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Lucía Rivera: "El miedo extremo que hay a denunciar el maltrato puede matarnos"
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ENTREVISTA

Lucía Rivera: "El miedo extremo que hay a denunciar el maltrato puede matarnos"

Nos reunimos con la modelo, hija de Blanca Romero y Cayetano Rivera, para abordar las principales vivencias recogidas en su libro 'Nada es lo que parece'

Foto: Lucía Rivera. (Pepe Lobez)
Lucía Rivera. (Pepe Lobez)

Lucía Rivera no ha tenido una vida fácil, a pesar de sus orígenes. La modelo saltó a la fama por ser hija de la cantante y actriz Blanca Romero y su padre adoptivo, Cayetano Rivera. Sin embargo, al biológico prefiere mantenerlo fuera de su vida, tal y como relata en su libro ‘Nada es lo que parece’, que no ha dejado de generar titulares a lo largo de este martes.

Más que unas memorias, que a sus 24 años resultarían pretenciosas, la obra narra una experiencia vital dura, marcada por su miedos, el acoso y los abusos que sufrió a mano de algunas de sus antiguas parejas. Lucía fue concebida como la rara, la que llegaba nueva y no encajaba con el resto de alumnos. Según cuenta, los responsables de los centros en los que estaba matriculada tampoco facilitaban esa integración. Aunque pocos recuerdan que sus inicios no fueron para nada fáciles.

placeholder Lucía Rivera, en el evento de Rabat. (Gtres)
Lucía Rivera, en el evento de Rabat. (Gtres)

La joven nació en Gijón con dos fémures rotos. Un viaje en ambulancia en una cesta de mimbre, rodeada de bolsas de agua caliente, le produjo una hemorragia interna y como resultado una parada cardiaca. Pasó un mes en una incubadora. Su madre contó la anécdota muchos años después. Hoy, es ella quien toma voz en su propio relato y responde a Vanitatis las principales dudas surgidas alrededor de sus memorias.

Foto: Lucía Rivera. (Pepe Lobez)

¿Cómo se te ocurrió escribir este libro?

No se me ocurrió, Planeta me planteó hacerlo. También era mi sueño frustrado, así que sueño cumplido. No quiero que sea el último.

placeholder Portada de 'Nada es lo que parece', de Lucía Rivera. (Planeta)
Portada de 'Nada es lo que parece', de Lucía Rivera. (Planeta)

Su infancia

La obra relata que siempre le gustó escribir, ya que era una forma de terapia. “No me gustaban las matemáticas, ni la física, pero en cambio me salía escribir. En una ocasión, una profesora le preguntó a mi abuela si ella me había hecho los deberes. Había escrito relatos que eran dignos de un adulto. En los colegios a los que fui eché de menos esa empatía. Ahora soy consciente del poco tiempo que los profesores dedican a algo tan importante como las emociones, que nos acompañan toda la vida".

Fuiste a varios colegios. ¿Por qué dices que no encajabas?

Quizás no encajé porque había vivido de formas distintas a las que vive un niño convencional y no tenía una vida recta. Si se hubieran esforzado en reforzar las cosas que se me daban mejor y no frustrarme con las demás materias, me hubiera ido mejor.

¿En qué consistió el bullying que sufriste?

Yo era siempre la nueva, la diferente, la enchufada, la sensible, la llorona, el palillo de la clase, la adoptada, la famosilla… Hace poco me enteré de que me llamaban “la fabada en vena”.

Tu imagen ha sido la de una triunfadora, con muchas posibilidades al ser tus padres quienes eran…

Parece que para triunfar tienes que dar imagen de triunfadora. Eso es lo que se encargaron de decirme siempre, aunque estuviera rota por dentro.

placeholder Lucía Rivero y Blanca Romero para Woman'secret. (Laia Benavides)
Lucía Rivero y Blanca Romero para Woman'secret. (Laia Benavides)

Su padre biológico

Una de las situaciones más difíciles que Lucía Rivera tuvo que enfrentar fue la aparición de su padre biológico, tras muchos años sin saber nada de él. Para la niña, este individuo era un héroe que un día aparecería para rescatarla. Sin embargo, un día terminó viendo su cara real.

