Augusto Pinochet. Con su negativa a la dictadura daba aire a la derecha en el ámbito internacional al alejarse del temido sátrapa.

Abuelo filántropo

Casado con Cecilia Morel desde 1973, tuvieron cuatro hijos y varios nietos. Tras vivir su último mandato en la época del covid, Piñera perdió sus últimas elecciones y decidió retirarse. Contaba a los suyos lo feliz que estaba con una vida familiar dedicado a su esposa, sus hijos y sus nietos.

Foto: Bigote y Augusto Pinochet, en un fotomontaje de Vanitatis.

Eso sí, nunca dejó de trabajar: se instaló en las oficinas familiares y decidió desplegar varios proyectos filantrópicos. Fue, sin duda, una figura polémica. Sus discursos improvisados le llevaron a cometer algunos errores convertidos en memes hasta hace bien poco, palabras que sus detractores bautizaron como ‘piñerocosas’. Con todo, se le recuerda como un tipo conciliador y demócrata.

“Mi madre siempre me dijo: si hay algo de mal gusto, es hablar de plata”. Fue toda una declaración de intenciones del recientemente fallecido Sebastián Piñera, expresidente de Chile, un hombre elegante y carismático cuya fortuna siempre había sido cuestión de Estado en su país.

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