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Cómo cada vez más la moda absorbe al disidente
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TENDENCIAS

Cómo cada vez más la moda absorbe al disidente

¿Por qué es imposible ser un outsider? Hablamos sobre cómo la industria fagocita las diferencias y las convierte en tendencias

Foto: Bad Gyal para Bershka.
Bad Gyal para Bershka.

“La moda fagocita los símbolos y los vacía de contenido”, explica la periodista de moda Leticia García en la charla ‘Hip hop; identidad, música, estilo e inspiración en la moda’ para abordar cómo la industria, en el momento en el que identifica una disidencia, se asegura de envolverla con un papel destinado a hacer de la anti-trend una nueva tendencia para integrarla en el discurso de la moda mainstream. Lo vemos hoy con la importancia que el hiphop tiene sobre las pasarelas, y también en esa vertiente que llamamos, quizás de forma errónea, 'choni', aunque por supuesto hemos despojado, como hacen las subculturas al reapropiarse del insulto, de cualquier matiz peyorativo. Hemos convertido a figuras que desde el mundo musical sorprenden con sus looks imposibles en iconos de moda, como demuestra el que Bad Gyal acabe de sacar una colección para Bershka.

placeholder Bad Gyal para Bershka.
Bad Gyal para Bershka.

“En el mundo de Bad Gyal, más es más. El brillo de las joyas está de moda, y además de verdad: desde lujosas cadenas de oro hasta aros gigantes. Olvídate de las tiras; ahora tus tops y vestidos están repletos de strass. Y también hay zapatos para romper en internet, como unas chanclas con tacón kitten (y el logo brillante de BG, por supuesto) y unas sandalias con tiras holográficas y tachuelas. Si estás dispuesta a convertirte en el centro de las miradas, Bershka x Bad Gyal ya está aquí para ti”, reza la nota de prensa de una colección concebida para no pasar desapercibida.

placeholder Milena Smit. (María Escoté x Desigual)
Milena Smit. (María Escoté x Desigual)

Lo mismo ocurre con Milena Smit, la actriz que ha logrado que la alfombra roja española sea capaz de sorprendernos cada vez que desfila sobre ella. La intérprete, no contenta con ser la joven promesa del cine patrio, es ahora encumbrada como referente de tendencias al ser imagen de la colección de María Escoté para Desigual, dejando claro que quien antaño sería el bicho raro, ahora es el icono al que tener en cuenta a la hora de vestir. “Gracias a la moda reconocemos las subculturas, que para mí hablan del estado de una época y de una generación que lucha por unos valores e identidades. La magia es que la gente que menos tiene es capaz de ser la voz del mundo, y eso te lo permite una simple camiseta con un mensaje que puede llegar a explicar el concepto de cincuenta prendas de lujo”, asegura la diseñadora en la charla anteriormente nombrada.

La sociedad de consumo acaba fagocitando todos los movimientos que aparentemente pretenden salirse de ella, como ha ocurrido con el streetwear, que nació como contracultura y que hoy ha sido absorbida por la industria. "A comienzo de los 90, todos estábamos incluidos en alguna subcultura. Lo contrario ocurre con las marcas en la actualidad, que no están asociadas a ninguna. Parece que han surgido de la nada. Antes era una rebelión y hoy se ha convertido en lo opuesto. Se ha transformado en algo corporativo, higienizado y pasteurizado", explica a 'New York Times' el diseñador Erik Brunetti.

placeholder Rosalía para MAC.
Rosalía para MAC.

En una realidad en la que la no tendencia acaba siéndolo, la búsqueda de la distinción resulta prácticamente imposible. Como explica el sociólogo experto en contracultura Bennett M. Berger, “cuando la desviación de lo mainstream se extiende, hace que el canal central generador sea más complicado de localizar y, por ello, deja de ser algo disidente, incluso aunque evoque una fuerte oposición. En su lugar, se convierte en el foco de un desacuerdo legítimo o de un conflicto”. Al final, la moda neutraliza esos conflictos y esas diferencias y termina por generar uniformes. Todo lo que estaba pensado para ser diferente o para formar una comunidad termina siendo adoptado por un engranaje industrial de tendencias en el que los euros son lo importante, y en el que las diferencias terminan por ser monetizadas. En resumidas cuentas, si quieres ser diferente, ni llevar una camiseta de Metálica de H&M (ni de una tienda vintage, ojo) ni las uñas XXL te hará ya diferente, porque la industria se ha encargado de hacer cada disidencia habitual.

“La moda fagocita los símbolos y los vacía de contenido”, explica la periodista de moda Leticia García en la charla ‘Hip hop; identidad, música, estilo e inspiración en la moda’ para abordar cómo la industria, en el momento en el que identifica una disidencia, se asegura de envolverla con un papel destinado a hacer de la anti-trend una nueva tendencia para integrarla en el discurso de la moda mainstream. Lo vemos hoy con la importancia que el hiphop tiene sobre las pasarelas, y también en esa vertiente que llamamos, quizás de forma errónea, 'choni', aunque por supuesto hemos despojado, como hacen las subculturas al reapropiarse del insulto, de cualquier matiz peyorativo. Hemos convertido a figuras que desde el mundo musical sorprenden con sus looks imposibles en iconos de moda, como demuestra el que Bad Gyal acabe de sacar una colección para Bershka.

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