La forma de tu rostro incide directamente en tu envejecimiento facial, ¿sabes por qué?
Hablamos con una experta pionera en la definición de las estructuras faciales, la clave para poder tratar la piel según sus necesidades
"No voy a vender un método que revierta el envejecimiento, pero sí que lo ralentice y lo prevenga". Esta frase es una declaración de Yvette Pons, una de las facialistas más demandadas y creadora del lifting manual más famoso de nuestro país. Estos días estaba en Madrid presentando una revolucionaria técnica. Basada en la morfología ósea del rostro y fundamentada en los biotipos, busca detener y frenar los efectos del paso del tiempo.
Partiendo de la forma anatómica individual que cada persona adquiere en el momento de nacer y sus mecanismos biomecánicos, Yvette ha diseñado un sistema único en el mercado llamado ROSTROLOG-YP®, para analizar y tratar las necesidades de cada biotipo, que pasa por el diagnóstico y tratamiento de los signos visibles de envejecimiento facial según la conformación de la estructura ósea de la cara y la proyección de la forma corporal. "Este sistema de trabajo nos permite ofrecer tratamientos altamente personalizados, adaptados a las necesidades únicas de cada individuo, y con un éxito significativo en los resultados obtenidos", nos explica.
Este método, único en el mundo, se divide en cuatro biotipos faciales y permite trabajar de forma personalizada cada rostro. Estos son: braquifacial, mesofacial pasivo, mesofacial activo y dólicofacial.
El braquifacial es el ejemplo del rostro de Olivia Wilde, cuadrado, rectangular, anguloso.
El mesofacial pasivo sería el caso de Selena Gomez, un rostro redondo y voluminoso, y que en ocasiones no corresponde con la estructura del cuerpo, que puede ser delgado.
El mesofacial activo es el que entendemos por el que se ha considerado tradicionalmente 'perfecto para una mujer', con rostro ovalado, hexagonal, diamante.
El dólicofacial coincide con la estructura facial característica de Sarah Jessica Parker: alargado, estrecho, triangular...
La Universidad de Beijing, en un estudio reciente, quiso analizar cuál era el mejor marcador de la edad, la sangre o el rostro. Establecieron un mapa topográfico en el que vieron cómo los ojos caían, la nariz se ensanchaba, la boca se alargaba y el surco nasogeniano se enmarcaba. Además de estos datos, y una amplísima investigación, llegaron a la conclusión de que era mejor marcador la cara que la sangre. Y todo esto enmarcado porque, como ya sabrás, nuestro envejecimiento depende en un 25% del genoma y un 75% del exposoma (esos factores externos como los genes, el sol, el estrés, el cansancio o la alimentación...). Y de que empieza de dentro hacia afuera, como nos recuerda la experta.
Pero ¿qué es el biotipo facial?
Pons utiliza este sistema para comprender la estructura ósea particular de cada rostro; es decir, es lo que da forma al rostro de manera única, eso es el biotipo. Pero la experta nos deja claro que la naturaleza es caprichosa, y en una sola estructura puede haber matices de dos o más. El objetivo es dominar la identificación de estos para prever la evolución del rostro con el tiempo. "Es importante subrayar que no se trata simplemente de un diagnóstico cutáneo; el método ROSTROLOG-YP® va más allá de eso, ofreciendo un análisis integral y profundo de la estructura facial y su evolución", nos cuenta la experta.
A nivel fisiológico, los diferentes biotipos faciales presentan notables diferencias en varios aspectos que influyen en el proceso de envejecimiento facial. Estas diferencias incluyen:
- Estructura ósea. Cada biotipo tiene una estructura ósea facial única, lo que afecta al contorno del rostro, al soporte de todos sus tejidos suprayacentes, a su forma y estado, condicionando la manera de gesticular, el retorno mímico, el descolgamiento y líneas de expresión, y el desplazamiento debido a la gravedad, que será más o menos prematuro en función del esqueleto óseo que le corresponde a cada biotipo.
- Sistema circulatorio y linfático. Tanto la actividad como la calidad de la microcirculación capilar sanguínea y del sistema linfático varían en función de la estructura facial y viceversa, lo que puede influir en la vitalidad, nutrición y estado de la piel y de todos los tejidos subyacentes.
- Distribución de grasa subcutánea. El grosor y distribución de grasa, su desplazamiento y disminución pueden ser diferentes en cada rostro, lo que afecta la apariencia de la piel, la formación del tipo de arrugas y el descolgamiento.
- Musculatura facial. Como se posicionan los músculos por encima de la forma de su soporte óseo, con su amplitud y longitud individual, condiciona el tono de estos y la forma y dirección de su descolgamiento, tanto por hipo como por hipertonía.
- Calidad ósea. La calidad de la estructura ósea, su resistencia y densidad pueden diferir entre biotipos, lo que influye sobre la firmeza del rostro y sobre el envejecimiento más o menos prematuro.
- Capa SMAS (Sistema Muscular Aponeurótico Superficial). La forma y calidad del SMAS, que actúa como un sistema de soporte para la musculatura profunda y los ligamentos cutáneos, condiciona a la vez a la piel y a la grasa subcutánea. Su estructura varía entre biotipos y puede influir en la flacidez facial y signos de envejecimiento en general.
- Eje gravitatorio del cráneo. La alineación del eje gravitatorio cervical y craneal también es un factor que influye en los cambios musculoesqueléticos del rostro, acusando la tendencia a envejecer de cada biotipo.
- Vitalidad de la piel. La salud y vitalidad de la piel pueden diferir según el biotipo, ya que cada uno de ellos está asociado con un funcionamiento individual genético, que afecta a la apariencia general, a la capacidad de regeneración de la piel y a sus signos de envejecimiento.
A partir de estos datos será más fácil tratar nuestra piel, saber qué cosméticos te convienen, si debes retirar alimentos de tu dieta, qué tratamientos estéticos te favorecerán o qué masajes favorecerán tu aspecto. Y que depende en gran medida de los cuidados que apliques cómo te afectarán los signos de la edad.
"No voy a vender un método que revierta el envejecimiento, pero sí que lo ralentice y lo prevenga". Esta frase es una declaración de Yvette Pons, una de las facialistas más demandadas y creadora del lifting manual más famoso de nuestro país. Estos días estaba en Madrid presentando una revolucionaria técnica. Basada en la morfología ósea del rostro y fundamentada en los biotipos, busca detener y frenar los efectos del paso del tiempo.