Isabel Preysler: del bikini de Miguel Boyer al de Mario Vargas Llosa
La socialite ha sorprendido a todo el mundo esta semana con una 'posado robado' en un resort de las islas Maldivas, demostrando que por ella la edad pasa, sí, pero al revés
Isabel Preysler es uno de los casos más curiosos de la prensa social. Después de varias décadas, se mantiene como personaje de primera fila que aún funciona en portada. Y más si es en bikini como se la ha visto en '¡Hola!', la revista que su hija Tamara define como “el álbum familiar”. Mide sus salidas públicas y sus reportajes, para no sucumbir al hartazgo de sus seguidores.
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En esta última etapa, sí hubo una saturación de información (por su parte) cuando se hizo pública su relación con Mario Vargas Llosa. No había semana en la que no apareciera junto al nobel en cualquier situación: viajes a Nueva York, conferencias, cenas mundanas y vuelta a repetir la espiral. Llegó un momento en que había Isabel y Mario hasta en la sopa. Ni siquiera cuando decidió comercializar sus propia línea de cremas hubo tanta exposición.
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Y eso era algo que 'la reina de las baldosas', como se la bautizó cuando comenzó su relación con Porcelanosa, no podía permitir. Es de los pocos personajes del mundo del colorín que gestiona personalmente sus apariciones públicas y su caché. Tiene una secretaria y, en el mundo de la moda, a la estilista Cristina Reyero de la que se fía totalmente. Esta profesional consiguió modernizar su armario y que pareciera más joven que su hija Chábeli.
En el plano estético, su juventud se debe, en gran medida, a sus remodelaciones. El último cambio de perfil resultó impecable. Lo 'estrenó' en la boda de Bernardo Gallagher y Laura Contreras. Él es hijo de uno de los personajes mas influyentes de Perú y gran amigo del escritor. Isabel sorprendió por su 'eterna' juventud.
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Y este verano, con su aparición en bikini, ha vuelto a recordar al personaje que interpreta Brad Pitt en la película 'El curioso caso de Benjamin Button'. A sus 67 años, verla pasear por las playas de un atolón en las islas Maldivas con la tripa plana y un trasero de los llamados latinos (alto y sin cartucheras), sorprende. Por supuesto, que hay retoque fotográfico, pero el mismo que se les hace a las influencers o a las bellas oficiales que posan de esta guisa. Pero “si no hay base no hay Photoshop que valga”, dicen los que saben.
Dentro de nada, Tamara y Ana también 'serán' más mayores que su madre...
Isabel Presyler, que cuida hasta el último detalles este tipo de apariciones, ya tuvo un estreno en 1990 cuando la fotografiaron (sin posar) junto a su marido, Miguel Boyer, desembarcando en Puerto Banus (Málaga). Isabel lucía, entonces, un bikini amarillo elástico que hacía juego con una minifalda del mismo material. El año anterior había nacido Ana, la número cinco de sus hijos e hijas. Mientras que ella mantenía su figura a lo Dorian Gray, el exministro cumplía años. Esa fue, realmente, la primera aparición en vivo, en directo y sin retoques de la reina de corazones.
Dieciocho años después, se repite la historia. Esta vez con Mario Vargas Llosa. El bikini no es el mismo, pero la percha sí. Dentro de nada, Tamara y Ana también 'serán' más mayores que su madre...
Isabel Preysler es uno de los casos más curiosos de la prensa social. Después de varias décadas, se mantiene como personaje de primera fila que aún funciona en portada. Y más si es en bikini como se la ha visto en '¡Hola!', la revista que su hija Tamara define como “el álbum familiar”. Mide sus salidas públicas y sus reportajes, para no sucumbir al hartazgo de sus seguidores.
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