“Mi padre no había venido a conocerme. El villano había venido a extorsionar a mi madre y a pedirle dinero a cambio de unos vídeos de cuando era una niña y mantenían relaciones sexuales. Gracias, mamá, gracias por protegerme del villano y convertir tu silencio en protección, calma, consuelo y alivio”, cuenta la modelo en ‘Nada es lo que parece’.

placeholder Lucía Rivera posa antes del inicio de la gala. (Gtres)
Lucía Rivera posa antes del inicio de la gala. (Gtres)

Has sufrido maltrato, pero tu generación tiene más información sobre cómo denunciar.

Denunciar sabemos todos, pero los procesos por los que pasan las víctimas son los que nos asustan. Además, la manipulación a la que estamos sometidas hace que ni siquiera te des cuenta de lo que te está pasando. Yo me di cuenta mucho más tarde. Queda mucha concienciación; el miedo extremo que hay a denunciar puede matarnos. Quizá ahora haya más facilidades porque se oye más, pero cuando estás ahí metida no se te pasa por la cabeza. No denuncié por miedo a que él pagara las consecuencias y, sobre todo, por miedo a las que podría pagar yo.

Foto: Ciudadanos en la marcha convocada en Madrid para el 8 de marzo 2022. (EFE)

El maltrato llegó en la adolescencia

La pregunta remite a un extracto del libro en el que Lucía habla del amor en esos primeros años de adolescencia que para ella no fueron fáciles. “Me abrazó y me forzó bastante, yo ni siquiera sabía lo que tenía que sentir en el sexo, así que pensé que era normal el dolor. Se me empaparon los ojos cuando consiguió entrar y pensé 'ya no hay vuelta atrás'. Habría agradecido que alguien me hubiera dicho: Lucía, eso no te hace mejor”, escribe.

Con este “primer amor” tuvo su primer contacto con el maltrato psicológico y posteriormente, con el segundo, conoció el físico: “Se terminó salir con las amigas, el móvil tenía que estar siempre a su disposición y tenía que tener todas mis contraseñas. Cuando no estaba con él debía saber dónde, cómo y con quién estaba y cómo iba vestida. Se acabó salir de fiesta”.

placeholder Lucía Rivera. (Getty)
Lucía Rivera. (Getty)

Además, la modelo plantea por qué era la víctima perfecta. “Ahora que me paro a pensarlo, reconozco que fui la víctima hecha casi a medida. Una niña con muchos abusos interiorizados, los celos posesivos, los insultos... Siempre lo excusaba achacándolo a que estaba drogado y entendí que era una manera 'normal' de relacionarse, que yo sería capaz de hacerle cambiar, que la culpable era yo”.

Foto: Carlos Alvarez/Getty Images

Tus abuelos han sido importantes en tu vida…

Han sido mis padres. Mi abuelo ha sido mi ángel de la guarda, mi apoyo absoluto.

El papel de sus abuelos

Cuenta en uno de los capítulos que, cuando se encontraba desfilando en la Semana de la Moda de Barcelona, estaba tan delgada que después de verla desfilar para Custo, varias marcas decidieron no contratarla. Fue entonces cuando su abuelo viajó hasta la Ciudad Condal para animarla.

placeholder Lucía Rivera, en una imagen de archivo.  (Getty)
Lucía Rivera, en una imagen de archivo. (Getty)

Tiempo después, Lucía Rivera ha hecho su catarsis. Su periplo vital acaba con una palabra: luz. “De pronto, las emociones venían a mí en forma de bomba y pude volver a sentirme útil. Me acepté y empecé a tratarme con la misma compasión que trataba a los demás. Le di la bienvenida a mis miedos y descubrí lo que realmente me importaba”.

Lucía Rivera no ha tenido una vida fácil, a pesar de sus orígenes. La modelo saltó a la fama por ser hija de la cantante y actriz Blanca Romero y su padre adoptivo, Cayetano Rivera. Sin embargo, al biológico prefiere mantenerlo fuera de su vida, tal y como relata en su libro ‘Nada es lo que parece’, que no ha dejado de generar titulares a lo largo de este martes.

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