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Isabel Preysler siempre gana
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Isabel Preysler siempre gana

Tiene la virtud de no perder nunca, ni en lo patrimonial ni en lo sentimental. Ahora, con la resolución de la herencia de su difunto marido, lo ha vuelto a hacer

Foto: Isabel Preysler en una foto de Getty.
Isabel Preysler en una foto de Getty.

Pasan los años y la vida de Isabel Preysler se mantiene en un equilibrio casi perfecto. Y los vaivenes afectivos y económicos que afectan al resto de los mortales a ella ni la salpican. Al menos aparentemente. Tiene cinco hijos de tres maridos diferentes que no forman parte del sector más casposo donde se compran y venden desde infidelidades a desahucios y, en general, malas vidas que sirven para engordar las cuentas corrientes. Los niños Preysler lo hacen (salvo Enrique Iglesias, que no le hace falta), pero con un toque distinguido que les diferencia del submundo.

Esta actitud también forma parte de las enseñanzas de mamá, que todo lo hace con una sonrisa. "Ella vive de las exclusivas y nadie la critica", aseguran. Aunque esta sonrisa vaya acompañada de un "ahí te quedas" dirigido a los exmaridos cuando encuentra al siguiente hombre de su vida y lo convierte en el centro existencial del universo. "Ese es el poder de Isabel. Hace que el hombre que está con ella se sienta el rey del mundo. No hay intercambio de preocupaciones, ni luchas de egos cuando llega a casa. Todo gira en función de esa persona que se convierte en el macho alfa de la manada Preysler". Efectivamente y salvo excepciones, los varones en cualquier estado civil que han tratado a la reina de corazones en la intimidad coinciden en este punto.

placeholder Mario Vargas Llosa y su novia, Isabel Preysler, en la fiesta de Porcelanosa en Nueva York. (EFE/Miguel Rajmil)
Mario Vargas Llosa y su novia, Isabel Preysler, en la fiesta de Porcelanosa en Nueva York. (EFE/Miguel Rajmil)

Su mala relación con los hijos de sus ex

"Es curioso porque las mujeres, al principio, sienten cierto rechazo por su fama de encandilar, pero luego son ellas las que están fascinadas. Isabel tiene esa capacidad para seducir a quien le interese y si no le interesas, pasa de ti. Es de las pocas exmujeres que sus maridos no hablan mal de ella públicamente. Y eso que con Griñón y sus hijos no se portó muy bien", recalcan en su círculo.

Es cierto que Isabel Preysler ha creado una unidad familiar compacta con sus hijos, no así con los de sus parejas. No se trata con Miguel y Laura Boyer ni con los dos de Carlos Falcó. Y los hermanos -salvo Tamara- tampoco tienen relación entre ellos.

"Isabel se ha preocupado de que Ana (Boyer) no tuviera el cariño del resto de la familia. Mi hijo estudió en el mismo colegio y ella no mostró ningún interés en conocerle. Yo tengo hijos de dos matrimonios y se quieren mucho. Ese lazo de unión es labor de la madre, pero si la madre no quiere...", explicó en su momento Laura Boyer Arnedo a la muerte de su padre y cuando el litigio por el tema de la herencia estaba en pleno apogeo.

LEA AQUÍ: Los herederos de Miguel Boyer llegan a un acuerdo cuatro años después de su muerte

Ahora, casi sesenta meses después del fallecimiento del que fuera exministro de Felipe González, la herencia se ha resuelto como publicó en exclusiva Vanitatis. Isabel vuelve a ganar como aseguran los que saben de cómo se tramitaron las últimas voluntades de su tercer marido. Un testamento que, según 'OK Diario', modificó el 24 de julio de 2102 sus ultimas voluntades, dos años antes de morir, cuando acababa de ser dado de alta tras sufrir un ictus que le dejó severas secuelas mentales y físicas.
Isabel es propietaria única de la mansión de Puerta de Hierro, cuyo terreno y edificación costeó Boyer, y beneficiaria del tercio de libre disposición en detrimento de sus hijos. "Le peló en vida", declaró Miguel Boyer Jr a Vanitatis poco después de la muerte de su padre. Sí, Isabel ha vuelto a ganar.

Pasan los años y la vida de Isabel Preysler se mantiene en un equilibrio casi perfecto. Y los vaivenes afectivos y económicos que afectan al resto de los mortales a ella ni la salpican. Al menos aparentemente. Tiene cinco hijos de tres maridos diferentes que no forman parte del sector más casposo donde se compran y venden desde infidelidades a desahucios y, en general, malas vidas que sirven para engordar las cuentas corrientes. Los niños Preysler lo hacen (salvo Enrique Iglesias, que no le hace falta), pero con un toque distinguido que les diferencia del submundo.

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