El test del flequillo, el agua de Madrid y otros secretos que Aitana nos desvela de su pelazo

Lo mismo canta con Katy Perry que se convierte en el flamante nuevo fichaje de Netflix, proyecto que la ha sumido en una vorágine interpretativa de seis meses en los que ha encadenado sus dos últimos proyectos, ambos frente a la cámara. ¿Será esta la nueva dirección de su carrera?

“No lo sé, la verdad no es algo que me haya planteado y simplemente me dejo fluir y a ver qué pasa. No, no lo sé, no tengo ni idea, así que voy a esperar a ver qué es”, nos confiesa Aitana Ocaña mientras presenta la campaña de verano de Pantene, marca de la que ella y su pelazo son embajadores.

Sin embargo, como ella misma relata, esta nueva faceta ha hecho que recorra un largo camino porque la curiosidad por la interpretación siempre estuvo ahí. “Cuando salí de la academia me ofrecieron muchos proyectos, proyectos muy importantes que tuve que rechazar, pero no por no querer hacerlos, que me hubiese encantado, sino porque no me veía para nada preparada”, explica. Su respeto ante la profesión la ha llevado a estar varios años formándose hasta sentirse segura, “igual que me gusta que tengan respeto cuando por ejemplo alguien pasa de actuar a cantar también. Entiendo que todo al alrededor tiene que estar bien”.

El tiempo ha pasado y ahora es el momento en el que por fin podremos descubrir esta nueva faceta de la cantante catalana, no solo con un proyecto, sino con dos, que ha rodado a la par y en los que el cabello se ha convertido en su arma secreta para “vivir lo que vive una actriz, estar cada día y a tope en la piel de otra persona”.

La coloración, el nuevo 'método'

En los cambios de look encontró una herramienta con la que poder darle voz a cada uno de sus personajes que, asegura, son muy diferentes: “Quería que la gente que me siguiese no fuera a ver a Aitana, quería que vieran a ese personaje, que dijesen ‘ah, vale, es Candela’ -su papel en la serie de Disney 'La última'- y a la vez quería hacerme un cambio, entonces ahí fue cuando me cambié y me puse el pelo más caoba”. Sin conocer el porqué, hace unos meses nos sorprendía el cambio de color en su cabello, aunque no fuera la primera -ni la última- vez que la catalana se atrevía con la tonalidad: “Llevo haciéndome cosas en el pelo desde los 13 años, me encantaba todo el ritual de ir a la peluquería con mi madre, charlar, leer revistas…”.

Confiesa así estar “completamente loca” en lo que se refiere a los cambios de look, sin necesitar inspiración o referentes: “No es que alguien me diga ‘molaría esto’. Yo llega un día que digo ‘no, me he cansado, quiero cambiar”. Llegó entonces un original pelirrojo claro, el blorange de moda entre las celebrities, que de nuevo utilizó para dar vida a su otro personaje, eso sí, de ambos cambios de looks se cansó y ya no se sentía Aitana: “La Aitana sobre el escenario es morena y creo que la gente la identifica así”. Su afición a los constantes cambios de look la ha llevado, sin embargo, a encontrar a su temprana edad -tan solo tiene 23 años- el color que más le favorece y en el que más cómoda se siente -algo a lo que el resto llegamos con suerte, superados los 30-. “Me he acabado dando cuenta de que quiero en mi pelo este color, el castaño más oscuro; es en el que más me veo”.

¿Significa el constante cambio de looks que Aitana tenga el pelo dañado? Sorpresa, su pelo está sanísimo, palabra. Además de la genética y del constante saneamiento de las puntas, sin pasar por alto su última corte de pelo con el que se deshacía de varios centímetros de su larga melena, el truco confesable de la cantante es lavar siempre su cabello con los mismos productos; incluso cuando estaba en la academia de 'Operación Triunfo' cargó con su neceser. “Aunque suene a tópico, mis padres siempre han utilizado Pantene y yo comencé usando los suyos hasta que me puse a investigar cuál era la gama que más encajaba con mi pelo”, revela Aitana.

El único problema confesable de su pelazo es que lo lava todos los días, ya que se ve expuesto a todo tipo de agresiones, desde planchas y secadores hasta productos. Pero el agua de Madrid se ha convertido en uno de los inesperados aliados de su pelazo: “El agua de Barcelona es diferente a la de Madrid, tiene mucha más cal”, algo que la cantante descubrió en su primer viaje a la capital. “Recuerdo estar con mis amigas, lavarme el pelo, salir de la ducha y cuando se me secó, dije ‘ahora entiendo porque aquí la gente tiene el pelo más bonito”, contaba entre risas.

El test del flequillo

Para terminar, si toca hablar de pelo de Aitana, por más que corte su largo -spoiler, se lo quiere cortar más, pero aún no se atreve- o se lo tiña de mil colores, hay algo en su melena que permanece imperturbable: su flequillo. Y como embajadora del flequillo perfecto, aprovechamos para hacerle un minitest que toda persona que haya llevado flequillo saber perfectamente.

¿Te lo has recortado alguna vez?

Sí, tuve una época durante cinco años mínimo en que me lo estuve cortando. No dejaba a nadie que me lo tocase hasta que vino Jesús (De Paula) a mi vida y pasó varias pruebas y le dije que sí, puedes cortarme el flequillo, pero no dejaba a nadie que me lo cortase.

¿Alguna vez te has cortado las pestañas sin querer?

Me las he cortado muchísimas veces y también las cejas. Además, la primera vez que lo corté, me corté una ceja y me dejé el flequillo más largo por un lado que por el otro, porque me gusta que el flequillo siempre me cubra las cejas, así que iba con un peinado muy especial.

¿Aún te atreves a cortártelo?

Sí, es que de repente si llevo unos días sin ver a Jesús, cojo las tijeras y zasca, pero, claro, luego se enfada conmigo y me dice ‘te lo has dejado un poco mal’. En la cuarentena me lo quería dejar largo para ver qué tal…. No me atreví, pero sí que me dejé los laterales más largos porque lo llevaba como más recto y es como un flequillo normal, con un poco más de estilo.

¿Te sueles lavar solo el flequillo?

No, la verdad es que no, yo me lavo el pelo todos los días, que no debería, precisamente por el flequillo, porque se me engrasa más y eso que no tengo el pelo graso; de hecho, mi pelo podría aguantar bastante. Podría lavarme solo el flequillo, pero ya que estoy, me lavo todo el pelo.

Dramas con el flequillo...

He tenido bastantes. Cuando salgo de la ducha suelo dejar que se seque al aire, sobre todo en verano, pero nunca me dejaba el flequillo al aire, siempre me quería meter un poco las puntas para dentro con la plancha. Entonces fui con mis amigas al Arenal Sound, con 17 años. Estaba agobiadísima porque no había tiempo a peinármelo, tenía que irme hasta unos baños en los que tenía que pagar para conectar la plancha y me pasaba media hora caminando para poder llegar… Y siempre que me duchaba me tocaba hacer lo mismo, imagínate la experiencia. Ahí es donde me planteé lo de dejarme el flequillo largo.