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Ana Boyer no necesita su herencia: su vida eternamente de vacaciones
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FORTUNA PARALELA

Ana Boyer no necesita su herencia: su vida eternamente de vacaciones

Cuando está a punto de cumplirse un año de su boda con Fernando Verdasco, la hija de Isabel Preysler exhibe en redes una vida alejada de preocupaciones y siempre de viaje

Foto: Ana Boyer, en Nueva York. (Instagram)
Ana Boyer, en Nueva York. (Instagram)

Hay vidas que, al menos de cara a las redes, parecen aprovecharse más que otras. La de Ana Boyer al lado de su marido, el tenista Fernando Verdasco, parece ser una de ellas. Su perfil de Instagram es un festival de viajes, desayunos pantagruélicos y eventos sociales. Ahora, cuando Vanitatis ha publicado que la herencia de Miguel Boyer ya ha sido repartida (casi cuatro años después de su muerte), uno pensaría que, en el fondo, su hija pequeña no lo necesita, al menos desde un punto de vista pragmático.

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El próximo 7 de diciembre se cumple un año desde la boda que selló su destino de forma oficial en la isla de Mustique. Ana y Fernando se casaron ante 60 invitados, en uno de los complejos más exclusivos del Caribe. Los novios organizaron su boda en apenas cuatro meses y con el apoyo de la revista '¡Hola!' consiguieron blindar una exclusiva por la que ganaron cerca de 100.000 euros.

En marzo del año 2016, Ana se cogió un 'descanso' para poder seguir a su pareja por los torneos que se celebran en todo el mundo. Quizá la experiencia de Feliciano López y Alba Carrillo, cuyo matrimonio no pudo superar la distancia impuesta por esta disciplina deportiva, le había servido de correctivo. Boyer trabajaba en la consultora Bain & Co., donde estaba considerada como una profesional muy competente. Antes, había realizado unas prácticas en el bufete Uría Menéndez, donde también hay un buen recuerdo de ella.

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Ana estudió Derecho y Administración de Empresas en Icade. Entonces soñaba con dedicarse a la consultoría estratégica internacional y destacaba entre sus compañeros. Digna heredera de la mente privilegiada de su padre, quien fuera 'superministro' de Economía y Hacienda, parecía que iba a ser su otra heredera intelectual (además de Miguel Boyer Jr, quien también destaca en este campo).

Pero no. En 2016 tomó la decisión de seguir a Verdasco y su vida se ha convertido en un eterno viaje por el mundo. De agosto a aquí, el tenista, número 30 del mundo en la ATP, ha cumplido con sus compromisos profesionales en Estocolmo, Beijing y Shenzen (China), Nueva York, Cincinnatti y Toronto. La pareja también ha visitado durante este año Bastad (Suecia), Londres, París, Holanda, Roma, Montecarlo, Houston, Bahamas (en este caso, para pasar unos días de vacaciones), Miami o Río de Janeiro.

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La lista parece interminable y no deja de seguir creciendo. Es la agenda de un deportista de elite, generalmente muy solitaria, salvo estas excepciones. En septiembre, la pareja hizo una parada en Madrid para acudir a la Madrid Fashion Week, al desfile de Pedro del Hierro. Hace una semana, Ana estuvo en la boda de una amiga de toda la vida (con vestido supervisado por la estilista de su madre, por cierto). Un cierto toque de normalidad antes de poner rumbo de nuevo a otro torneo.

Hay vidas que, al menos de cara a las redes, parecen aprovecharse más que otras. La de Ana Boyer al lado de su marido, el tenista Fernando Verdasco, parece ser una de ellas. Su perfil de Instagram es un festival de viajes, desayunos pantagruélicos y eventos sociales. Ahora, cuando Vanitatis ha publicado que la herencia de Miguel Boyer ya ha sido repartida (casi cuatro años después de su muerte), uno pensaría que, en el fondo, su hija pequeña no lo necesita, al menos desde un punto de vista pragmático.

Miguel Boyer
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