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Así es la casa de Castilfrío de la Sierra, el refugio soriano de Sánchez Dragó
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La heredó de su padrastro

Así es la casa de Castilfrío de la Sierra, el refugio soriano de Sánchez Dragó

Construida hace más de un siglo, la vivienda de piedra alberga una biblioteca con más de 120.000 libros y un sinfín de recuerdos de la vida del escritor que fallecía el pasado lunes en esta localidad

Foto: Fernando Sánchez Dragó. (EFE/Xoán Rey)
Fernando Sánchez Dragó. (EFE/Xoán Rey)

Como buen observador de la vida y las personas, Fernando Sánchez Dragó habló siempre de la importancia de viajar y compartir conocimientos con otras culturas. Para él no existían fronteras, y vivió en distintos países, como Kenia, Senegal, Marruecos o Japón. Pero siempre soñaba con volver a Soria, su lugar favorito del mundo y en el que mantuvo su refugio, el lugar que él consideraba como el descanso del guerrero: Castilfrío de la Sierra. “Un pueblo de 8 habitantes donde no hay taberna y la casa más moderna tiene 300 años”, decía orgulloso. Un pequeño municipio situado a 30 kilómetros de la capital.

El prolífico escritor, que firmó un centenar de obras entre novelas y ensayos, vivió sus últimos años en esta localidad, donde falleció el lunes 10 de abril a los 86 años víctima de un infarto. Último premio Castilla y León de las Letras, en este lugar escribió precisamente su discurso de agradecimiento que esperaba poder leer el 21 de abril en Valladolid.

placeholder Una imagen del interior de la casa de Sánchez Dragó. (La 8 Soria)
Una imagen del interior de la casa de Sánchez Dragó. (La 8 Soria)

Aunque nació en Madrid, siempre presumió del vínculo que tenía con este lugar de la comarca de Almarza y también con la casa, que había heredado del segundo marido de su madre. Él mismo contó que se la había comprado a sus hermanos por tres millones de pesetas en 1996 y que tardó más de 8 años en restaurarla. Construida hace más de un siglo al lado de la iglesia del pueblo, con piedra y carpintería en puertas y ventanas, tiene una superficie de 440 metros cuadrados y un corral. El escritor fue añadiendo algunos terrenos adyacentes para acoger el proyecto de una casa rural y lo que él consideraba su mayor tesoro: una biblioteca.

“No exagero pero creo que es la biblioteca privada más grande del mundo”, decía. Lector incansable, Sánchez Dragó había acumulado aproximadamente 120.000 volúmenes. “Es el fruto de haber sido un niño que empezó a leer a los 3 años y desde entonces he leído un libro cada día. Además, tengo el privilegio de ganarme la vida leyendo. He sido quien ha presentado los únicos programas de literatura hechos en televisión y he ido acumulando todos los que me regalaban escritores, editores…”. Parece que su intención era legarla al pueblo.

placeholder Fernando Sánchez Dragó, en la Feria del Libro de Madrid. (EFE/Kote Rodrigo)
Fernando Sánchez Dragó, en la Feria del Libro de Madrid. (EFE/Kote Rodrigo)

“Aquí vive Fernando Sánchez Dragó, escritor y viajero, sivaíta [del dios Siva], Caballero del Escarabajo y Gran Maestre de la Orden de Gea", reza en un cartel a la entrada de esta vivienda, donde se acumulan también todos los objetos que significaron algo para él: “Se ha convertido en un museo de mis andanzas y viajes. Mi autobiografía está escrita en sus paredes, porque he traído centenares y centenares de objetos que proceden de toda Asia, América y de todas las partes del mundo”, describía a La 8 Soria en su última entrevista para este medio local. Vivió sus últimas semanas rodeado de estos testimonios materiales de una vida tan intensa y azarosa.

Fernando Sánchez Dragó se quedó muy pronto huérfano de padre, Fernando Sánchez Monreal, periodista asesinado en Burgos durante la Guerra Civil. Su madre, Elena Dragó, era una profesora de francés que se casó después con Guillermo Álvarez Herrero, quien nació en esta casa de Castilfrío de la Sierra.

placeholder El escritor Fernando Sánchez Dragó, en la tertulia Charlas con Valor en 2015. (EFE/Javier Belver)
El escritor Fernando Sánchez Dragó, en la tertulia Charlas con Valor en 2015. (EFE/Javier Belver)

Era hijo adoptivo de un soriano ilustre, Felipe Las Heras, periodista, impresor y político, que fundó el diario ‘El Avisador Numantino’, y se convirtió en inspiración para aquel pequeño que había sufrido las consecuencias de la guerra y que poseía una curiosidad infinita. Sánchez Dragó quedó hipnotizado por Soria, a la que consideraba su “patrimonio indivisible”.

Cuando llegué por primera vez el 1 agosto de 1944, con 8 años, me quedé fascinado. Era un niño muy despierto, lector voraz de novelas de aventuras y cuando me bajé del automotor, como lo llamaban antes, sentí la misma sensación que si estuviera llegando al pueblo de una película del oeste. Quedé atrapado por aquel olor a wéstern”. Echó sus raíces por completo en Soria, también como escritor, porque allí fue donde trazó sus primeras líneas y descubrió la literatura gracias a Antonio Machado.

placeholder Fernando Sánchez Dragó posa para EC en su domicilio de Madrid. (Alejandro Martínez Vélez)
Fernando Sánchez Dragó posa para EC en su domicilio de Madrid. (Alejandro Martínez Vélez)

Ahora esta casa, en la que el propio Sánchez Dragó reveló tener un ataúd donde echaba la siesta, forma parte de la herencia inmobiliaria que les ha dejado a sus cuatro hijos, y que se suma a varios pisos y terrenos más en Soria y también en Madrid.

Cuando le preguntaban sobre temas políticos siempre contestaba: “Yo soy un hombre de campo, esté en Soria, recorriendo el Sahara o yendo al Tíbet. La política me interesa muy poco”.

Como buen observador de la vida y las personas, Fernando Sánchez Dragó habló siempre de la importancia de viajar y compartir conocimientos con otras culturas. Para él no existían fronteras, y vivió en distintos países, como Kenia, Senegal, Marruecos o Japón. Pero siempre soñaba con volver a Soria, su lugar favorito del mundo y en el que mantuvo su refugio, el lugar que él consideraba como el descanso del guerrero: Castilfrío de la Sierra. “Un pueblo de 8 habitantes donde no hay taberna y la casa más moderna tiene 300 años”, decía orgulloso. Un pequeño municipio situado a 30 kilómetros de la capital.

Fernando Sánchez Dragó
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