¿Es necesario cambiar de desodorante al igual que hacemos con la crema?
No solo es necesario elegir bien la fórmula, desodorante o antitranspirante, sino que también hay que saber en qué momento usar cada una
Al igual que adaptamos nuestra ropa y accesorios a cada estación, hace tiempo que sabemos que también hay que hacer lo propio con la rutina diaria de belleza. Así, durante el verano solemos recurrir a texturas más ligeras y aromas más frescos, mientras que en invierno optamos por cremas más untuosas y fórmulas y activos que no son tan apropiados para los meses de más sol. Y con los cosméticos corporales ocurre exactamente lo mismo: con la llegada del otoño sustituimos los protectores solares por exfoliantes intensos y lociones que regeneren la piel de los estragos de las vacaciones. Pero ¿qué ocurre con los desodorantes?, ¿es necesario tener diferentes referencias que se adapten a las distintas situaciones relacionadas con el sudor que vivimos a lo largo del año? Te contamos todo lo que debes saber sobre este producto de higiene diaria.
¿Qué es el sudor y qué tipos hay?
“La sudoración es un mecanismo fisiológico normal esencial para regular la temperatura corporal, contribuyendo a refrigerar el cuerpo cuando su temperatura sube”, explica Manuel Fernández Lorente, dermatólogo del Grupo Pedro Jaén. En presencia de determinados estímulos que aumentan dicha temperatura corporal (estrés, miedo, calor ambiental, ingerir comida y/o bebidas picantes…), nuestro hipotálamo envía una señal mediada por un neurotransmisor llamado acetilcolina que ordena a las glándulas sudoríparas que segreguen sudor. Cuando este llega a la superficie de la piel se evapora y se enfría, consiguiendo bajar los grados térmicos”, continúa.
En rasgos generales, hay un par de razones por las que sudamos: cuando la temperatura corporal aumenta debido al calor ambiental o a la actividad física, o cuando estamos sometidos a alguna situación que nos genera estrés. De esta manera, el sudor se puede dividir en dos tipos, tal y como explica el doctor:
Sudor segregado por las glándulas sudoríparas ecrinas. Estas glándulas están distribuidas por toda la piel y segregan un sudor compuesto prácticamente en su totalidad por agua y una pequeña fracción de sales minerales y aminoácidos. Es incoloro e inodoro.
Sudor segregado por las glándulas sudoríparas apocrinas. Estas glándulas se localizan en zonas muy concretas (axilas, genitales, cuero cabelludo…) y segregan un sudor que contiene lípidos que favorece la proliferación bacteriana responsable del mal olor corporal. En él entran en juego la adrenalina, el cortisol y otras hormonas relacionadas con el estrés.
Desodorante versus antitranspirante
“Los desodorantes antitranspirantes son aquellos que actúan bloqueando las glándulas sudoríparas y, por tanto, evitan la sudoración. Los desodorantes no antitranspirantes (conocidos como desodorantes, sin más) son aquellos cuyo mecanismo de acción consiste en reducir y controlar las poblaciones bacterianas de la piel, evitando que descompongan el sudor y den lugar a compuestos volátiles que provocan el mal olor”, aclaran los expertos del equipo técnico de la marca Cocunat.
Dependiendo de tu objetivo, o del problema que tengas, deberás optar por uno o por otro. Sin embargo, hay algo importante que el dermatólogo dice que debes tener en cuenta: “Los antitranspirantes hay que aplicarlos por la noche. Se deben extender sobre la piel completamente seca, antes de acostarse, y dejarlos actuar durante la noche. Así se introducen por los orificios donde desembocan las glándulas sudoríparas en la piel y por tanto realizan su efecto, ya que mientras dormimos es el momento del día en el que las axilas están más secas. Por la mañana se debe lavar la zona con agua y jabón, y posteriormente aplicar el desodorante”. Además, debes saber que estos irritan la piel si se emplea mucha cantidad o si se usan a diario; por eso es recomendable utilizarlos 3-4 veces por semana, a lo sumo.
Existe el mito de que hay que cambiar de producto periódicamente porque va perdiendo eficacia, pero los expertos aseguran que no es cierto. “El problema está en que ciertas personas, sobre todo en pacientes con piel atópica, pueden desarrollar sensibilidad al perfume con el paso del tiempo. Es decir, usar durante un periodo largo el mismo desodorante les puede llegar a sensibilizar y desarrollar un eccema de contacto. Pero esto solo no es algo generalizado”, afirma Fernández Lorente.
