Es noticia
Menú
González de Castejón, conde de Atarés, no tiene quien le llore: las dificultades de su no funeral
  1. Famosos
el suceso de la semana

González de Castejón, conde de Atarés, no tiene quien le llore: las dificultades de su no funeral

Ante su falta de empatía con amistades que con el tiempo dejaron de serlo, la familia ha tomado la decisión de que no haya velatorio

Foto: Fernando González de Castejón. (YouTube)
Fernando González de Castejón. (YouTube)

Este lunes pasado, Fernando González de Castejón, conde de Atarés, se convertía en protagonista de una historia terrible. Se suicidaba después de haber (presuntamente) asesinado a su pareja y a su amiga en el domicilio familiar. Un drama que, al parecer, tenía como fondo la decisión de su mujer de dejar la vivienda para comenzar una nueva vida. La policía de Homicidios que investiga el suceso ha barajado la posibilidad de que esta noticia del abandono acelerara el enfado del González de Castejón. En su día, hubo una denuncia de malos tratos por parte de su pareja que no llegó a resolverse al no ratificarla posteriormente.

Dado el mal carácter y los prontos impulsivos del aristócrata, la amiga serviría como muro de contención ante una posible agresión. La presencia de la otra mujer no solo no fue de utilidad para tranquilizar a González de Castejón, sino que también acabó siendo víctima. Utilizó una de sus pistolas de colección y, según la información policial, disparó primero contra su pareja, que se encontraba en la cocina, y después en el salón contra la amiga, que no pudo defender ni a Gemma ni a ella misma. Por último, se quitó la vida dejando a una menor huérfana que en la actualidad está a cargo de la familia materna.

placeholder González de Castejón, durante otra de sus intervenciones. (La Sexta)
González de Castejón, durante otra de sus intervenciones. (La Sexta)

El conde de Atarés no tenía buena relación con su familia directa. Su madre y una de sus dos hermanas presentaron en 2009 una demanda por amenazas y el juez marcó una orden de alejamiento que duró un tiempo. A raíz de ese momento, prefirieron mantenerse fuera de la órbita del hijo y hermano. La única conexión con ellos era su pareja, que facilitaba los encuentros con la menor. De Fernando procuraban saber lo justo, aunque les llegaban informaciones sobre los líos que organizaba tanto en público como en privado. Formaba parte de un chat donde el denominador común era tener un título nobiliario. Según publicaba ‘El Español’, eran habituales sus comentarios desagradables e insultos en ese grupo privado contra los que no pensaban como él.

* Si no ves correctamente este formulario, haz click aquí

Ante su falta de empatía con amistades que con el tiempo dejaron de serlo, la familia ha tomado la decisión de que no haya velatorio. Nadie iba a llorar por la desaparición del conde de Atarés y por eso no tenía mucho sentido que se abriera una sala en ningún tanatorio que seguramente iba a estar vacía. Dadas las circunstancias de su muerte, tampoco ha habido incineración y se desconoce si se hará en breve o habrá que esperar hasta que la policía finalice la investigación.

En cambio, ha sido diferente en el caso de las dos mujeres. Sí han tenido ese homenaje póstumo y un responso que ha sido oficiado por el sacerdote en el tanatorio de San Isidro. Una despedida muy diferente para las víctimas que para el verdugo. Con ellas hubo lágrimas y bonitos recuerdos. Para Fernando González de Castejon, nada. Si el coronel de García Márquez no tenía quien le escribiera, el marqués de Perijá no tiene nadie que le llore.

Ni tan rico ni tan querido

Fernando González de Castejón recibió parte del legado que va unido al título nobiliario. En este sentido, Miguel López y Díaz de Tuesta favoreció al primogénito de la familia. Lo hizo en detrimento del resto de los sobrinos. En realidad, González de Castejón no era ni tan rico como presumía ni tan querido en los ambientes aristocráticos. A pesar de ser grande de España al ostentar el título de conde de Atarés y también el de marqués de Perijá, no frecuentaba los ambientes habituales de las reuniones sociales o de la Diputación de la Grandeza.

placeholder González de Castejón, en una imagen de La Sexta.
González de Castejón, en una imagen de La Sexta.

La vida del marqués de Perijá la marcó su tío abuelo Miguel López y Díaz de Tueste, que falleció a los 92 años. Era realmente el que manejaba un importante patrimonio y no el sobrino. Parte del cual, tal y como confirmaba Mariángel Alcázar en 'La Vanguardia', fue a parar a manos de su secretario, Vicente Marín, que estuvo junto al anterior conde de Atarés durante treinta años. Esta decisión molestó a los sobrinos, pero no sirvió de nada la pretendida impugnación, ya que Marín heredó legalmente.

Además estaba el palacete neoclásico de la calle Alcalá Galiano, que el tío abuelo decidió convertir (parte del edificio) en hotel. En la parte superior tenía sus habitaciones y la primera planta se habilitó para los visitantes. Como hacían los lores británicos, el aristócrata recibía a la clientela y enseñaba las obras de arte. Años después, se convirtió en la Fundación María Cristina Masaveu.

Este lunes pasado, Fernando González de Castejón, conde de Atarés, se convertía en protagonista de una historia terrible. Se suicidaba después de haber (presuntamente) asesinado a su pareja y a su amiga en el domicilio familiar. Un drama que, al parecer, tenía como fondo la decisión de su mujer de dejar la vivienda para comenzar una nueva vida. La policía de Homicidios que investiga el suceso ha barajado la posibilidad de que esta noticia del abandono acelerara el enfado del González de Castejón. En su día, hubo una denuncia de malos tratos por parte de su pareja que no llegó a resolverse al no ratificarla posteriormente.

Agresión
El redactor recomienda