Sassa de Osma y las mejor y peor vestidas de la boda del heredero de Napoléon

Olympia von und zu Arco-Zinneberg y Jean-Christophe Napoleón se casaron el pasado sábado nada más y nada menos que en Los Inválidos de París. Una boda casi de Estado por lo rimbombante de sus apellidos y un auténtico hervidero de royals y aristocracia. La siempre impoluta Sassa de Osma o la alegremente campestre Beatriz de York fueron algunas de las invitadas encargadas de derrochar estilo y comentarios a partes iguales.

Como debería ocurrir en todas las bodas, la novia fue la protagonista de la velada con un vestido de Oscar de la Renta que nos robó el corazón. Así se coronó como la mejor vestida del fin de semana, pero ¿qué ocurrió con sus invitadas? Sus innumerables hermanas, todas ellas clónicas físicamente en parte por su altura, sus hombros y sus ojos -marca de la casa Von und zu Arco-Zinneberg-, se encargaron de escoltar a su hermana y pasaron a un discreto segundo -más bien último- plano estilístico, con sus looks tan similares como aburridos. Sí, les encanta lucir pierna y no dejaron pasar la oportunidad de pasearse como hermanastras de Cenicienta; la diferencia es que estas sí parecen querer a su hermana.

Y así llegamos a la mejor vestida del bodorrio Napoleón- Arco-Zinneberg: Sassa de Osma. Jamás nos cansaremos de encumbrar sus estilo. Ni un solo pero para una invitada que se atrevió a ir de blanco a una boda y aun así ni robó protagonismo ni defraudó. Con un vestido en crepe de seda blanco de Andrew GN, de estampado floral en tonos violeta, la mujer del príncipe Christian de Hannover eligió el corte midi con escote en forma de lágrima y las mangas abullonadas bordadas y ceñidas en la muñeca. Por supuesto, siendo como es una reina de las diademas, no faltó la suya con redecilla incluida y del mismo color que los motivos del vestido, el violeta, a juego también los tacones. El tocado, de Mimoki, era todo un guió a la novia, ya que se trataba del modelo 'Olympe'. Un 10, como siempre.

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El trío que menos nos convence es el de la familia Borbón Dos Sicilias: Maria Chiara, Maria Carolina y Camila Crociani, que, aunque nos engañó al principio con una capa azul marino que parecía la sobriedad y la elegancia en persona, cuando llegó el momento ‘photocall’ de la boda, dejó caer y apareció este traje de falda y chaqueta plateado… La triada lo que se dice discreta no fue.

Maria Anunciata zu Liechtenstein se cuela también entre las mejor vestidas con la elección ganadora de los últimos años, vestido fluido midi, de estampado floral con accesorios -que no falte la diadema, por Dios- a juego. Una figura muy ligera y con movimiento que nos inspira de cara a futuros eventos. La sabia elección de los maxipendientes es otro elemento ganador. Tendencia fichada y guardada en las retinas.

Y ahí estaban ellas, felicísimas de la vida por la boda de su hermana y poniéndoselo todo. Estampados, diademas de Prada, raso, trajes de chaqueta con colas... ¿Cuántos días se casa un familiar cercano? Pocos, lo sabemos, de ahí el ímpetu de la familia Arco-Zinneber, cuyos miembros no dejaron de sonreír en toda la celebración. De izquierda a derecha: Theresa von und zu Arco-Zinneberg, Margherita, Georgiane y Marie Gabrielle. Piernas larguísimas y tocados imposibles... Todo el estilo se lo llevó Olympia.

Jugar a ser princesa romántica estaba más que permitido en la boda de un Napoleón, y Laura von Belgien eligió un acertado diseño nude con estampados geómetricos en el bajo, mangas con volumen, que no pueden dejar de recordarnos a las de organza que tanto triunfan en Zara, y diadema con moño bajo. Una elección perfecta, a pesar de romper con el largo reglamentario para el evento.

¿De qué color vas? De rosa cereza. Siempre que elijas el bicolor acertarás. Norma no escrita que Alana zu Sayn-Wittgenstein-Sayn ha demostrado con este vestido de escote recto y manga francesa, limpio y sin aderezos, perfectamente combinado con salones y sombrero azul marino. Colores básicos pero que no solemos ver en bodas. Por supuesto, de nuestras preferidas.

Beatriz de York, eterna invitada y ahora futura novia, tiene callo en eso de ir a bodas, pero no tanto en acertar con la elección. Con un vestido demasiado casual para una boda como la de Olympia von und zu Arco-Zinneberg, el estampado campestre no era lo más acertado. La socorrida -aunque bonita- gabardina en azul grisáceo tampoco ayudaba y el remate de los salones negros... convierte el suyo en un look bastante cuestionable.

La madre del novio, Beatriz de Borbón-Dos Sicilias, fue el punto de cordura y saber estar de la ceremonia. Sobria, bicolor y atrevida con los accesorios, nos habría encantado descubrir si debajo de esa capa se escondía un vestido crema o camel, colores que protagonizaron su look. Los salones de ante, los guantes y el bolso a juego son la elección más acertada. Mención aparte merece su sombrero de ala con cintillo a juego.

La hija de Pablo de Grecia derrochó juventud y queremos pensar que las circunstancias climatológicas le jugaron una mala pasada y este no era su primer look. Vestido negro de estampado floral entre pastel y neón y salones de raso y de punta redonda en rosa pastel. Podría haberse tratado de un look aprobado de no ser por el abrigo gris y la diadema verde que, aunque no se ve en la foto, llevaba... Que lo vimos.

El azul marino siempre es una buena opción cuando andas perdida con qué ponerte, eso sí, la clave es cómo lo combines. Con este total look azul marino, Nina Flohr y su acompañante malherido acertaron. No contenta con ello, decidió rizar el rizo y atreverse con unas sandalias de tacón y, como no podía ser de otra forma, una diadema.