Manuela de Arenzana, la nieta de Raphael con perfil de influencer que no quiere ser famosa

En un mundo frenético caracterizado por un continuo cambio, los medios de comunicación también asumen este ritmo en su búsqueda de personajes. Un ejemplo lo encontramos en el repentino estrellato de Victoria Federica hace poco más de año. Precisamente, en la tarde noche de ayer, un nuevo rostro aparecía con fuerza en el universo mediático. Raphael acudía al concierto del veinte aniversario en la música de David Bisbal, celebrado en Madrid, del brazo de su nieta de diecinueve años Manuela de Arenzana, que cautivaba con su belleza y personalidad los flashes de todos los allí presentes.

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Enfundada en un conjunto total black negro corto de blazer clásica y mono con sutil escote pico, la joven evocaba con su simple presencia la imagen de su abuela Natalia Figueroa, quizás gracias a unas cejas pobladas y marcadas, un rasgo físico de lo más reconocible dentro de la familia Martos. Sin embargo, a pesar del revuelo ocasionado y su potencial como influencer, la hija mayor de Alejandra Martos y Álvaro de Arenzana no quiere tener ningún tipo de relevancia pública.

La acompañante estrella de Raphael no solo es una gran admiradora de la trayectoria profesional de su abuelo, sino que también es una apasionada del estilo de vida de la mujer del mismo y busca seguir sus pasos. Alejandra estudia actualmente la carrera de psicología, aunque su deseo principal es poder desarrollarse como criminóloga. Además, entre sus principales aficiones se encuentran la música y el arte. “Dibuja divinamente y tiene mucha sensibilidad para el arte. No sé a quién se parece más, tiene un poco de los dos”, explicó su madre en una entrevista para '¡Hola!' tras su mayoría de edad.

“Mi hija fue un poco más guerrera en su época de adolescencia temprana. No rebelde, pero sí guerrera. Fue una fase. Es una chica disciplinada en la universidad. Es muy ordenada en algunas cosas, y más caótica en otras. Es muy distinta a mí”, continuó explicando. Incluso llegó a revelar algunos de sus planes comunes: “Nos gusta ir juntas a tiendas, salir a comer, visitar museos. A veces sube al taller de restauración y le enseño en lo que estoy trabajando. Tenemos una relación muy bonita. Ya es más mayor y hablamos de cosas de adultos”.

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A pesar de haberse criado frente a los focos en una familia de artistas de alta notoriedad, la hija de Alejandra Martos prefiere encontrarse alejada de las cámaras con un perfil bajo, aunque sí triunfar laboralmente. El ejemplo más claro lo encontramos en su cuenta personal de Instagram, que posee un carácter privado. Una estrategia también seguida por Natalia Figueroa décadas atrás. La nieta del conde de Romanones e hija del marqués de Santo Floro se estableció como una de las periodistas, novelistas y ensayistas más reputadas de nuestro país, pero siempre conservando la distancia con los medios y preservando la intimidad de su vida privada.

Por ello, Manuela de Arenzana Martos ha decidido tomarla como ejemplo a seguir. Sin embargo, es consciente del interés de sus seres queridos y, al igual que hasta ahora, su relación con la prensa continuará siendo escasa pero cordial. Esta madurez la llevará a seguir acompañando a su madre Alejandra, restauradora de pintura en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid; sus tíos Jacobo y Manuel, productores de música y cine, o su tía Toni Acosta, actriz, en los momentos que considere imprescindibles.