Oli & Carol, las españolas que han convertido los juguetes para bebé en un negocio de 3 millones de euros

Con apenas 21 y 16 años, Olimpia y Carolina Román decidieron compaginar los primeros años de universidad y los últimos de colegio, respectivamente, para lanzarse al mundo de la empresa con su sueño Oli & Carol, una compañía fundada en Barcelona hace ocho años que hoy está presente en más de 80 países y en el último ejercicio ha facturado casi 3.000.000 de euros en ventas. ¿Su producto? Mordedores y juguetes de caucho para bebés de 0 a 6 años.

Descendientes de dos de las sagas de empresarios más solventes de la burguesía catalana, han tenido el ejemplo en casa durante toda su infancia. Su madre es Lorena Canals, fundadora y propietaria de la conocida empresa de alfombras infantiles presentes en tantos dormitorios de hijos de la jet; su padre, un conocido promotor inmobiliario.

Cuca Canals, ganadora de un Goya de cine, es prima de su madre y uno de sus bisabuelos es Alberto Roura, un destacado empresario de la Costa Brava que lideraba una compañía de alimentación que exportaba a Estados Unidos, algo insólito en aquel momento. No era el primero que emprendía, su padre dedicó su vida a la explotación del corcho con su propia compañía e incluso llegó a presidir la Cámara de Comercio Oficial de España en Londres. Uno de sus tíos abuelos, que vivió varios años en Estoril, formaba parte del círculo de amistades de don Juan de Borbón.

La rama Canals no se queda atrás. Su bisabuelo, Eugenio Canals, contrajo matrimonio con la marquesa de Villa-Palma de Encalada y levantó un imperio textil en Cataluña que continuaron los abuelos de las fundadoras de Oli & Carol.

No es de extrañar que a pesar de su juventud tuvieran las cosas tan claras. “Siempre habíamos querido montar una empresa, pero lo más importante es que fuera sostenible, artesanal y con mucho mensaje de fondo. Era más el cómo que el qué”, nos confiesa Olimpia, la mayor de las dos hermanas, en conversación con Vanitatis. Sin apellidos de relumbrón ni más apoyo familiar que un buen consejo a tiempo, dieron el salto al vacío sin más apoyo económico que el recibido por uno de sus proveedores que rápidamente confió en ellas.

Ahora tienen más de 10 empleados en plantilla y entre sus clientes cuentan con rostros tan conocidos como las hermanas Pombo, Georgina Rodríguez y Cristiano Ronaldo e influencers de todo el mundo. “En su momento las Kardashian nos recomendaron en su lista de productos top para regalar en Navidad en 'Vogue”, recuerda divertida.

No son las únicas que han mostrado a sus pequeños en redes con sus divertidos productos con forma de frutas y verduras. Laura Escanes, Helena Tablada, Laura Matamoros, Lucía Losada, Pilar Rubio, Lorena Castell, Ona Carbonell y hasta la ahijada del rey Felipe, Martina Jáudenes, componen una lista cada día más larga de clientas fieles (cuentan con unos 3.000 clientes en todo el mundo, a los que llegan a través de 29 distribuidores).

“Queríamos crecer rápido y sin una gran inversión inicial, pusimos nuestro producto en manos de distribuidores exclusivos que llevaron la distribución en los diferentes mercados. Nos compraban y ellos distribuían tienda a tienda. Y así empezamos en los mercados donde entendían más este concepto, sobre todo Estados Unidos y Francia”, nos relata la joven empresaria.

“Ahora estamos presentes en más de 80 países y nuestros mercados principales son, además de EEUU y Francia, Alemania, Reino Unido y Holanda, y estamos expandiéndonos también por Japón, Corea, Australia…”. El mercado español está en el top cinco de esta larga lista de países donde triunfan. Venden alrededor de medio millón de mordedores al año en todo el mundo, que salen del almacén que tienen en Barcelona, de algo más de 1.000 metros cuadrados.

Eso sí, su éxito no se les ha subido a la cabeza. Tan cercanas como el primer día, aseguran que llevan una vida normal en la Ciudad Condal, donde crecieron y estudiaron (en el American School), y ahora viven de las ventas de su pequeño gran negocio, levantado gracias, entre otras cosas, a los grandes consejos de su madre, Lorena Canals.

“De ella lo hemos aprendido todo. Desde pequeñas íbamos con ella a la fábrica en India, visitas al almacén, nos decía de hacer prospecciones… Como lo hemos vivido tanto en casa, también a nivel de nuestros abuelos y bisabuelos, que también tenían empresas, no se nos hacía una bola aunque éramos muy jovenes. Nos lanzamos y rápidamente conectamos con la clientela que buscábamos, preocupada por buscar productos biodegradables y sostenibles para sus hijos”.

Ese fue el primer paso. Ahora también forman parte de la empresa de su madre. “Lorena está involucrada en el diseño de Oli & Carol y nosotros en Lorena Canals. Es un family business”, confiesa emocionada. Su padre ejerce de director financiero de la empresa. Eso sí, “no está en nómina”, confesaban las hermanas hace un tiempo durante una entrevista concedida al diario 'Expansión'.

Unos pasos lentos pero seguros que también marcaron los inicios de la trayectoria empresarial de su madre, tan exitosa como la de sus dos hijas. “De niña fue casi invisible para su familia, pero de esta heredó tanto la creatividad como el talante emprendedor para forjarse su propio destino. Tras detectar una carencia en el mercado, cubrió esa necesidad y convirtió su innovación en un negocio que hoy llega a sesenta países”. Así la introducía el medio ‘Testimonios para la historia’ en 2018 en una entrevista en la que Canals relataba cómo sus abuelos le traían colores de Suiza.

Con una empresa que varias veces han apodado “el Zara de las alfombras” por su precio tan competitivo de venta, revolucionó el mercado con la idea de desarrollar alfombras lavables en la lavadora, fundamentales para todos aquellos que saben lo incompatible que es tener un bebé o un niño de corta edad y un producto como una alfombra que no se pueda limpiar fácilmente con frecuencia.

Un espíritu inasequible al desaliento que sus hijas aplican en su día a día, en el que no hacen más que lanzar nuevos productos, algunos de la mano de rostros tan conocidos como Ágatha Ruiz de la Prada, con quien crearon un mordedor con fines benéficos, o la reciente colaboración con el movimiento Bauhaus.