La inmobiliaria del duque de Westminster y España: amor con algún sobresalto
Hugh Grosvenor, de 30 años, es el aristócrata más deseado de Reino Unido. Soltero y dueño de una fortuna considerable, tiene muchos intereses inmobiliarios en Madrid
Hugh Grosvenor, el duque de Westminster, tiene 30 años y una fortuna que le ha convertido en objetivo irresistible para la prensa internacional. Ha sido bautizado como el soltero de oro de Reino Unido, aunque el tipo trabaje (en la empresa familiar), lleve una vida discreta y haya huido durante años de lo que significaba ser quien es.
Lo cierto es que Hugh heredó de su padre el ducado, pero tanto él como sus tres hermanas reciben exactamente las mismas rentas del grupo familiar. En los años 50, la familia Grosvenor colocó sus principales activos en una serie de fideicomisos "para proteger el patrimonio de herederos derrochadores, divorcios desastrosos y otras amenazas". Esto implica que el duque y su familia no pueden vender propiedades si el resto de los fideicomisarios no está de acuerdo. La fórmula ha funcionado como en otras familias europeas, dejando la gestión del patrimonio en manos de profesionales.
Hoy la fortuna de la familia se articula en tres grandes ramas: la inmobiliaria, la inversora (sobre todo en empresas alimentarias y agrícolas) y el Family Office, que gestiona las fincas rurales de la familia Grosvenor en el Reino Unido y España, sus actividades filantrópicas a través de la Fundación Westminster y otras actividades fundamentalmente centradas en la conservación y divulgación de su patrimonio.
La inmobiliaria es su división más importante. Grosvenor Group cuenta con más de 1.500 propiedades en 60 países. Grosvenor es propietario en Londres de más del 90% del suelo de Mayfair y Belgravia. También cuentan con propiedades en Escocia, prácticamente reconstruyeron el centro de la ciudad de Liverpool, y tienen intereses comerciales en todo el mundo. Por no mencionar la gran finca cinegética española, La Garganta (Ciudad Real), que controlan a través de su Family Office.
Madrid, objeto de deseo
La ciudad europea en la que más invierten es en Madrid, donde tienen varios edificios residenciales y de oficinas. Empezaron a trabajar en la capital en los años 90, pero desde 2016, Grosvenor ha destinado 400 millones de euros para poner en marcha varias promociones inmobiliarias, de los cuales alrededor del 25% se corresponde con actividad residencial y la parte restante a oficinas; dentro de estas últimas se encuentran inversiones en La Moraleja, Méndez Álvaro, así como la sede de IDOM y la sede de Naturgy.
La inmobiliaria del duque de Westminster compra estos edificios, luego contrata a prestigiosos estudios de arquitectura y los convierte en objeto de deseo residencial. Jorge Juan, 53, por ejemplo, es "un concepto residencial único en el corazón del exclusivo barrio de Salamanca de Madrid". Han convertido "un edificio de cemento" en "seis viviendas exclusivas y un jardín mediterráneo privado que abarca 640 metros cuadrados". Para ello, contaron con la colaboración del arquitecto y paisajista Jesús Moraime.
Es el mismo 'modus operandi' que en Modesto Lafuente, 26, donde han transformado un antiguo edificio de oficinas en pisos de lujo; en García de Paredes, 4, o en la esquina de General Arrando y Santa Engracia, de donde han sacado 18 apartamentos también de alto nivel.
"Causa de disolución"
A pesar de su expertise en el sector inmobiliario y de la calidad de su trabajo, Grosvenor RE Spain, una de las ramas de su negocio en España, ha presentado resultados negativos. Según la empresa, no hay de qué preocuparse. Esta sociedad es solo una pequeña parte del negocio de Grosvenor en España y estos datos, bien contextualizados, no indican que la inmobiliaria tenga problemas de solvencia en nuestro país. "En España, el 75% de la actividad de Grosvenor se corresponde con activos de oficinas, donde presenta muy buen 'performance'. Por otro lado, con respecto a la parte residencial, ésta se encuentra en fase de promoción, por lo que, como es habitual, hasta que no se complete dicha fase, no se materializan resultados", explican desde la firma. La filial forma parte de Grosvenor Group Limited, con sede en Londres.
"La actividad de Grosvenor en España se enmarca dentro del negocio de Europa Continental, donde de manera individual y en algunos casos con socios, mediante vehículos de inversión a largo plazo, gestiona su actividad en nuestro país. Debido a estas diferentes participaciones y joint ventures, la actividad se estructura mediante un complejo entramado de sociedades, todas españolas, aunque sus matrices y accionistas últimos se encuentran en distintos países", explican desde la inmobiliaria.
