Arantxa Sánchez Vicario reaparece en uno de los peores momentos de su vida

Corren tiempos convulsos en la vida de Arantxa Sánchez Vicario, vieja gloria del tenis nacional que llevó a lo más alto el nombre de España en el campo de juego. Y como si de una ironía se tratara, era justo en un campo de tierra batida donde ayer daba la cara tras sufrir un reciente varapalo: finalmente el juicio de su divorcio se llevará a cabo en España y no en Estados Unidos como esta deseaba. Por otro lado, el Banco de Luxemburgo volvía a apelar y pide prisión para la pareja, que se encuentra en trámites separatorios mientras que mantiene una deuda de siete millones de euros con este ente económico.

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El contexto elegido para su reaparición pública fue la final femenina que tuvo lugar ayer del torneo francés de Roland Garros, donde la tenista Simona Halep se alzaba con el título por primera vez. Sánchez Vicario acudía para hacer acto de entrega del prestigioso galardón a la vencedora y lo hacía vestía de negro -hecho que entendemos como un mensaje implícito que recuerda su trayectoria actual-, algo inusual ya que la barcelonesa es una fiel adepta de los blazers y la gama cromática clara, la cual luce constantemente en eventos de dicha índole.

Y es que el Grand Slam es su segunda casa, morada que ayer la aplaudió cuando la estrella española se encontraba en las gradas. Todo un detalle por parte de la organización, que demuestra así su apoyo a la denunciada. La invitación a formar parte de esta celebración coincide con el 20 aniversario de su última victoria francesa, que tuvo lugar en 1998 -además de alzar la copa en 1989 y 1994 anteriormente-.

Un duro revés para la campeona

Así las cosas, la decisión del fiscal del Juzgado de Primera Instancia número 2 de Esplugues de Llobregat resquebrajaba a la tenista cuando decidía que su divorcio, iniciado a principios de este año por su pareja, se debería de llevar a cabo en tierras españolas, algo que derrumba toda posibilidad de recuperar un dinero que esta creía mal administrado por parte de Josep Santacana. Este patrimonio ahora desaparecido es el principal asunto que llevó a ambos a poner punto y final a una relación de más de una década.

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Para Arantxa su última esperanza residía fuera de nuestras fronteras, ya que en Cataluña se aplicaría una separación de bienes que no la favorecería en absoluto gracias a unas capitulaciones firmadas anteriormente por las que ambos se comprometían a no reclamarse nunca nada. Además, esta situación dejaría a la deportista sola ante la deuda reclamada por el Banco de Luxemburgo, el cual ha vuelto a reclamar prisión para ambos a causa de una deuda que asciende a los siete millones de euros. Si esta nefasta situación siguiera hacia adelante, como se prevé, el dúo vería peligrar su libertad de modo conjunto.

El origen de este embrollo se remonta a 2009, cuando el Tribunal Supremo ordenaba a la tenista hacer frente a una multa por fraude fiscal durante los años más vistosos de su carrera (1989-1993). Esta deuda fue saldada por un aval que Sánchez Vicario pidió al Banco Sabadell que, a su vez, recuperaba este saldo con un contraaval proveniente del banco luxemburgués. Aquí comenzaría su pesadilla que la persigue hasta el día de hoy.