Ana Otero: boxeo, maternidad real y una larga trayectoria en la interpretación

No a muchos les sonará su nombre, pero lo cierto es que estamos más que acostumbrados a ver su rostro en la pequeña y gran pantalla, tras una vida dedicada al mundo de la interpretación que comenzó en la década de los noventa. 'Compañeros', 'Servir y proteger' y 'Secretos de Estado' son algunas de las producciones que figuran en el currículum de Ana Otero, pero también películas como 'Malena es un nombre de tango' o 'Reflejos', que han marcado un antes y un después en su carrera laboral.

Una actriz consolidada que nació el 13 de mayo de 1970 en San Sebastián, aunque muy pronto fue adoptada por la ciudad de Valladolid. Es allí donde comenzó su formación en un sector en el que siempre había querido estar: el de la actuación. Así, ingresa en la Escuela de Teatro en 1988 y permanece en ella hasta 1992, momento en el que decide buscar su gran oportunidad en Barcelona. En la Ciudad Condal, lleva a cabo todo tipo de cursos y seminarios para ampliar sus miras y, finalmente, se muda a Madrid.

En la capital, comienzan a llegarle los primeros papeles, pero Ana Otero no deja nunca de formarse, por lo que permanece vinculada al teatro de La Abadía, lo que le permite coincidir en su trayectoria con importantes personalidades del sector. Las mismas con las que se ha cruzado en algunos de sus trabajos que, además del cine y la televisión, abarcan disciplinas como el teatro o los cortometrajes. De hecho, por uno de ellos, 'Diente por ojo', fue premiada en el Certamen de Cortos de Ávila de 2007.

No es de extrañar que una actriz de método como ella obtenga tales reconocimientos y es que, sin ir más lejos, para su papel de una toxicómana llamada Manuela en 'La rosa de nadie', se trasladó a la ONG Punto Omega, ubicada en Móstoles (Madrid), para conocer de cerca el trabajo que desempeñan los profesionales con personas drogodependientes y preguntar sobre los efectos de la heroína, el deterioro cognitivo que produce el consumo de esta sustancia, el síndrome de abstinencia y otros aspectos que la ayudaran "a construir el personaje con fidelidad, desde la verdad", tal y como informaron entonces, desde la página web de la institución.

En cualquier caso, el punto álgido de popularidad lo alcanzó con un personaje llamado Paloma Beltrán que encarnó en 'Amar en tiempos revueltos'. No son pocos los que todavía hoy recuerdan al mismo y, de hecho, la actriz ha confesado en alguna que otra ocasión que, cuando la paran por la calle, es para recordarle ese trabajo. Algo que no suele ser habitual, puesto que mantiene un perfil discreto, tanto en su día a día como en las redes sociales donde a penas tiene publicaciones.

Eso sí, las suficientes como para hacernos partícipes de que una de sus grandes aficiones es el boxeo: deporte que practica cada mañana porque le aporta "calma y estabilidad", pero también ocupan su tiempo el arte, los viajes y los planes con una mascota llamada Chocolate que protagoniza muchas de sus instantáneas.

Respecto a su vida privada, poco o nada se sabe porque, celosa de la misma, no es mucho lo que ha publicado al respecto. De lo que sí ha presumido con orgullo es de haber sido madre pasados los cuarenta. "Maternidad después de los 40. Asombro. Abismo. Prejuicios ajenos. Misoginia. Machismo femenino. Empoderamiento. Juventud, fáustico tesoro. La edad es mentira. La naturaleza no es perfecta. [...] ¿Tu maternidad es mejor que la mía? ¡Qué bien te conservas! No soy una sardina", son algunas de las reflexiones que escribía junto a una bonita imagen de ella misma embarazada.

Abanderada o no de la maternidad real, con esas palabras hacía ver a sus seguidores los muchos conceptos que rondan la mente de una mujer en estado gracias, en parte, a la sociedad. Un año después de haber dado a luz, escribía sobre la experiencia "Hace un año de esta imagen... un año, 16 kilos menos, decenas de horas deshabitadas de sueño, y un amor incendiario, inimaginado, insospechado... y en el que me reconozco cada día al abrir los ojos. La dicha debe ser algo parecido a esto que me brota mientras escribo".