Esta parte de su negocio español acaba de presentar las cuentas de 2020 y declara pérdidas de casi 620.000 euros, lo que no es un dato tan malo si tenemos en cuenta que en 2019 perdió más de millón y medio de euros. Además, como se lee en el balance de cuentas, "al 31 de diciembre de 2020, como consecuencia de las pérdidas generadas en este ejercicio y en ejercicios anteriores, la Sociedad presenta un patrimonio neto negativo por importe de 173.487 euros". De acuerdo con la Ley de Sociedades de Capital, "la Sociedad se encontraría en causa de disolución". A esto, la firma aclara que "todas las sociedades de actividad residencial se han recapitalizado durante la fase de promoción, puesto que durante la misma requieren soporte financiero de parte del accionista".
Porque los datos no siempre son lo que parecen. "En la parte residencial, la actividad de promoción y venta, no patrimonial, y actualmente minoritaria y en sus fases finales, el objetivo es la transformación de los activos en viviendas de alto nivel en venta, con un socio internacional y en una fase previa a la consolidación de resultado ya que ninguna de las promociones se ha entregado en su totalidad. Sus accionistas, muy comprometidos con los proyectos, aportan el capital que permite estos desarrollos junto con financiación bancaria que dada la fase final de entrega en la que entramos requiere su cancelación, previa a la entrega de viviendas a los clientes. En los últimos meses hemos visto un gran incremento de ventas, incluyendo la venta del exclusivo ático de Jorge Juan, como reflejó El Confidencial".
Cuatro millones
La familia Grosvenor inyectó cerca de cuatro millones de euros a su filial española a través de distintos mecanismos el verano pasado. Por un lado "una aportación dineraria por importe de 1.776.109,98 euros, una compensación de un préstamo otorgado a favor de la sociedad por parte del socio único por importe de 1.475.500 euros y una compensación de la cantidad adeudada por la sociedad al socio único por la prestación de servicios por importe de 748.384 euros". La firma matiza que no es "un rescate, sino aportaciones de accionistas realizadas durante la fase de promoción que se requieren para la cancelación de préstamos, una figura muy habitual en el mercado".
Aunque esta situación podría indicar la existencia de una "incertidumbre material" sobre la capacidad de la sociedad para continuar funcionando, las perspectivas de mejora no pueden ser mejores, teniendo en cuenta los datos que hablan de un boom en el mercado inmobiliario y los datos facilitados a este medio por la propia compañía. "Grosvenor es un negocio solvente y sólido, que continúa invirtiendo y con apetito inversor, y ratificó tal compromiso en España con la inversión de 60 millones de euros para la compra de oficinas en diciembre de 2020, en plena pandemia, así como con el reciente reposicionamiento de la sede de Naturgy", explican desde la firma.
Oficinas en Madrid
"En la parte de oficinas", continúan, "se ha conseguido juntar un atractivo patrimonio solo en Madrid con cuatro activos relevantes. Dos en joint venture con un socio institucional nórdico, y dos solo con capital de Grosvenor. En este último caso incluye Titán 8, en Méndez Álvaro, adquirido en 2020 durante la pandemia. También es solo de Grosvenor la sede de Naturgy, en la que se ha invertido de forma sustancial para reposicionar el edificio y convertirlo en la sede corporativa de la cotizada, y sede de presidencia. Los trabajos se han terminado hace un mes, siendo estas dos últimas inversiones parte de la confirmación de la solvencia de Grosvenor y su atractivo hacia Madrid".
"Este patrimonio en rentabilidad genera unos muy relevantes ingresos recurrentes a la compañía, que facilitan el asumir las cifras de promoción en sus fases de obras y ventas, en las que no producen rentabilidad hasta que se han entregado el conjunto de la promoción. La combinación entre un relevante patrimonio, 75% de la inversión, con una ocupación prácticamente total de los cuatro edificios de oficinas, con prácticamente ningún impacto de la pandemia, combinado con una actividad menor de promoción residencial, que una vez completada permite unos retornos atractivos, es la apuesta de Grosvenor en Madrid, que se ha ido consolidando con el tiempo, y que tiene grandes planes de seguir ampliándose, por el momento solo en Madrid", aducen.
Hugh Grosvenor, el duque de Westminster, tiene 30 años y una fortuna que le ha convertido en objetivo irresistible para la prensa internacional. Ha sido bautizado como el soltero de oro de Reino Unido, aunque el tipo trabaje (en la empresa familiar), lleve una vida discreta y haya huido durante años de lo que significaba ser quien es.