Para saber qué necesita tu cuerpo a diario, una buena opción es pensar qué día te espera, y si este tiene pinta de ser más estresante de lo normal, necesitarás protección extra. En este caso opta por un desodorante que contenga en su formulación polvo de arrurruz, carbón vegetal o almidón de tapioca, que son activos que absorben el sudor. El resto de jornadas, uno más suave será perfecto para mantener el sudor segregado por las glándulas sudoríparas ecrinas.
Qué ingredientes hay que evitar en desodorantes y por qué
“Lo sintético no tiene por qué ser tóxico, de la misma manera que lo natural no tiene que ser siempre inocuo. Hay ciertos ingredientes tanto sintéticos como naturales que debemos evitar en los desodorantes”, informan desde Cocunat, marca desde la que enumeran cuáles no debe incorporar un desodorante para denominarse 'toxic free':
Sales de aluminio y derivados. Es el activo principal de los antitranspirantes y actúa bloqueando las glándulas sudoríparas. Dada la cercanía de las axilas con los senos, varios científicos y estudios sugieren la posibilidad de una relación entre las sales de aluminio y el cáncer de mama.
Plata (coloidal/nano). Actúa sobre la población bacteriana, pero como este compuesto se oxida con facilidad a Ag+ (ión tóxico), los productos que contengan este compuesto no son seguros.
Bicarbonato sódico. Trabaja sobre la población bacteriana, el bicarbonato sódico aumenta el pH del medio, evitando así que las bacterias puedan realizar su función. Pero no debes olvidar que este componente es una sustancia alcalina y abrasiva y, por tanto, puede ser poco respetuosa con la piel. El uso continuado de desodorantes con este componente puede producir picores e irritaciones locales en la piel.
Alcohol. Elimina la población bacteriana y ayuda a mantener la axila seca. Cuanto más seca está la piel, menos bacterias se desarrollan en ella, pero podemos encontrar un efecto indeseado como la irritación de la dermis.
Tus aliados
Fresh Deodorant de Ringana. Esta agua en aceite contiene incienso, aceites esenciales y sílice para aportar a la piel no solo sustancias activas desodorantes, sino también aceites vegetales e hidratantes naturales. Protege de olores indeseados prescindiendo de sales de aluminio y apoya la función natural de la piel que regula el sudor (23,60 euros).
Desodorante en Stick Natural Vinofresh de Caudalie. Su fórmula, que contiene un 98% de ingredientes de origen natural, es eficaz durante 24 horas. Neutraliza los olores, reduce las bacterias responsables del mal olor, hidrata y calma. No contiene sales de aluminio, alcohol, siliconas, ni bicarbonato sódico y es apto para todo tipo de pieles (12,60 euros).
Unbeatable de Cocunat. Este neutralizador de bacterias, toxic free y vegano, proporciona de 2 a 7 sin mal olor con una sola aplicación. Controla las bacterias que causan el mal olor, absorbe el sudor y elimina la humedad de la piel (19,95 euros).
Déodorant Neutral Roll-On de Payot. Neutraliza los olores y absorbe la humedad para aportar una sensación de frescor durante 24 horas. Su formulación de textura fluida y rápida absorción está compuesta por ingredientes 95% de origen natural, como el aceite de salvia, el extracto de cola de caballo y el polvo de bambú (19 euros).
Tratamiento Anti-transpirante 48h Roll-on de Vichy. Sus activos antitranspirantes en micropartículas actúan directamente en el corazón de los poros sudoríparos durante 48h. Fórmula hipoalergénica, sin alcohol y sin perfume, y testada en pieles sensibles bajo control dermatológico (11,20 euros).
Al igual que adaptamos nuestra ropa y accesorios a cada estación, hace tiempo que sabemos que también hay que hacer lo propio con la rutina diaria de belleza. Así, durante el verano solemos recurrir a texturas más ligeras y aromas más frescos, mientras que en invierno optamos por cremas más untuosas y fórmulas y activos que no son tan apropiados para los meses de más sol. Y con los cosméticos corporales ocurre exactamente lo mismo: con la llegada del otoño sustituimos los protectores solares por exfoliantes intensos y lociones que regeneren la piel de los estragos de las vacaciones. Pero ¿qué ocurre con los desodorantes?, ¿es necesario tener diferentes referencias que se adapten a las distintas situaciones relacionadas con el sudor que vivimos a lo largo del año? Te contamos todo lo que debes saber sobre este producto de higiene diaria.